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jueves, abril 12, 2007

Opinión - Jorge Souza Jauffred

La Feria

Los salarios de los políticos, establecidos sin ningún parámetro

El CTVS, una voz en el desierto

Jornada Jalisco

Salarios y ¡Salarios! Nada más justo que el aumento de 7 por ciento que se otorgó recientemente a los trabajadores del gobierno del estado, luego del largo castigo de seis años que impuso la anterior administración a sus aumentos salariales. Nada más pertinente que incrementar (aunque no sea suficiente) el pago mensual de esta gente que cumple una jornada completa de trabajo a cambio de sueldos de 3 y 3 mil 500 pesos mensuales. Y estamos hablando de miles de empleados que luchan día con día contra la carestía y las limitaciones para cubrir el costo de alimentos, vivienda, transporte (por cierto malo y caro), educación, medicinas y un larguísimo etcétera.

Es en ese contexto, de una realidad que muestra a miles de burócratas con sueldos ínfimos, en donde debemos discutir el nivel de los salarios que perciben los regidores, los diputados y otros políticos afortunados. El marco del debate debe ser la enorme distancia que prevalece entre lo que ganan los altos jefes y lo que reciben los empleados. Entre los ciento y tantos mil pesos contra los 3 ó 3 mil 500. Ahí es donde debemos plantear cuáles son los salarios adecuados para uno y otro puesto; donde debemos justificar cada salario con argumentos sólidos, sustentados por un espíritu de justicia y equidad.

¿Cómo y por qué los regidores de Guadalajara reciben 117 mil pesos, y cómo, por qué y sobre qué bases los regidores de Zapopan quieren igualar sus percepciones con sus pares tapatíos? Da más bien la impresión de que, más allá de argumentos y justificaciones, la preocupación principal de estos funcionarios es aumentar en la medida de lo posible sus ingresos personales. Qué lástima que no haya una valoración objetiva y científica del trabajo, que no exista una institución que dictamine cuál es el salario justo de un político y cuál el de los trabajadores de base, en el gobierno.

Con la idea de crear este mecanismo se constituyó en el año 2002 el Comité Técnico de Valoración Salarial de Jalisco (CTVS), integrado por representantes de los tres poderes en el estado y por investigadores de las seis principales universidades locales. Aunque se integró en respuesta a las reiteradas protestas de los jaliscienses por los salarios desajustados, injustos y desfasados que muchos políticos se otorgaban a sí mismos, el CTVS ha ido en picada y ahora ya no responde a las exigencias de la opinión pública.

En sus primeros años, las recomendaciones que emitió el comité sobre los sueldos que debían percibir los jefes del gobierno fueron difundidas ampliamente por los medios de comunicación, con el consecuente impacto en la opinión pública. Esta forma de mostrar el desfase de los salarios fue seguida con frecuencia por las correcciones requeridas y los ajustes necesarios. Pero más tarde, las recomendaciones que emitía el organismo comenzaron a ser ignoradas; no sólo por los medios, sino también por los afectados, quienes mantenían sus mismos salarios a pesar de la opinión del Comité.

Urge revivir el CTVS, en bien de la transparencia

Ese es precisamente el momento en el que el CTVS deja de ser un organismo útil y se convierte en una especie de cascarón, pero vacío. La única forma en la que podría revivirse es convirtiendo obligatorias sus recomendaciones. Si se le da el poder de determinar los salarios oficiales y de obligar a los funcionarios a que se ajusten a ellos, entonces se habrá dado un gran paso. Los ciudadanos tendrán la certeza de que las percepciones de magistrados, diputados, regidores, secretarios y hasta las del gobernador, no han sido fijadas caprichosamente, sino que responden a un programa de definición salarial, con bases sólidas, científicas, operadas por expertos. Pero si, en cambio, el CTVS continúa vegetando y “recomendando” sin que nadie acate sus recomendaciones, entonces no tiene sentido su existencia.

El gobernador Emilio González ha dicho en varias ocasiones que su gobierno será transparente. Un elemento básico para llevar esa transparencia al campo de la definición de los salarios políticos sería la readecuación de este comité, otorgándole el poder de la obligatoriedad de sus recomendaciones. Así, los políticos mantendrían sus manos limpias, alejadas de la asignación de sus propios emolumentos, y se brindaría a los ciudadanos la tranquilidad de saber que, al menos en lo que a salarios se refiere, no se está abusando de los recursos públicos. En esa forma, los regidores de Guadalajara tendrían que acatar el salario que el Comité determine; igual que los de Zapopan, los de Tlaquepaque o los de El Salto.

Finalmente, hay que consignar que es absolutamente cierto lo que dijo Jorge Salinas a La Jornada Jalisco. A los ciudadanos les molestan los altos sueldos de los políticos. Sí, pero les molestan, primero, por la distancia que existe entre estos salarios y los que percibe la gente común, y, segundo, porque estas percepciones se fijan caprichosamente. El ciudadano común, a través de los medios de comunicación, observa cómo algunos políticos disputan los aumentos salariales, cómo luchan por obtener un bono pese a quien le pese, y cómo (a veces con cinismo) hacen valer la ley de sus pantalones para otorgarse compensaciones, prebendas y otras ganancias que tal vez podrán ser legales, pero nunca lícitas. Y eso es todo por ahora. Nos leemos mañana en esta misma Feria. Mientras, que usted disfrute la parte final de sus vacaciones.

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