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domingo, abril 15, 2007

Opinión - Jorge Gómez Naredo

¿Se tiene en México y en Jalisco un partido de izquierda?

Jornada Jalisco

El PRD, se supone, es un organismo político progresista (en sus estatutos se declara que fungirá como un “partido de izquierda democrático”), que busca, por todos los medios posibles, la justicia: hacer las cosas más igualitarias entre los distintos sectores económico-sociales de la población mexicana; luchar para revertir las indignantes y aberrantes injusticias en el país, donde unos cuantos tienen absolutamente todo y muchos, la mayoría, tienen poco o nada. Pero, ¿acaso el PRD ha cumplido verdaderamente su labor de ser un partido de izquierda?, ¿en los distintos estados se llevan a cabo labores de concientización y análisis político?, ¿se vela y defiende el bienestar de los estratos más desprotegidos?


En días pasados, en una entrevista hecha por este articulista a Gilberto Parra, el ex presidente estatal del PRD-Jalisco y ex diputado federal mencionó: “la naturaleza del partido [PRD en Jalisco] cambió radicalmente: de ser un partido que estaba de alguna suerte vinculado a los sectores más humildes de la población en Jalisco, se convirtió en una especie de franquicia al servicio de un grupo de poder”. No cabe duda que en el estado el PRD no ha logrado vincularse con los sectores menos favorecidos ni ha podido encabezar luchas sociales de interés general. Todo se ha arreglado en las cúpulas, y los graves lastres que aquejan al organismo a nivel nacional, también se observan en lo local. El problema principal es la lejanía de un partido de izquierda con sus bases, con el pueblo, con quienes viven en la marginación.

En el sexto Congreso Nacional del PRD, celebrado en la ciudad de Zacatecas del 24 al 28 de abril de 2001, se aprobó una declaración de principios que dispuso claramente: “el Partido de la Revolución Democrática se propone recoger las aspiraciones, intereses y demandas de la ciudadanía, en especial de quienes sufren la explotación, la opresión y la injusticia. Se compromete con las mejores causas del pueblo, de la nación y sus regiones, para construir una sociedad justa, igualitaria y democrática que tienda a suprimir la explotación del hombre por el hombre”. Pero, ¿acaso lo ha hecho?, ¿en Jalisco, el partido del sol azteca se ha interesado por las demandas del pueblo, de la sociedad?

En las pasadas elecciones de 2006, pese a la crisis de credibilidad, el PRD obtuvo un buen número de posiciones políticas: las más altas en toda su historia (en realidad la coalición Por el Bien de Todos ganó la Presidencia de la República, pero el fraude electoral maquinado por Acción Nacional y por el gobierno de Vicente Fox impidió la victoria legal –y reconocida– de López Obrador). Esto acalló la necesidad de reflexionar sobre el futuro y la congruencia de la dirigencia del sol azteca. Se olvidó que la mayoría de las personas que votaron por el PRD no lo hicieron porque éste hubiera representado una opción de izquierda, sino por el fenómeno AMLO, por la popularidad y la congruencia del líder tabasqueño. Fue clara la tendencia en estados con raigambre panista, donde los resultados pusieron en evidencia la crisis del partido. Por ejemplo, en el distrito VIII de Jalisco, los resultados en la elección federal fueron de 102 mil 5 votos para Calderón, 35 mil 58 para Roberto Madrazo y 34 mil 506 para López Obrador. En ese mismo distrito, para diputados locales hubo 67 mil 46 votos para Acción Nacional, 45 mil 17 para el PRI y el PRD obtuvo solamente 12 mil 835. ¿Por qué la gran diferencia?, ¿por qué AMLO obtuvo 34 mil 506 sufragios y los diputados locales del sol azteca sólo consiguieron 12 mil 835? ¿Qué pasó? Simple: en Jalisco el PRD está en crisis y no tiene credibilidad, su trabajo de base (una cuestión imprescindible en un partido de izquierda) es nulo y no encabeza, como se esperaría, las luchas sociales de los más desprotegidos. Entonces: ¿por qué votar por él?

En la declaración de principios del PRD de 2001 se lee claramente: “es propósito del PRD contribuir a la creación de la dimensión ética de la política, sustentada en el humanismo, en los valores del pensamiento crítico, el compromiso democrático y la vocación social. El PRD no busca el poder por el poder mismo, sino que lo concibe como medio para transformar democráticamente la sociedad y el Estado”. ¿Se están respetando estos principios? Por supuesto que no. En muchos estados (y Jalisco es un caso ejemplar), el partido del sol azteca no tiene contacto con las aspiraciones de la inmensa mayoría de los ciudadanos, no se lucha por la justicia ni por purificar la vida política. Hay oportunismo y todo se resuelve en las cúpulas. Es inexistente la reflexión sobre nuevas vías para obtener apoyo popular y para estar, codo a codo, luchando con el pueblo. No cabe duda que las palabras de Gilberto Parra tienen mucho de verdad: “el PRD se desvirtuó, pasó a ser un instrumento grotesco [...] y como alternativa de cambio, pues no ha logrado convencer”.

¿Se puede transformar al PRD?, ¿estamos condenados a que el único partido de izquierda existente en México carezca de valores éticos y compromiso social?, ¿es posible impedir que las siglas del sol azteca se vendan al mejor postor en tiempos de elecciones? Gilberto Parra vacila al respecto: “la gran duda que yo tengo es si realmente el PRD puede hacer esa renovación, esa refundación que reclama a gritos o si ya es un caso perdido. Tengo esa interrogante”. Seguramente muchos también tienen esa duda y constantemente se cuestionan: “¿tenemos en México y en Jalisco un partido verdaderamente de izquierda?”

jorge_naredo@yahoo.com

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