Páginas

::::

miércoles, abril 11, 2007

Columna Redes Ciudadanas

Redes Ciudadanas

Un mejor destino para México y para Jalisco

JOSÉ GUADALUPE ZAMARRIPA DE LA PEÑA

Jornada Jalisco

La segunda asamblea de la Convención Nacional Democrática tuvo varios éxitos. El más significativo de ellos fue terminar con el “funeral mediático” que el pequeño grupo de privilegiados había impuesto, con tal de desaparecer de la opinión pública a Andrés Manuel López Obrador.

Ese intento resultó estéril, pero no dejó de ser perverso y antidemocrático. La alianza entre los fundamentalistas tecnocráticos y la derecha intolerante busca pintar todo de un solo color, ni siquiera el gris de la mediocridad espuria, sino el rojo de la violencia, tratando de reeditar la vieja unanimidad nacionalista de los peores años del partido de Estado.

Con tal afán restaurador, los que asaltaron el poder por medio de elecciones fraudulentas le dan la espalda a la historia. Olvidan, por ejemplo, que llevamos ya casi 40 años destinados a la construcción de la democracia en México.

Dos generaciones de mexicanos se han empeñado en este propósito y han impulsado todo tipo de organizaciones sociales, civiles y políticas, inclusive trágicas experiencias armadas, con tal de lograr un cambio verdadero. De todas las experiencias se han obtenido enseñanzas y han permitido la acumulación de una fuerza cultural plural y diversa que le han dado vida, no sin errores y sectarismos, a las izquierdas nacionales.

Desde 1968, cuando el movimiento estudiantil popular (que, dicho sea de paso, lamentablemente tuvo una expresión marginal en Jalisco) puso en tela de juicio todo el entramado corporativo y unipartidista que ahogaba a nuestro país, han pasado casi 39 años.

Señalo esto porque bien podemos establecer un paralelismo histórico útil. No hay que olvidar, dicho sea de paso, que la historia es la maestra de la vida, y que la historia nos ayuda a saber de dónde venimos y para dónde queremos ir.

De la promulgación de la Independencia, en 1824, a la República Restaurada, en 1867, pasaron 43 años. Casi la mitad del siglo XIX fue dedicada a la construcción de la nación. Fueron tiempos de fuego cruzado, más difíciles aún que los que ha vivido nuestra generación, en donde se sufrieron dos invasiones, se perdió más de la mitad del territorio nacional, y la constante fue el enfrentamiento, más de una vez armado, entre los mexicanos.

Fueron dos generaciones de liberales mexicanos las que se dedicaron por completo a esta causa. Y cuando pocos confiaban en esa fuerza, Juárez, Lerdo e Iglesias, aquellos hombres que parecían gigantes, hicieron triunfar a la República, terminando con la monarquía y sentando las bases de una nación verdadera.

Hubo una generación que los antecedió y de entre ella destacan, entre otros, dos jaliscienses ilustres: Mariano Otero y Valentín Gómez Farías.

Este último, ironías de la vida, sufrió una persecución aún mayor que la que se emprendió contra López Obrador. Sin embargo, como hombre de convicciones, Gómez Farías dejó como un legado histórico imprescindible a la Constitución de 1857, su auténtico testamento político.

Menciono esto debido a que ahora, como en aquellos tiempos del siglo XIX, dos generaciones de mexicanos se han dedicado por completo a la causa de la democracia.

Y esto es muy importante tenerlo en cuenta, porque lejos, muy lejos estamos de ser precursores de este movimiento. Por el contrario, nuestra generación tiene el desafío histórico de dar el paso definitivo hacia la democracia.

Por ello, y más allá de la tristeza y la frustración que ocasionó el fraude electoral y la imposición de un presidente espurio, el movimiento democrático nacional está ubicado en una nueva etapa de participación social.

Estoy convencido de que ése es el contexto de la Convención Nacional Democrática (CND). Aún en el día a día es posible comprobar que fue correcta la decisión de nombrar, como lo hicieron más de un millón de mexicanos, presidente legítimo de México a Andrés Manuel López Obrador y establecer a la CND como el espacio de confluencia política, social y cultural del movimiento electoral de 2006.

Y ahora, con lo ocurrido entre los días 21 al 25 de marzo pasados, los convencionistas dieron un paso más para fortalecer un programa que los identifique y asumieron el compromiso de extender hacia abajo y entre todos a la Convención Nacional Democrática.

Quizá ésa fue la decisión más importante de la segunda asamblea de la CND: trabajar para tener comités municipales en los casi 2 mil 500 municipios del país.

La otra decisión fundamental fue celebrar una asamblea extraordinaria en el caso de que el gobierno usurpador o las fracciones parlamentarias del Prian intenten privatizar en cualquiera de sus modalidades a Petróleos Mexicano. Es muy sencillo: el patrimonio de la nación no se vende, se defiende.

Hay que señalar que estos acuerdos forman parte de un abanico de resolutivos que buscan defender a la nación y sus recursos, pugnar por la reorientación completa de la economía nacional, lograr la transformación profunda de las instituciones, luchando contra el nepotismo, la corrupción y el tráfico de influencias, así como pugnando por un nuevo orden constitucional acorde con el reclamo democrático que emerge desde el México profundo.

Finalmente, hay que resaltar que la CND adoptó dos acuerdos particulares que tienen que ver con la vida de nuestro estado: exigir el cese inmediato de los trabajos dirigidos a la construcción de la presa de Arcediano, por sus ampliamente documentados efectos nocivos a la salud de los jaliscienses y daños al medio ambiente de la región, frenando también los negocios ilícitos y el tráfico de influencias que en el ámbito estatal y federal impulsan los representantes de la derecha jalisciense.

El otro acuerdo es demandar la renuncia inmediata del señor Fernando Arias, a su cargo en la Dirección de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación, para que se someta a la acción de la justicia por su obstrucción deliberada de la misma, en el indignante caso que ya comentamos en la primera entrega.

En fin, que la Convención Nacional Democrática ha adoptado ya un programa mínimo, pero eficaz, y tiene ante sí el desafío de extender su presencia organizada en todos los rincones del país.

Más allá de cualquier pronóstico, lo cierto es que millones de mexicanos han hecho suyo este compromiso y la paciencia, junto con la perseverancia, ayudarán, sin duda alguna, a que se abran los cauces de las libertades, la justicia, la igualdad y la dignidad en todos los rincones de la patria, dejando los tiempos de canallas que ahora se viven a la misma altura y en el mismo lugar que el triste gobierno de Pascual Ortiz Rubio.

No hay comentarios.:

radioamloTV