Justicia o barbarie (Un dilema mexicano en siete escenas)
La Jornada
1. La novena megamarcha de la Alianza Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), con su variada y bulliciosa composición, estuvo encabezada, según informó La Jornada del 4 de febrero pasado, por una representación simbólica de la Justicia Violada (una mujer vestida de túnica blanca con grandes manchas de sangre), cuya escolta era un grupo de mal encarados Granaderos también simbólicos. Detrás, la multitud.
2. Hace más de tres meses, según informó La Jornada del 5 de febrero, "la maestra Carmen López Vázquez, una de las voces más representativas de la lucha de la APPO, fue prevenida por un mensaje telefónico anónimo que 'dos de sus tres hijas serían víctimas de un atentado'. La voz en el teléfono dijo al esposo de la maestra: 'encierre a sus hijas, señor, enciérrelas. La maestra Carmen ya da mucha guerra, dicen, pero no van sobre ella, van sobre sus hijas. A reventar ¿eh?, a reventar sobre sus hijas. Ya nos dio mucho miedo todo este pedo, es información muy confidencial. [...] Tienes dos hijas, una de 14 y otra de 12, o algo así'".
El 20 de enero, el informe de la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos denunciaba la cifra de 23 personas muertas identificadas en el conflicto de Oaxaca, y "sospechas fundadas de la existencia de personas desaparecidas". La identificación de éstas se hacía díficil, agregaba la CCIODH, debido a "la falta de denuncias presentadas". Una madre dijo a la Comisión: "Ya me desaparecieron un hijo. Si lo denuncio, me desaparecen al otro".
Esta comisión, al igual que otros organismos de derechos humanos, comprobó y denunció múltiples casos de abusos sexuales y violaciones a mujeres y hombres por parte de los miembros de los cuerpos de seguridad federales y estatales. Lo mismo ocurrió en mayo de 2006 en Atenco. Pero la Secretaría de Seguridad Pública federal, alegando motivos de "seguridad nacional", se ha negado hasta el momento a dar cualquier información que permita identificar a los responsables, informa La Jornada el 5 de febrero bajo el título: "Las torturas contra 14 mujeres de Atenco, en ruta de quedar impunes".
3. En su edición del viernes 2 de febrero, en la página 38, La Jornada publicó una nota de Ruben Villalpando, corresponsal en Chihuahua, titulada: "Permite Ministerio Público la violación de una menor". Después de informar que el Departamento de Delitos Sexuales y Contra la Familia de la Subprocuraduría de Justicia de Chihuahua está a cargo de la agente del Ministerio Público Isaura Rodríguez Jiménez (hoy suspendida), la nota dice:
"La noche del 27 de enero la menor [una niña de 13 años], acompañada de su abuela materna y tíos la madre radica en Durango acudió a dicho departamento para denunciar que su vecino, de 34 años, la hostigaba sexualmente y la había agredido físicamente, por lo que pidió a las autoridades que actuaran.
"Pese a que la agente del Ministerio Público conoció con detalle la situación de la menor, en lugar de integrar una averiguación previa le sugirió a la abuela de la niña que 'dejara de usar faldas cortas para que no tuviera problemas' e insinuó que había una relación entre la menor y Mandujano Ramírez (el vecino).
"Dos días después, el 29 de enero, dos cómplices de este último, cuya identidad se desconoce, secuestraron a la niña en un vehículo propiedad del agresor y la llevaron al domicilio de éste, donde los tres abusaron sexualmente de ella y la mantuvieron atada de pies y manos dos días.
"Al ver que la menor no aparecía, sus familiares, quienes pidieron el anonimato, solicitaron apoyo a la policía municipal. Agentes de la corporación se trasladaron a la casa del agresor, quien al recibir a los uniformados negó que tuviera en su poder a la adolescente.
"Sin embargo, al asomarse a la vivienda vieron a la víctima desnuda, atada de pies y manos y con la boca cubierta. Luego de rescatarla, los agentes detuvieron a Rafael Mandujano y lo consignaron ante las autoridades. Sus cómplices siguen prófugos".
Es legítima la conjetura de que el violador supo que la familia lo había denunciado ante el Ministerio Público y decidió mostrar quién las podía. Es decir que bien pudo haber sido la denuncia lo que precipitó la agresión, según temía en su caso la madre de un hijo desaparecido en Oaxaca.
4. Dicen el gobierno federal, el gobierno de Oaxaca, el gobierno del estado de México, a través de sus respectivos secretarios responsables de la seguridad pública, que no pueden actuar porque no hay denuncias, cuando éstas sobran. Niegan la realidad y encubren la impunidad, en un peligrosísimo juego de engaños y ficciones.
Tengo en mi poder un breve y notable video sobre Oaxaca de Mal de Ojo TV, titulado La pesadilla azul. En dicho documental, además de escenas de la represión, aparecen varios testimonios de oaxaqueñas a cara descubierta. Una madre, vendedora de dulces de Santa Lucía del Camino, y su hija adolescente, estudiante, refieren con lenguaje articulado y preciso las agresiones que sufrieron en las calles de Oaxaca cuando la Policía Federal Preventiva las apresó y terminó por enviarlas al penal de Nayarit ("sólo después de cinco días supe adónde estábamos", dice la señora).
Iban ellas con su canasta de dulces por la calle cuando se les vinieron encima los policías: "no me importa quién eres ni qué haces, tú me las pagas", les gritó el primer Pefepo (así les dicen allá a los de la PFP), y la emprendieron varios a garrotazos y a patadas contra las dos. Cuando la madre quiso proteger a la hija con su cuerpo, la arrastraron al grito de "desgraciada puta". Cuando la hija, una adolescente de unos 17 años, desde el suelo preguntó: "¿Por qué le pegas a mi mamá?", le cayeron a garrotazos y patadas, le lesionaron un ojo, le fracturaron la nariz y la dejaron inconciente: "ahora los médicos dicen que me tengo que hacer una operación en el tabique, pues no respiro bien, pero no sabemos cómo podremos pagarla", dice la niña en el video. "Me tocaron completamente", dice. La madre agrega que los policías, cuando llevaban a las mujeres presas en la camioneta, "les pasaban los garrotes por todas partes entre las piernas", y les decían "llevamos buenos garrotes para darles lo que quieran". "Mucho miedo teníamos", dice la señora, y ambas denuncian otras muchas vejaciones.
Otra mujer cuenta, con la misma precisión y una voz firme y acongojada, cómo a ella la detuvieron, entre cuatro la tiraron al suelo, la patearon, le fracturaron una costilla y después le dijeron: "Párate, pinche vieja. Ya estás vieja para andar en esas pendejadas". "Eso me dio coraje, me dolió", dice la señora. "Nadie está viejo para alcanzar un sueño. Para eso llegó el pueblo a organizarse, por un sueño de justicia y de una verdadera paz, no una paz a base de sometimiento". Dice después que en la camioneta en la cual las llevaron, esposadas, a una base aérea, iban varias mujeres muy lastimadas por los golpes. Al llegar a la prisión las obligaron a desnudarse totalmente y a hacer sentadillas, "no sabíamos para qué", dice la señora. En una toma diferente del video, la adolescente refiere la misma experiencia "nos trataron como a los criminales más peligrosos", dice y explica que las sentadillas "era para ver si traíamos algo escondido en la vagina o en el ano".
Mujeres mexicanas, pues, al igual que en Atenco, así tratadas por los gobiernos y los cuerpos de seguridad de su patria.
5. Al día siguiente de la noticia sobre la niña secuestrada y violada en Chihuahua porque el Ministerio Público desoyó e hizo mofa del ruego de protección por parte de sus familiares la funcionaria insinuó que había una relación entre ella y el violador, dice la familia, La Jornada, en su edición del 3 de febrero, página 30, informó sobre el siguiente episodio. Escribe el corresponsal:
"Internos del penal de Ciudad Juárez asesinaron a Rafael Mandujano Ramírez, quien estaba acusado de haber secuestrado y atacado sexualmente a una menor de 13 años de edad. Mario Alberto Jurado Téllez, director del departamento jurídico de ese penal, dijo que en cuanto Mandujano Ramírez llegó a la celda 14, el custodio encargado reportó que un grupo de internos rodearon al preso durante varios minutos y luego de que se retiraron del lugar, 'el cuerpo estaba en el piso en medio de un charco de sangre'".
6. ¿Entonces qué, dice uno, entonces qué? Fragmentación del poder en los múltiples poderes de cada gobernador convertido en cacique, desde Oaxaca hasta Puebla, Toluca y más allá; impunidad de los cuerpos armados del Estado para reprimir, matar, torturar y violar; denegación de justicia a todos los niveles, hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación que se niega a hacerse cargo del caso de Atenco; desintegración de la idea y del sueño de justicia en la barbarie difusa de la justicia por mano propia; despojo, explotación, desempleo, migración, desprecio; aumento de los precios de los artículos de consumo popular y desvalorización del salario y del ingreso; insolencia de la riqueza y proliferación de la violencia en todos los niveles.
Estamos, parece, ante una profunda crisis de fragmentación, de legitimidad y de reproducción del poder estatal nacional, crisis compartida por todas las formaciones políticas partidarias que, mediante los procesos electorales, lo ejercen a nivel nacional, estatal y legislativo. La misma situación abarca al hoy desconcertado y confundido movimiento de oposición que se declara "gobierno legítimo".
Esa crisis, si no se lograra articular una respuesta organizada desde las fuerzas sociales que la sufren, puede conducir a una tragedia. Desde Atenco a Oaxaca hay una escalada represiva, así como se va escalando la sensación de injusticia, desprecio y abuso que vive la población. Todo esto puede desembocar en una gran ola de violencia contra el pueblo, que a su vez podría soltar todas las furias acumuladas por los agravios y los desprecios. El odio de los humillados y desposeídos recorre México.
7. Para cerrar esta serie de noticias, anoto una que salió el 5 de febrero en la página 13 de La Jornada, enviada desde Oaxaca por el corresponsal Octavio Vélez Ascencio. Dice así:
"De la religiosidad tan arraigada en el pueblo de Oaxaca surgió la imagen del Santo Niño APPO. Apareció durante la novena megamarcha del sábado, ataviado con casco, escudo, paliacate y una bazuca en la espalda. Ahora integrantes y simpatizantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca dirigen a esta nueva imagen sus plegarias, para que 'interceda ante Dios por la salida de Ulises Ruiz'. La oración que acompaña a la imagen dice: 'Desde este humilde hogar, te pido a ti, Niño APPO, que no permitas que esta lucha sea en vano, que la muerte de nuestros compañeros no quede impune, que nuestros compañeros presos sean liberados y que los perseguidos y exiliados tengan la libertad de regresar a sus hogares'".
Así sea, pues el atuendo de este Santo Niño merece ser tomado en cuenta.
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