Páginas

::::

lunes, febrero 19, 2007

Opinión - Enrique Mendez

Plaza Liberación

Salinas, del odio al amor

De la cargada y cosas peores


Era 1999 y el PRI ensayaba su primera elección interna de dirigencia nacional, que pasaba por el relevo de Mariano Palacios Alcocer –a quien Ernesto Zedillo envió, después, a la Secretaría del Trabajo–, y obedientes a la línea los priístas votaron masivamente por José Antonio González Fernández y, en un arreglo desde Los Pinos, la otra contendiente, Dulce María Sauri Riancho fue designada secretaria general.

Ante el tumulto de priístas para felicitar a los “ganadores”, el viejo Manuel El Meme González Garza definió con claridad lo que fue y son aún las elecciones en ese partido para presidente y secretario general: “lo más bonito de la democracia, es la cargada”.

Ayer, los priístas asistieron una vez más a otro ejercicio de ese corte en el Revolucionario Institucional, donde no sólo operó la cargada de los gobernadores a favor de Beatriz Paredes Rangel, que “arrasó” en entidades como Oaxaca, gracias a la influencia de Ulises Ruiz Ortiz, sino también el factor Salinas.

Como en los mejores tiempos del maximato de Alvaro Obregón, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari se ha impuesto como el jefe máximo del partido, aun cuando el Revolucionario Institucional buscó deshacerse de él y de su férula desde 1994 y en los años sucesivos, desde su primer exilio y sus constantes retornos a la vida pública del país.

El 7 de octubre de 2000, en el marco de las elecciones en Tabasco, en una reunión en la Quinta Grijalva, los gobernadores se deslindaron de Salinas y de Zedillo, a quien tres meses antes habían acusado de la derrota presidencial, y el entonces gobernador de Oaxaca, José Murat exclamó: “¿para qué le damos tantas vueltas al asunto? Carlos Salinas no tiene ninguna autoridad moral para opinar sobre el PRI. El inició las concertacesiones en este país”.

Enseguida, recordó que la primera concertacesión de Salinas fue la del Ayuntamiento de Mazatlán, que quedó en manos de un militante del PAN y ello motivó la renuncia del entonces presidente estatal del tricolor y posterior gobernador de Sinaloa, Juan Sigfrido Millán.

La más grave, dijo, fue la negociación que le permitió a Carlos Medina Plascencia acceder al gobierno de Guanajuato. “Y ahora resulta que viene para querer darnos línea”. El caso es que la “democratización” del PRI, como maldición, nunca ha funcionado.

El fracaso de la dirigencia de González Fernández dio paso al nombramiento, desde Los Pinos, de Dulce María Sauri como presidenta del partido y Sergio García Ramírez en la secretaría general. En los estados, mientras, los procesos para elegir candidatos a gobernador eran conducidos desde las casas de gobierno.

Aún así, el PRI ensayó su primera elección de candidato presidencial en 1999, en aquel proceso en el que participaron Francisco Labastida, Roberto Madrazo, Manuel Bartlett y Humberto Roque Villanueva y que estuvo, nuevamente, dirigido desde las oficinas del presidente Ernesto Zedillo para favorecer a su gris ex secretario de Gobernación, Francisco Labastida Ochoa.

Por aquellos días de noviembre, el PRI aseguró haber logrado –entre sus cuatro aspirantes– refrendar un voto duro de 13 millones de sufragios, que serían su base para retener la Presidencia de la República, sin embargo, la fractura fue de tal calado que el trasatlántico se hundió.

El fracaso en las urnas, el 2 de julio de 2000 devino en el desconocimiento de Zedillo como el factor de unidad en el otrora partidazo, y la primera decisión autónoma del Ejecutivo en turno fue rechazar su intención de quitar a Sauri de la presidencia partidista e imponer, en su lugar, a Labastida. Se había acabado lo que los priístas definieron como “el eje articulador” del partido y con esa tesis enfilaron a su 18 asamblea nacional.

Tal cónclave fue utilizado por Roberto Madrazo, quien tejió una serie de alianzas para modificar los documentos básicos del PRI para armar un Consejo Político Nacional que le permitiría, después, hacerse de la dirigencia nacional, mediante la imposición de una serie de candados para dejar fuera a los priístas hechos en la tecnocracia y acotar los requisitos de las próximas candidaturas presidenciales.

El escándalo por el desvío de recursos de Petróleos Mexicanos a la campaña de Labastida estalló en plena campaña interna del PRI para relevar a Sauri, y luego de que el propio Madrazo no llegó a un primer acuerdo con Beatriz Paredes Rangel para presentar una candidatura única a la dirigencia. Ninguno quiso ceder la primera posición en importancia en el partido, y el tabasqueño se alió con Elba Esther Gordillo, en una relación de amor y odio que reventó en el último trimestre de 2003 porque, al final, el presidente del partido se negó a cumplir con el pacto, amarrado en la casa de Carlos Salinas, de gravar alimentos y medicinas con el IVA.

Además, la dirigencia de Madrazo-Gordillo fue pactada en una cena con Vicente Fox; luego Madrazo manejó a su antojo la sucesión y lo demás es historia.

Ayer, finalmente, Paredes Rangel se hizo con la dirigencia partidaria y su perspectiva es llevar al PRI al “centro-izquierda”, pero todavía falta la definición de la asamblea extraordinaria del partido. Y como origen es destino, este domingo los priístas reeditaron sus trampas, al grado de clonar credenciales para votar. El PRI, siempre el PRI.

Del archivero

Nueva Izquierda, la corriente mayoritaria en el PRD, concluyó ayer su primer congreso con un refrendo público de la alianza con Andrés Manuel López Obrador. En privado, sin embargo, Los Chuchos siguen molestos porque, primero, el ex candidato presidencial le ordenó a Jesús Ortega, jefe de la corriente, negociar con Dulce María Sauri la candidatura al gobierno de Yucatán, aún con la trampa política que ello implicaba, pues si esas conversaciones fracasaban –como ocurrió– el tabasqueño lo atribuiría a un intento de Nueva Izquierda por presionar en favor de Erick Villanueva Mukul. Después, Leonel Cota Montaño impuso a Ana Rosa Payán y luego reculó, pero Los Chuchos afirman que en el PRD “sabemos que Leonel no da un paso sin Andrés”.

No hay comentarios.:

radioamloTV