¿Y el presidente del empleo y la estabilidad económica?
Jorge Gómez Naredo
Y ahora, ¿qué hará el gobierno que hace ya dos años llegó al poder sin legitimidad? ¿Cómo enfrentará los claros síntomas de una crisis económica de dimensiones mundiales? El dólar roza los 14 pesos, la mezcla mexicana de petróleo ha bajado hasta llegar a 38 dólares (cuando hace algunos meses había rebasado los 110) y los braseros mexicanos en Estados Unidos disminuyen las remesas que puntualmente mandan a sus familiares. Hoy, sin duda, hay más pobreza que hace dos años: y eso ya es decir mucho.
Felipe Calderón, quien se supone es el encargado guiar al país, se encuentra en una burbuja donde no mira ni escucha nada. Ahí solamente se habla de combate a la delincuencia, de una guerra que se va ganando y de un país lleno de oportunidades y de bondades. Mientras tanto, millones de mexicanos experimentan los estragos de la crisis.
El martes pasado, en Michoacán, Felipe Calderón nuevamente habló de la gran batalla que está dando: "Y quiero decirles que mi gobierno va a seguir enfrentando todos los días sin descanso a los enemigos de México, que no importa el tiempo que nos tome, los recursos que necesitemos, las vidas humanas que se pierdan por tristeza y desgracia nuestra, pero no descansaremos". Claro, se dice muy fácil, pero, ¿le ha preguntado Calderón a una madre que pierde a su hijo o a un hijo que pierde a su padre en la guerra contra el narcotráfico si están tan convencidos de esta "gran batalla"?
Calderón no ha podido detener los altos índices de inseguridad y delincuencias que existen en el país. Al contrario, durante su gestión se han incrementado las muertes, las ejecuciones, las matanzas, las balaceras, etcétera. Si a esto le agregamos la crisis económica, lo poco que podríamos decir de él y de su gobierno es que son un rotundo fracaso.
Quien ahora se ostenta como presidente de México elaboró, en 2006, una campaña donde se hacía nombrar "el presidente del empleo" y de la estabilidad económica. Pero, a dos años de distancia, Calderón ni ha sido el presiente del empleo ni ha podido mantener al país económicamente estable. Por eso, si no ha cumplido sus promesas y está llevando al país a un barranco, ¿por qué no sacarlo? Quizá, después, será demasiado tarde.
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