¿A quién creerle?
Jorge Gómez Naredo
Insisten, insisten y no dejan de insistir: el avionazo del martes pasado fue un accidente, un claro, un inobjetable, un simple accidente. Luis Téllez, Secretario de Comunicaciones y Transportes, y encargado de ser la voz del gobierno (si se le puede llamar gobierno, claro está) de Felipe Calderón en este asunto, no ha observado otras hipótesis, otras líneas de investigación: fue un accidente y punto.
Han negado que hubiera habido explosivos en la aeronave, también han rechazado la posibilidad de que el jet donde viajaba Juan Camilo Mouriño se hubiera incendiado en el aire. Todo lo han negado y ellos solamente ven un accidente. Quizá por esta insistencia tan marcada es que muchos piensan que hay algo que se está ocultando.
La revista electrónica Índigo entrevistó a Emilio Hernández Galindo, piloto que comandaba el avión que venía detrás del de la Secretaría de Gobernación, y menciona que es improbabilísimo un accidente como el sufrido por el jet donde viajaba Mouriño. Da razones desde su experiencia. Según su parecer, el percance fue producido por los narcos. Es decir, piensa que hubo sabotaje, que fue un atentado.
Inmediatamente después de la tragedia, el diario El Universal, en su página electrónica, estableció un foro titulado "¿Fuiste testigo del accidente?" En él se pidió que los lectores enviaran todo tipo de testimonios. Hasta el sábado 8 de noviembre de 2008 había alrededor de 100,000 visitas y 292 registros (o entradas). Muchas de las personas que dejaron sus testimonios, que estuvieron en el lugar de los hechos y que vivieron la tragedia, que la vieron, aducen que el avión cayó envuelto en llamas. Las autoridades dicen que no, que eso no fue, que imposible, que improbable, que los estudios y las investigaciones dicen lo contrario. ¿A quién creerle?
Sí, ésa es la pregunta: ¿a quién creerle?, ¿a unas autoridades que mienten sistemáticamente?, ¿a un gobierno débil y timorato?, ¿a un gobierno que llevó a cabo una "guerra contra el narcotráfico" sin idea de cómo combatirlo? ¿A quién creerle?, ¿a quién dice que no, que no y que no fue un atentado a pesar de razones claras para pensar hipotéticamente en uno? ¿A quién creerle?, ¿a un gobierno que llegó a la presidencia a través de un fraude, es decir, de una gran e ingente mentira? ¿A quién creerle? La respuesta, seguramente, no es muy difícil de responder.
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