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sábado, mayo 31, 2008

La mafia y la basura

Perezosos hasta la ignominia, los gobiernos neoliberales subcontratan a intermediarios y encarecen los servicios para, al final, ni siquiera prestarlos.


Mónica Pérez Taylor
31 May. 08
MURAL

Casi estamos a 10 años de que la entonces presidenta de la CEDHJ, Guadalupe Morfín, emitió la recomendación 2/1999 al Gobierno de Jalisco, señalado por la violación a los derechos a la salud de las personas y a un medio ambiente sano, gracias a lo cual se empezó a crear conciencia sobre un inmenso problema a nivel estatal.

Por previas denuncias ciudadanas, y tras meticulosa investigación de la propia comisión, se hizo público que desechos de todo tipo iban a dar a cualquier sitio, lo que representaba riesgos para la salud de las poblaciones y daño irreversible a los ecosistemas.

Entonces creímos que había llegado la hora de poner remedio, que era posible restablecer el equilibrio ecológico, y se crearon las instituciones ambientales, con sus leyes y reglamentos. Se estableció la normatividad. Fue necesaria la presión de la sociedad para que los Gobiernos actuaran en consecuencia; y los ambientalistas nos organizamos formalmente. Se habló de inculcar una cultura ambiental desde el Estado, la escuela y la familia. Nos familiarizamos con términos como lixiviados, geomembranas, servicio y costo ambiental. Se denunciaron asentamientos humanos construidos sobre montañas de basura, explosiones por gas metano, hundimientos e insalubridad.

De direcciones modestas, pasamos a tener Secretarías con todo y desarrollo sustentable. Se dijo que se iban a triplicar las penas por tirar residuos tóxicos, que los Municipios harían obligatoria la separación de la basura. Vimos cómo otros países, conscientes, resolvían su problemática ambiental y nos aliviamos al ver la tecnología de punta a nuestro alcance. Cosa de voluntad política.

Desde entonces supimos que todos los tiraderos municipales incumplían con la norma, pero nos prometieron meterlos en cintura o serían clausurados; se localizaron decenas de tiraderos clandestinos de residuos peligrosos, tóxicos y cementerios de neumáticos en combustión continua.

Algunos Municipios optaron por dar en concesión la recolección y disposición de los residuos. Se dijo que se construiría un relleno sanitario para cada Municipio: se construyó el de Picachos y acabó en fracaso. Se iban a metropolizar los servicios de recolección de basura; a multar a quien la tirara en la calle y a meter a la cárcel a los delincuentes ambientales. Ya pasaron 10 años y siguen repitiendo lo mismo.

En la práctica todo fue retórica: los mandos fueron, y son, ocupados por funcionarios grises, los presupuestos alcanzan para los gastos y la nómina; la privatización de servicios municipales arreció la corrupción y el nepotismo. El desarrollo sustentable acabó manoseado para fines electoreros, y creo que ya ni eso. La barbarie se impuso a la civilización. Y no le exagero. Según el Instituto Mexicano de la Competitividad, en cuidado del medio ambiente Jalisco ocupa el lugar 30 de 32.

Desechemos de una buena vez el mito de que la mafia de "pepenadores" impide se modernicen estos servicios, porque después de leer la investigación que publicó MURAL (26/05/08) vemos que quien ha anegado de basura nuestro suelo es una mafia conformada entre empresas legales, ilegales, procuradores federales, funcionarios estatales y autoridades municipales que por comisión (mínima de 10 por ciento) u omisión, por indolencia, han hecho de la adjudicación de contratos públicos y de la depredación del medio ambiente el más lucrativo de sus negocios.

A mí no me queda duda, se trata de una cuestión de máscaras: de apariencias "políticas" que ocultan realidades criminales. No hay esperanza: el modelo neoliberal está reñido a muerte con el respeto al medio ambiente, con los derechos humanos y con la democracia. Con la ética y con el Estado de Derecho.

El problema es aún más grave que cuando empezamos a denunciarlo y no habrá solución mientras una mafia político-empresarial controle este negocio en el que maximizan sus ganancias sin invertir ni medio peso en la remediación ambiental -o con tecnologías de quinta-, y por lo que nos están cobrando. Ahora producimos tres veces más basura que hace tres lustros, y no se ha construido un solo relleno sanitario importante, ni un depósito para residuos peligrosos o tóxicos, estamos sobre una bomba de tiempo. ¿A dónde está parando toda esa basura? Vamos en picada hacia una tragedia ambiental. Vamos en franco proceso hacia la muerte y perdiendo nuestro derecho al futuro. No nos hicieron caso.

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