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viernes, abril 06, 2007

Opinión - Jorge Rocha

Los derechos de los y las jóvenes

Jornada Jalisco

En Semana Santa los periódicos suelen ser más delgados, los noticieros de radio y televisión suelen reciclar las noticias o hacer amplias coberturas de los eventos religiosos, hay pocos temas en la opinión pública y las imágenes que vemos o las notas que leemos, se refieren a la saturación en las playas, los accidentes en las carreteras o problemas sociales que no encuentran espacio en la agenda pública.

Así, aludiendo a uno de estos temas permanentemente invisibilizado, planteo la relación entre varios hechos durante este año: 1) las medidas tomadas por la Federación Mexicana de Futbol respecto de las barras de animación de los equipos de este deporte, al restringirles el paso a los estadios (por el simple hecho de ser joven); 2) la pretensión de generar políticas privatizadoras en la educación superior; 3) la sistemática persecución y extorsión callejera a los jóvenes en la ZMG, especialmente aquellos que son pobres o que son parte las llamadas “culturas alternativas”; y 4) las políticas conservadoras, represivas y poco informadas en torno a la vivencia de la sexualidad. Todas estas acciones que hemos presenciado a lo largo de este año, tienen un hilo conductor y es la invisibilización sobre el debate y la vigencia de los derechos de las y los jóvenes.

Cualquier cantidad de argumentos se esgrimen sobre los temas anteriores; económicos, políticos, de seguridad, de moral, de salud; pero muy pocas veces o casi ninguna, se habla de los derechos de las y los jóvenes y las implicaciones sociales que derivan de la vigencia de estos derechos.

Las y los jóvenes en México y Jalisco son vistos por algunos sectores como permanentes presuntos delicuentes, violentos por naturaleza, flojos, malvivientes y pan-sexualistas. Para otros sectores de la sociedad han perdido los valores tradicionales, no tienen futuro, viven sólo el “aquí y ahora”, no se preparan, no leen y son presa del mercado. Algunos más los ven como el segmento de mercado más apetitoso, al que invaden y saturan de publicidad permanente frente a la moda, el aspecto físico, las nuevas tecnologías, la música, y van convirtiendo a los jóvenes en consumidores natos. Otros los ven como un grupo de transición a los que hay formar para incorporar al mundo globalizado del trabajo y el mercado, y entonces, desde una educación “bancaria” como la llamaba Paulo Freire, los van “moldeando” para la productividad y la globalización.

El problema social que emerge con profunda intensidad y preocupación, es que este sector social y etáreo tiene derechos específicos que no son tomados en cuenta en las discusiones y las soluciones de problemas sociales, donde las y los jóvenes están directamente implicados y tienen algo… o mucho que decir.

Iniciativas para la Identidad y la Inclusión AC (Inicia) es una organización de la sociedad civil que se especializa en el trabajo con las y los jóvenes. Para esta ONG los derechos más importantes de este grupo específico son tres: el derecho a la identidad, el derecho a la vida libre de violencia y el derecho a la libre asociación. El primero de los derechos citados (identidad) tiene dos componentes fundamentales; uno ontológico al decidir quién se quiere ser, y el otro expresivo; la posibilidad de mostrar eso que se es. Este derecho está referido a la posibilidad de formar la personalidad en torno a seis elementos: el sexo, la nacionalidad, la etnia, los diversos tipos de filiación, la orientación sexual, la religión y la cultura.

El segundo de los derechos citados por Inicia es la vida libre de violencia. La violencia es definida como la coerción, o la amenaza de ésta, en lo físico, emocional, psicológico, lo sexual. Esta violencia puede ser ejercida a través del Estado o de forma simbólica, a través una cultura de la opresión que nos lleva y nos forza a conducir nuestra acción de una determinada manera. El opuesto a esta situación es una cultura de paz y resolución de conflictos, además de la conformación de un Estado que no utiliza su fuerza para reprimir, sino para garantizar derechos.

El tercero de los derechos esgrimidos por esta ONG es la libertad de asociación, que definen por la capacidad de asociarse en función de proteger intereses comunes y hacerse presente y apropiarse del espacio público, condición sin la cual la democracia no tiene concreción. La vigencia de este derecho también permite la construcción de identidades colectivas, tan necesarias para estos grupos sociales.

Es evidente que en los problemas sociales citados al principio de este texto, los actores sociales y políticos que se han pronunciado al respecto, no han recurrido ni tomado en cuenta como elemento de discernimiento y debate los derechos humanos específicos de las y los jóvenes. Replantear el problema de las barras de futbol desde la libre asociación, el problema del acceso a la educación superior como un elemento fundamental del derecho a la identidad, el problema de la seguridad pública desde el derecho a la vida libre de violencia de las y los jóvenes, o el debate sobre el aborto desde el derecho de las jóvenes; puede cambiar diametralmente las formas de ver estos problemas, y por supuesto nuestra forma de resolverlos como sociedad, ya que no sólo son problemas de economía, de salud o de seguridad; son problemas fundamentalmente ligados a vigencia de derechos.

En el fondo seguimos viendo y tratando a las y los jóvenes como un grupo sin capacidad de pensamiento, expresión y decisión, seguimos pensando en hacer las cosas “por su bien”, y cuando más, los coptamos y corporativizamos su acción, pero no generamos políticas ni acciones sociales encaminadas a construir sujetos autónomos. La participación y la autonomía se aprenden en la práctica y no aparecen por decreto al rebasar los 29 años (edad donde el Instituto Mexicano de la Juventud dice que dejamos de ser jóvenes), entonces si queremos construir una sociedad justa y con un desarrollo equitativo y sustentable, tenemos que empezar por generar sujetos que puedan vivir en una sociedad con estas características, para ello el primer paso sería reconocer que las y los jóvenes tienen derechos específicos que es necesario garantizar e incorporar a la agenda pública.

jerqmex@hotmail.com

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