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sábado, abril 14, 2007

Espurio en San Luis Potosi

Esta nota se publicó en un periódico de San Luís Potosí, se minimizo un poco. La verdad
fué que la Sra. Alejandra hizo bastante ruido para que Fecal volteara a saludarla diciendo
Sr. Calderón, Sr. Calderón, quiero saludarlo, quiero conocerlo, de tal forma que ya cuando
lo tenia de la mano, le grito en su cara "ESPURIO".

Va la nota publicada en periodico Pulso de San Luis


Viernes, 13 de Abril del 2007
Sólo por insultar
J. Antonio González San Luis Potosí/Pulso

Cero y van dos. Alejandra, bajita que es, se trepó a una silla y junto a la valla veía venir al presidente Felipe Calderón, le extendió la mano y el jefe del Ejecutivo le correspondió amable: “¿Cómo está señora?” El presidente escuchó un rencoroso epíteto: “¡Espurio!” Primero fue en Ciudad Valles y ahora en Soledad de Graciano Sánchez, pero pejistas se le siguen apareciendo al presidente en territorio potosino. El gobernador Marcelo de los Santos alcanzó tonos rojizos de pena. El mandatario agradeció la segunda visita calderonista con una pata en la cubeta: “En sus primeros cuatro años… perdón, cuatro meses de gobierno”. Ya había nota: el Gobernador a veces pide perdón. Pese al férreo control del Estado Mayor Presidencial, al evento celebrado en la colonia Privadas de la Hacienda, no lograron impedir el ingreso de Alejandra y otros miembros del Campamento “Salvador Nava Martínez” que al ver al presidente de la república lanzaron consignas contra la Compañía Minera San Xavier, otra de sus obsesiones. Desde las ocho de la mañana empezaron a llegar decenas de autobuses urbanos de donde bajaron, sobre todo, mujeres y niños. Venían de colonias y comunidades del municipio de Soledad, todo por cortesía del alcalde Juan Manuel Velásquez Galarza. El Famy no reparó en gastos. Había sesenta camiones estacionados en la cercanía del puente Periférico II. “A mi me invitó una licenciada del municipio, me dijeron que viniera porque aquí iban a ver lo del programa de despensas, pero no había nada”, lamentó doña Amalia Ruiz Hernández, de la colonia Genaro Vázquez. Doña Amalia con todos sus años encima andaba buscando afanosamente el camión que la llevo hasta el lugar de la visita presidencial. “No se cuál es, es que no se leer”, dijo. Había salida con destino al Morro, San Francisco, Milpillas y La Rinconada. La seguridad para el presidente fue total. Francotiradores con arma larga vigilaron desde lo alto el desarrollo del evento. Decenas de patrullas y agentes uniformados y vestidos de civil hacían guardia cerca del puente. A temprana hora llegaron también los maestros que, con su protesta contra la reforma a la Ley del ISSSTE, bloquearon el cruce del periférico y la carretera a Rioverde. Con mantas y pancartas, cerca de 300 docentes cerraron las carreteras. El evento se retrasó durante una hora; no eran muchos, pero hacían ruido. Luego del arribo del presidente Calderón, los docentes se retiraron y llegó una procesión mínima de simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador. Llevaban una imagen del Peje de quien decían, “éste es el presidente”. Bajo el puente, Alejandra era recibida como una heroína, estaba feliz y, oronda, contó con detalle el insulto a Felipe Calderón: “Me subí a la silla para llegar hasta él y me saluda, le digo, mucho gusto en conocerlo y sonrió, pero le dije espurio y nomás de quedó así, como sorprendido y se fue”. Se sintió feliz, dice Alejandra Ibarra Lárraga “porque yo apoyo a mi presidente López Obrador” y mientras contaba lo ocurrido sus correligionarios le aplaudían y gritaban vivas.

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