EDITORIAL VERDE OLIVO Nº 25. ABRIL 2010
El papel que juega este escenario de guerra para la narco política.
“… Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas…” Fidel Castro Ruz.Lo que dan cuenta los medios de comunicación de lo que sucede en el país, nada le pide a la situación prevaleciente en Irak o Afganistán. Las cifras de muertos alcanzan niveles alarmantes y, prácticamente se vive un estado de guerra en lo que concierne principalmente a los estados de Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León principalmente.
Los niveles de confrontación alcanzados rebasan por mucho lo que acontece en Guerrero, Michoacán, Estado de México y Morelos. Estados que mantienen todavía niveles, si se puede decir, “normales” de violencia. Aunque en corto tiempo, no se descarta que se arribe a estadios de confrontación superiores.
La mecha que detonó con mayor fuerza estos niveles de violencia, fueron los problemas domésticos entre el Cártel del Golfo y los Zetas, al ejecutar los primeros a un importante operador de los Zetas bajo advertencia de que no lo deberían hacer si es que no querían que se generara una guerra sin cuartel.
Dicha situación la ha aprovechado el Chapo Guzmán para llevar beneficio a su federación de capos; estableció por lo tanto una alianza (al menos coyuntural) con el Cártel del Golfo y La Familia para arrebatar de una vez por todas, los territorios que domina en diversos estados el Cártel de los Zetas.
Ha sido obvio y es vox populi que tienen la anuencia de las fuerzas federales (ejército, marina, PGR y PFP) para propinarle golpes contundentes a los Zetas; sin embargo, hasta el momento, el cártel liderado por el Lazca ha tenido la capacidad de soportar los violentos embates. Está por verse que ocurre cuando les empiecen a disputar las plazas de Hidalgo, Veracruz, Oaxaca y Tabasco; hasta ahora consideradas vírgenes para otros cárteles. Aunque al menos en Veracruz y Oaxaca ya se dieron visos de que empiezan a ir por ellos. El gobierno federal está empecinado a toda costa en borrarlos del mapa y están utilizando a los otros grupos para hacer el trabajo sucio, al estilo de la brigada blanca de los años 70 del siglo pasado. La consigna hasta donde se sabe es: ningún Zeta preso o herido, a zeta que se tenga a la mano hay que ejecutarlo sin miramientos; de ahí la virulencia que ha alcanzado la confrontación en Tamaulipas y Nuevo León.
El gobierno calderonista en sus planes cree que en un mediano plazo las plazas se estabilicen, lleguen a los niveles que tenían antes del 2006 y solamente una federación de cárteles actúe de manera controlada y sin mayores índices de violencia. Parten de la premisa de que los Zetas y los Beltrán Leyva son cárteles virulentos que originaron y dispararon la violencia a niveles insospechados al ejercer otras tareas fuera del trasiego de drogas, tales como el secuestro, la extorsión, cobro de piso o impuesto, la piratería y demás que exacerbaron la situación hasta alcanzar los niveles que hoy existen.
Si esto se logra antes del 2012, cree el calderonismo que tendrá la capacidad de conservar la presidencia de la república, sin enemigo al frente, una vez frenada la carrera ascendente de Peña Nieto con el impulso de las coaliciones. La izquierda dividida, sin visión y confrontada no tendrá la capacidad de recuperarse en un tiempo razonable. Los escenarios están puestos, todo está por verse.
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tomado de La Haine
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