¿Por qué tanta complicación?, ¿qué intereses particulares, de grupo y empresariales, han jugado papeles protagónicos en la edificación de la Villa Panamericana?, ¿cuáles fueron los proyectos planteados desde un principio?, ¿por qué si la construcción de la Villa en el parque Morelos no se había aceptado, según el presidente de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa), se buscó hacerla ahí con tanto ahínco, terquedad y gastando tanto dinero?, ¿cuántas veces ha mentido el presidente municipal tapatío?, ¿y por qué lo ha hecho?, ¿protegiendo qué intereses?
Mario Vázquez Raña es el presidente de la Odepa. Lleva en dicho puesto desde 1975, es decir, 34 años. Además de ello, es dueño de una de las cadenas periodísticas más grandes de América Latina. Tiene periódicos para aventar para arriba. Su poder en el deporte latinoamericano no es poco. Él puede decidir, en todo caso, el futuro de los Juegos Panamericanos a celebrarse (ya no se sabe si probable o improbablemente) en Guadalajara en 2011. En una carta dirigida a un periódico local, y en contestación a un editorialista (de los más conservadores de dicho diario: ¡y eso ya es decir!), Vázquez Raña mencionó: “En marzo del presente año, en la reunión del Comité Ejecutivo de la Odepa celebrada en la Ciudad de Guadalajara, la Comisión de Coordinación de la Odepa le informó al Comité Organizador que el Proyecto de la Villa Panamericana en el parque Morelos no reunía los requisitos mínimos exigidos, por lo que debía buscarse otra alternativa y presentarla a la Odepa en el mes de abril. Ninguna de las recomendaciones de la Comisión fue tenida en cuenta”. Y reafirmó: “Debo ser categórico, la Odepa nunca aprobó oficialmente la ubicación de la Villa Panamericana en el parque Morelos”.
Es decir, el proyecto de la Villa Panamericana en el parque Morelos jamás fue admitido por la Odepa. ¿Por qué, pues, se gastó tanto dinero en proyectos arquitectónicos y en la compra de fincas?, ¿por qué se echó a los vecinos de la zona de sus casas?, ¿por qué se establecieron mecanismos de presión para que los inconformes con la Villa se fueran, para que cedieran y vendieran sus propiedades?, ¿por qué se dilapidó tanto dinero?, ¿para qué fines?, ¿para qué intereses?
Mario Vázquez Raña no es un dechado de honorabilidad ni virtudes. El control que ha tenido y que tiene del deporte mexicano y latinoamericano es, por lo menos, criticable. Y claro, sabe de política, es un viejo lobo de mar. Por eso, la carta publicada en un medio local significa algo: un golpe a la alcaldía de Guadalajara, en especial a Alfonso Petersen Farah, pero también a quienes apoyaron a éste en la construcción de la Villa Panamericana en el parque Morelos.
La misiva de Vázquez Raña pronto causó conmoción en varios empresarios y dirigentes deportivos de Jalisco. El presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara, Miguel Alfaro Aranguren, pidió “más trabajo, más sensatez, más coordinación y yo creo que menos declaraciones”. Carlos Andrade Garín, el director del Comité Organizador de los XVI Juegos Panamericanos de 2011, admitió que la Villa en el parque Morelos jamás fue aprobada en la Odepa, y mejor optó por el olvido: “ésa ya es una historia vieja, le damos vuelta a la página: la Villa del centro fue rechazada”.
La construcción de la Villa Panamericana parece un culebrón, de esos que hacen llorar; de esos que tienen intrigas y traiciones, lealtades no muy leales y juegos de poder; de esos donde hay intereses ocultos y negocios insospechados. Alfonso Petersen Farah debe dar una explicación: ¿por qué si la Odepa no aprobó jamás el proyecto de la construcción de la Villa Panamericana en el parque Morelos, se gastaron alrededor de 350 millones de pesos en fortalecer dicho proyecto?, ¿por qué la insistencia?, ¿por qué la tozudez?, ¿a quién se iba a beneficiar con la construcción de la Villa Panamericana en el parque Morelos?, ¿era verdaderamente para “rescatar” el centro histórico?, ¿o para hacer pingües negocios privados?
Queda la idea de un negocio entre autoridades y empresarios (un negocio bastante abundante) que se vino abajo; queda la idea de redes de corrupción; queda la idea de que la construcción de una Villa enriquecería a unos cuantos (que son los de siempre). Esas ideas quedan, no se van. Y Alfonso Petersen Farah no hace nada para borrarlas. Hoy, de-sesperados, sin negocios boyantes en puerta, el Comité Organizador de los XVI Juegos Panamericanos convoca a particulares para una Villa (digamos, una Villa exprés) “concluida y entregada al Comité Organizador a más tardar el 30 de junio de 2011 para su utilización y será regresada a su propietario a más tardar el 30 de noviembre de 2011”. Parece que el negocio se les fue. Pero no se cante victoria: con estos panistas y empresarios jaliscienses nunca se sabe.
jorge_naredo@yahoo.com
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::
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