Jalisco: No existe la oposición.
Germán Robles
14 de junio de 2007
¿Qué sucede con la oposición en el estado de Jalisco? ¿Dónde está esa oposición política y también social ciudadana al gobierno panista en turno?, tan importante que la sociedad la requiere como fórmula para contrapesos y equilibrios en el poder para controlar la toma de decisiones que finalmente las más de las veces les terminan afectando.
En el arranque del gobierno del estado, a Emilio González Márquez las cosas no le podían ser más sencillas y a modo, en principio cuenta con una mayoría relativa en el congreso local que le da una amplia avenida en el impulso de reformas diseñadas por su gabinete donde destaca el padrote tanto de Emilio como del panismo estatal y hoy encargado del área de innovación y políticas públicas: Herbert A. Taylor. Lo anterior no es causa de sorpresa ni algo cuestionable, si no fuera por el pequeño detalle de que las reformas y gobierno panistas han sido y serán de corte reaccionario, pro empresarial y de revanchismo; de golpismo económico, político y cultural a sectores marginados y enemigos políticos (según lo marque su santa e inquisidora coyuntura mediática) como a grupos incómodos necesarios. (Como el gatopardista y camaleónico grupo universidad –UDG-).
A esto le secunda el hecho del desplome del PRI estatal como principal oposición política, entendida esta como sustantivo de la representatividad popular y sus intereses que se suponen tienen a cargo. Es muy común confundir la verdadera oposición política con la oposición como simulación a cuenta del interés personal, esa manipulación de la política y sus eufemismos para saciar las fauces de grupos de interés y la rapiña personal. Los diputados tanto locales y nacionales sólo se representan así mismos. Esta crisis de representatividad que no es exclusiva de Jalisco se profundiza con la “armonía y acuerdo” en la que parecen haber entrado tanto PRI como PRD con los blanquiazules, que no es otra cosa más que el reparto de prebendas más bien económicas que políticas para el sometimiento de la oposición; claro, esos arreglos en lo clarito u oscurito que van más allá de las comisiones al seno del congreso local.
Para el PRI ante su crisis política y la perdida de las últimas tres elecciones locales, lo mejor ha sido asumir su papel de domesticado y servil político al panismo, sino puedes con el enemigo únetele; los saltimbanqui del tricolor a otros partidos han sido la constante, las diásporas han parado tanto al propio PAN y no pocos al PRD estatales, haciendo gala de menosprecio a la ideología; y en el caso del sol azteca tapatío y sus nuevos agregados ex priístas las causas sociales y la lucha de izquierda les terminan importando un pito.
Ya entrando en gastos con PRD Jalisco, que decir; es un desastre y caricatura de partido; como supuesto partido de “izquierda” en la entidad no es más que una pantomima rentada a Raúl Padilla López (y séquito de bandidos culturales) gracias a los acuerdos entre Cuauhtemoc Cárdenas y Carlos Salinas de Gortari (este último principal aliado del otrora rector de la U de G). Aquí en Jalisco, Andrés Manuel López Obrador sin duda que durmió con el enemigo, otro factor doméstico más por el cuál disminuyo su votación y se des-cuidaron las casillas electorales en 2006. Si hubo fraude claro, pero ese estribillo no se solicita a voz de la “izquierda política jalisciense”. Lo que se exige es una explicación clara del porque de las estupideces y omisiones cometidas antes, durante y después del proceso electoral, su organización política y orgánica es deplorable, empero, para el panismo representan a una izquierda moderna y moderada, es decir, dócil y doméstica para los grandes intereses; sus diputados locales han lucido muy suaves en sus posturas y críticas sobre todo con el reciente debate por el aborto, juntos y separados son una vacilada. El partido como promotor y formador de cuadros es una vergüenza.
No hay verdadera oposición política, porque a la clase política, social, cultural jalisciense en su mayoría le resulta más rentable aliarse al partido en el poder y gozar así de un trozo de pastel de los dineros públicos, así sea con migajas, la lealtad política también se compra. Dicha oposición tan necesaria en el fondo está ausente; tanto al gobierno panista de Emilio González y sus desplantes autoritarios con tufo cerril y dicharachero típico de jalisquillo de los Altos, que entre otras cosas se dice de “pantaloncitos” por regalar del presupuesto más de 40 millones de pesos para apoyar el eventito demagogo ese de Televisa ( Espacio 2007, dixit).
Más aún no hay una oposición eficaz al panismo en general, tanto al panismo nacional y local como el que hace al gerente impuesto de México, el Sr. Calderón; esa falta de crítica, de nuevos liderazgos de alternativas distintas al panismo clerical jalisciense no se ven por ningún lado. De la clase política no se extraña esta dinámica, pero si preocupa como la prensa escrita, la de medios electrónicos (esperando ingenuamente el día que el olmo de peras); la crítica periodística es muy rosa con la derecha en el poder y sólo llena sus planas de chismes, de fútbol y cosas que puedan vender y distraigan la atención pública.
En el caso de la Jornada Jalisco, que nació en medio de la difícil coyuntura electoral, se esperaba un periodismo fuerte y crítico, como nos tiene acostumbrados la Jornada Nacional; está es lo único que vale la pena de este diario, gracias a que viene endosada todos los días; amen de la calidad estenográfica y de redacción del diario, este se ha vuelto más bien un sutil boletín del grupo Padilla López, en muchas de sus recientes primeras planas casi se puede leer en sus encabezados: “Emilio y Padilla son novios... y se besan sus bocas”. La mención directa a este diario es por la razón de que la izquierda y la crítica política esperan más del mismo en medio de un mar de pasquines derechistas de familiares tecolotes y otros que no son sino sucursales de diarios nacionales de los que no se puede esperar crítica seria.
El grupo universidad sólo sirve de tapadera al gobierno en turno a cambio de una tersa relación que beneficie las facilidades para que los Padilla Boy´s desarrollen sus negocios con fachada cultural con factura al sangrado presupuestal de preparatorias y centros universitarios que en su mayoría tienen carencias de materiales y equipo elementales. Empero propios y extraños voltean a vitorear a la FIL al teatro Diana y al Centro Cultural Universitario, lanzando ditirambos de “orgullo universitario” cuando en sus aulas los pizarrones se caen a pedazos y en sus laboratorios los tubos de ensayo nadie los conoce. Eso sí critican con todo al proyecto Guggenheim (sin defensa alguna del tecleador de este), no por su interés en el manejo de cesiones territoriales y los dineros públicos, sino porque saben que el proyecto les significará una fuerte competencia en el mercado cultural.
Lo que se pretendía como oposición política y social, ese grupo llamado Universidad, ha sido semillero de universitarios agregados a las corrientes partidistas de izquierda y grupos socialistas en Jalisco, de organismos civiles, del PRD y conforman actualmente un amplio núcleo de apoyo a AMLO, pero para la mayoría de ellos no hay patria ni cuarta república que valga ante los cañonazos y carretadas ajedrecistas que el jefe Padilla imponga; de ahí, en parte la explicación de porque al jefe FIL no hay quién lo deponga en su poder real y como su intervención en el proceso de elección del hoy rector Briseño fraguó una simulación electoral para imponerlo. No sólo hay una crisis de oposición al gobierno, sino además la crisis de crítica se manifiesta en todos los partidos y corrientes de poder. Paradójicamente es el propio PAN quién más o menos ha alzado la voz en contra de algunas políticas del gobernador, dada su guerra intestinal.
Preocupa que la sociedad civil no asuma en serio un papel opositor más fuerte y representativo. Sí, quizá por ahí haya una que otra voz crítica desbalagada, algún congreso ciudadano, están las redes ciudadanas en apoyo a AMLO, donde destaca la labor ciudadana, la acción civil de muchos nobles y notables ciudadanos, pero su exiguo gremio, notoria desorganización, la inexperiencia política y una acción civil sin presupuesto hacen de esta organización presa de arribistas políticos que quieren a este grupo como botín para ganarse un escaño diputacional en tres años; muchos otros toman banderas políticas de izquierda a mansalva como plataformas personales y medios para el protagonismo mediático que aún así sus acciones no tiene mayores ecos y alcances en la sociedad jalisciense. Es encomiable que tengamos estos grupos, empero siguen siendo pocos entre los pocos y preocupa sobremanera como el grueso de la sociedad es apática, acrítica de la política y desconoce brutalmente el quehacer de sus gobernantes.
Para responder a la pregunta de que sucede con la oposición, tanto política, social incluso económica en Jalisco; cabría primero preguntarse si los que se dicen oposición lo son realmente; preguntarnos si existe la oposición por principio; si los partidos, la izquierda, los personajes, esto y demás cosas sirven a sus causas y se deben a la sociedad y su razón de ser. ¿Será que el reto es doble?; ¿primero construir la oposición para luego ejercerla? Lo cierto es que urge la crítica y la auténtica labor de oposición; con incentivos que vayan más allá de comer y vivir de los mismos, más allá de la demagogia como trinchera política y el trasiego de intereses de grupo para la subsistencia política y personal. Algo que rompa con el neo sistema político y la nueva e insular geopolítica jalisquilla (ya de por sí aburrida) conformista y complaciente. Una nueva política en donde ser político y oposición no signifique ser adinerado o lamebotas. Los efectos de no hacer crítica y oposición los vamos a pagar todos, en un estado que se aleja cada vez más de su idílico e histórico liderazgo. Se necesitan opositores.
¿Qué sucede con la oposición en el estado de Jalisco? ¿Dónde está esa oposición política y también social ciudadana al gobierno panista en turno?, tan importante que la sociedad la requiere como fórmula para contrapesos y equilibrios en el poder para controlar la toma de decisiones que finalmente las más de las veces les terminan afectando.
En el arranque del gobierno del estado, a Emilio González Márquez las cosas no le podían ser más sencillas y a modo, en principio cuenta con una mayoría relativa en el congreso local que le da una amplia avenida en el impulso de reformas diseñadas por su gabinete donde destaca el padrote tanto de Emilio como del panismo estatal y hoy encargado del área de innovación y políticas públicas: Herbert A. Taylor. Lo anterior no es causa de sorpresa ni algo cuestionable, si no fuera por el pequeño detalle de que las reformas y gobierno panistas han sido y serán de corte reaccionario, pro empresarial y de revanchismo; de golpismo económico, político y cultural a sectores marginados y enemigos políticos (según lo marque su santa e inquisidora coyuntura mediática) como a grupos incómodos necesarios. (Como el gatopardista y camaleónico grupo universidad –UDG-).
A esto le secunda el hecho del desplome del PRI estatal como principal oposición política, entendida esta como sustantivo de la representatividad popular y sus intereses que se suponen tienen a cargo. Es muy común confundir la verdadera oposición política con la oposición como simulación a cuenta del interés personal, esa manipulación de la política y sus eufemismos para saciar las fauces de grupos de interés y la rapiña personal. Los diputados tanto locales y nacionales sólo se representan así mismos. Esta crisis de representatividad que no es exclusiva de Jalisco se profundiza con la “armonía y acuerdo” en la que parecen haber entrado tanto PRI como PRD con los blanquiazules, que no es otra cosa más que el reparto de prebendas más bien económicas que políticas para el sometimiento de la oposición; claro, esos arreglos en lo clarito u oscurito que van más allá de las comisiones al seno del congreso local.
Para el PRI ante su crisis política y la perdida de las últimas tres elecciones locales, lo mejor ha sido asumir su papel de domesticado y servil político al panismo, sino puedes con el enemigo únetele; los saltimbanqui del tricolor a otros partidos han sido la constante, las diásporas han parado tanto al propio PAN y no pocos al PRD estatales, haciendo gala de menosprecio a la ideología; y en el caso del sol azteca tapatío y sus nuevos agregados ex priístas las causas sociales y la lucha de izquierda les terminan importando un pito.
Ya entrando en gastos con PRD Jalisco, que decir; es un desastre y caricatura de partido; como supuesto partido de “izquierda” en la entidad no es más que una pantomima rentada a Raúl Padilla López (y séquito de bandidos culturales) gracias a los acuerdos entre Cuauhtemoc Cárdenas y Carlos Salinas de Gortari (este último principal aliado del otrora rector de la U de G). Aquí en Jalisco, Andrés Manuel López Obrador sin duda que durmió con el enemigo, otro factor doméstico más por el cuál disminuyo su votación y se des-cuidaron las casillas electorales en 2006. Si hubo fraude claro, pero ese estribillo no se solicita a voz de la “izquierda política jalisciense”. Lo que se exige es una explicación clara del porque de las estupideces y omisiones cometidas antes, durante y después del proceso electoral, su organización política y orgánica es deplorable, empero, para el panismo representan a una izquierda moderna y moderada, es decir, dócil y doméstica para los grandes intereses; sus diputados locales han lucido muy suaves en sus posturas y críticas sobre todo con el reciente debate por el aborto, juntos y separados son una vacilada. El partido como promotor y formador de cuadros es una vergüenza.
No hay verdadera oposición política, porque a la clase política, social, cultural jalisciense en su mayoría le resulta más rentable aliarse al partido en el poder y gozar así de un trozo de pastel de los dineros públicos, así sea con migajas, la lealtad política también se compra. Dicha oposición tan necesaria en el fondo está ausente; tanto al gobierno panista de Emilio González y sus desplantes autoritarios con tufo cerril y dicharachero típico de jalisquillo de los Altos, que entre otras cosas se dice de “pantaloncitos” por regalar del presupuesto más de 40 millones de pesos para apoyar el eventito demagogo ese de Televisa ( Espacio 2007, dixit).
Más aún no hay una oposición eficaz al panismo en general, tanto al panismo nacional y local como el que hace al gerente impuesto de México, el Sr. Calderón; esa falta de crítica, de nuevos liderazgos de alternativas distintas al panismo clerical jalisciense no se ven por ningún lado. De la clase política no se extraña esta dinámica, pero si preocupa como la prensa escrita, la de medios electrónicos (esperando ingenuamente el día que el olmo de peras); la crítica periodística es muy rosa con la derecha en el poder y sólo llena sus planas de chismes, de fútbol y cosas que puedan vender y distraigan la atención pública.
En el caso de la Jornada Jalisco, que nació en medio de la difícil coyuntura electoral, se esperaba un periodismo fuerte y crítico, como nos tiene acostumbrados la Jornada Nacional; está es lo único que vale la pena de este diario, gracias a que viene endosada todos los días; amen de la calidad estenográfica y de redacción del diario, este se ha vuelto más bien un sutil boletín del grupo Padilla López, en muchas de sus recientes primeras planas casi se puede leer en sus encabezados: “Emilio y Padilla son novios... y se besan sus bocas”. La mención directa a este diario es por la razón de que la izquierda y la crítica política esperan más del mismo en medio de un mar de pasquines derechistas de familiares tecolotes y otros que no son sino sucursales de diarios nacionales de los que no se puede esperar crítica seria.
El grupo universidad sólo sirve de tapadera al gobierno en turno a cambio de una tersa relación que beneficie las facilidades para que los Padilla Boy´s desarrollen sus negocios con fachada cultural con factura al sangrado presupuestal de preparatorias y centros universitarios que en su mayoría tienen carencias de materiales y equipo elementales. Empero propios y extraños voltean a vitorear a la FIL al teatro Diana y al Centro Cultural Universitario, lanzando ditirambos de “orgullo universitario” cuando en sus aulas los pizarrones se caen a pedazos y en sus laboratorios los tubos de ensayo nadie los conoce. Eso sí critican con todo al proyecto Guggenheim (sin defensa alguna del tecleador de este), no por su interés en el manejo de cesiones territoriales y los dineros públicos, sino porque saben que el proyecto les significará una fuerte competencia en el mercado cultural.
Lo que se pretendía como oposición política y social, ese grupo llamado Universidad, ha sido semillero de universitarios agregados a las corrientes partidistas de izquierda y grupos socialistas en Jalisco, de organismos civiles, del PRD y conforman actualmente un amplio núcleo de apoyo a AMLO, pero para la mayoría de ellos no hay patria ni cuarta república que valga ante los cañonazos y carretadas ajedrecistas que el jefe Padilla imponga; de ahí, en parte la explicación de porque al jefe FIL no hay quién lo deponga en su poder real y como su intervención en el proceso de elección del hoy rector Briseño fraguó una simulación electoral para imponerlo. No sólo hay una crisis de oposición al gobierno, sino además la crisis de crítica se manifiesta en todos los partidos y corrientes de poder. Paradójicamente es el propio PAN quién más o menos ha alzado la voz en contra de algunas políticas del gobernador, dada su guerra intestinal.
Preocupa que la sociedad civil no asuma en serio un papel opositor más fuerte y representativo. Sí, quizá por ahí haya una que otra voz crítica desbalagada, algún congreso ciudadano, están las redes ciudadanas en apoyo a AMLO, donde destaca la labor ciudadana, la acción civil de muchos nobles y notables ciudadanos, pero su exiguo gremio, notoria desorganización, la inexperiencia política y una acción civil sin presupuesto hacen de esta organización presa de arribistas políticos que quieren a este grupo como botín para ganarse un escaño diputacional en tres años; muchos otros toman banderas políticas de izquierda a mansalva como plataformas personales y medios para el protagonismo mediático que aún así sus acciones no tiene mayores ecos y alcances en la sociedad jalisciense. Es encomiable que tengamos estos grupos, empero siguen siendo pocos entre los pocos y preocupa sobremanera como el grueso de la sociedad es apática, acrítica de la política y desconoce brutalmente el quehacer de sus gobernantes.
Para responder a la pregunta de que sucede con la oposición, tanto política, social incluso económica en Jalisco; cabría primero preguntarse si los que se dicen oposición lo son realmente; preguntarnos si existe la oposición por principio; si los partidos, la izquierda, los personajes, esto y demás cosas sirven a sus causas y se deben a la sociedad y su razón de ser. ¿Será que el reto es doble?; ¿primero construir la oposición para luego ejercerla? Lo cierto es que urge la crítica y la auténtica labor de oposición; con incentivos que vayan más allá de comer y vivir de los mismos, más allá de la demagogia como trinchera política y el trasiego de intereses de grupo para la subsistencia política y personal. Algo que rompa con el neo sistema político y la nueva e insular geopolítica jalisquilla (ya de por sí aburrida) conformista y complaciente. Una nueva política en donde ser político y oposición no signifique ser adinerado o lamebotas. Los efectos de no hacer crítica y oposición los vamos a pagar todos, en un estado que se aleja cada vez más de su idílico e histórico liderazgo. Se necesitan opositores.
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