¿Hasta cuándo?
La Jornada Jalisco
¿Qué funciona mal en Jalisco?, ¿por qué suceden episodios como el protagonizado por Emilio González Márquez en días pasados, en el que desvió más de 67 millones de pesos de recursos estatales para un evento de Televisa (una empresa privada), el cual duró solamente una semana y no atrajo beneficio alguno a la ciudadanía?, ¿dónde está la sociedad civil organizada que, en todo momento, debe poner diques al poder?, ¿por qué no se castiga al gobernador que, aunque no violó la ley (siempre habrá vericuetos leguleyos para impedir la acción penal), sí debería explicar contundentemente el porqué del desvío de recursos?
Jalisco no se ha caracterizado por su activismo político en fechas recientes, por el contrario, se le ha reputado a su sociedad de “apolítica” y conformista. La ciudadanía se conforma con tener un gobierno que obedezca los designios de los jerarcas de la Iglesia católica y del empresariado local, al tiempo que no busca un mejoramiento de las condiciones sociales de las mayorías ni se organiza para afrontar los excesos de los gobernantes. Los tres últimos sexenios han sido caóticos y se ha visto claramente cómo el partido antaño de oposición ha aprendido raudamente de los vicios y las engañifas de su antecesor, el PRI. Con Alberto Cárdenas Jiménez, la ineficacia fue mucha y los errores se contaron a borbotones: fue un gobierno de inexperiencia, embustes y falta de compromiso con los sectores más vulnerables de la sociedad. Francisco Ramírez Acuña trajo a Jalisco una época de represión, cerrazón y despilfarro por parte de los “funcionarios públicos”. El actual secretario de Gobernación dedicó buena parte de su tiempo (y de los recursos del estado) para viajar por varias partes del mundo sin obtener resultados tangibles. Su manera de gobernar se caracterizó por hacer de la “aplicación de la ley” su única alternativa. No respetó los derechos humanos, cualquier inconformidad era intimidada y, algunas veces, reprimida brutalmente. Recordemos cómo el 28 de mayo de 2004 mandó golpear (en contubernio con el gobierno federal) a cientos de jóvenes por el simple hecho de marchar, inconformarse y salir a las calles. Hasta ahora nadie, absolutamente nadie, ha sido castigado por los excesos cometidos por cientos de policías en contra de jóvenes que querían expresarse.
La mayoría de los jaliscienses entiende la democracia como el simple hecho de ir, una vez cada tres años, a votar, olvidándose el resto del tiempo de todo lo que tenga que ver con gobierno, política, sociedad, economía. No se ha comprendido que una democracia se funda en el activismo de la población, en ser consciente de sus tareas para que todos seamos gobierno y todos participemos en las decisiones de los gobernantes. En Jalisco no existe eso, no hay presión hacia los excesos de los funcionarios públicos ni indignación ante hechos tan lamentables como el desvío de fondos, por parte de González Márquez, a Televisa. Hay voces disconformes que se organizan, pero es mucha la labor de concientización a realizar y en no pocas ocasiones, como dijo Simón Bolívar, se ara en la mar. Sin embargo, su labor es importante aunque tengan que luchar con la falta de sensibilidad de muchos ciudadanos y con la fuerza de los poderes fácticos.
La televisión local es un pilar en la desinformación y la falta de conciencia social entre los jaliscienses, pues oculta las noticias, escamotea los temas importantes y se dedica a ofrecer una programación muy deficiente. Los “informativos” están llenos de notas rojas, frívolas e intrascendentes que buscan ocultar lo verdaderamente importante. El sociólogo francés Pierre Bourdieu, en un texto intitulado Sobre la televisión, describió este fenómeno de la siguiente manera: “Y si se emplean unos minutos tan valiosos para decir cosas tan fútiles, tiene que ser porque esas cosas tan fútiles son en realidad muy importantes, en la medida en que ocultan cosas valiosas”. Es, quizá, por esta labor tan importante que la televisión presta a la desinformación que González Márquez le otorgó a Televisa 67 millones de pesos. ¡Vaya manera de gobernar en beneficio de la ciudadanía!
Jalisco merece mejores gobernantes, más capacitados y más comprometidos con el bienestar de la sociedad. Las administraciones panistas han carecido de eso: siempre han pugnado por el bien de su grupo, de su partido, de su clase social y nunca por el bienestar de las mayorías y de los sectores más vulnerables. Emilio González Márquez, en tan sólo 100 días, logró comprobar lo que muchos desde hace tiempo pensaban: la dinámica de gobierno continuará siendo la misma. Ha demostrado, con la falta de acciones encaminadas a un proyecto incluyente, su visión sectaria y cerrada. Echó a andar un proyecto llamado “Alianza por Jalisco”, donde los ciudadanos simple y llanamente no están representados. El fin principal de esta “alianza” es colocarlo en los medios de comunicación como un gobernador cercano a la población para, con ello, tener posibilidades de contender por la candidatura panista en las elecciones federales de 2012: la estrategia mediática que lo sitúe como “presidenciable” está en marcha y por eso, también, desvió recursos a Televisa. ¿Hasta cuándo el pueblo de Jalisco soportará los excesos y devaneos de los panistas?, ¿hasta cuándo se organizará y protestará de una manera enérgica?, ¿hasta cuándo?
jorge_naredo@yahoo.com
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