González Márquez, el marxista
Emilio González Márquez retoma los textos de Carlos Marx, Federico Engels y Antonio Gramsci; los lee, los reflexiona, cavila acerca de ellos: medita. Va a Estados Unidos (un país que es visitado constantemente por el mandatario jalisciense –con cargo al erario público, por supuesto–) y allá piensa en conceptos como “modos de producción”, “capital”, “hegemonía”, “clases subalternas”, “socialismo utópico y científico”, “propiedad privada”, “conciencia de clase”, etcétera. Sin duda, un estuche de monerías nuestro gobernador. Un observador sagaz, perspicaz y sutil.
Se le ha criticado mucho. Varios se han confrontado con él. En el Congreso del Estado ha logrado lo que se pensaba imposible: unió a los distintos grupos parlamentarios en su contra. Diversos sectores de la sociedad no lo soportan ni olvidan que a los inconformes y críticos de su gestión les regaló dos frases entrañables: “me vale madre” y “chinguen a su madre”. Pero González Márquez tiene pilares importantes para mantenerse en su cargo: la Iglesia católica y el empresariado. Estas alianzas no le impiden, en sus ratos libres (además de tomar clases de Biblia), repasar lecturas de Marx, Engels y Gramsci.
Seguramente Emilio González Márquez piensa que es un hombre incomprendido: él que hace tanto por Jalisco, él que lucha día a día por la sociedad, él que está al tanto de todas las expectativas y problemas de la gente. Su interés, en todo momento (lo ha mencionado infinidad de veces), es mejorar la calidad de vida de sus gobernados. Y lo quiere hacer a través de una innovadora administración que dona dinero para aquí y para allá: dinero a Televisa, a TV Azteca y a organizaciones católicas. Sí, una manera de gobernar inteligente.
El jueves pasado, en un acto para anunciar donaciones a organizaciones que ayudan de diversas maneras a la población (y que, muchas de ellas, son cercanas a la Iglesia católica), González Márquez mencionó: “qué bueno que existen organizaciones con inspiración altruista, qué bueno que existen organizaciones con motivación religiosa. Lo que le interesa a este gobierno de Jalisco es estar con la gente que apoya al pueblo, y ojalá algún día exista el asilo Carlos Marx; ojalá algún día exista el orfanato Federico Engels, y ojalá algún día exista el instituto de apoyos a los indígenas Antonio Granchi [sic]”. No cabe duda, un gobernador marxista.
Sin embargo, existe un problema con el innovador sistema de mejoramiento de la vida de los jaliscienses a través de donaciones: ¿y el estado, dónde está? Se supone que Emilio González Márquez encabeza un gobierno que tiene la obligación de otorgar seguridad social a los ciudadanos: salud, trabajo y bienestar. Donar a instituciones que se dedican a apoyar a la sociedad es una labor necesaria. Pero, ¿dónde queda el estado para cumplir con sus obligaciones? Porque, si la sociedad se organiza y funda organismos que realizan labores que debería efectuar el estado, ¿acaso no se podría pensar en la incapacidad de ese estado o de las personas que lo dirigen?
González Márquez, con las declaraciones hechas en tono de chanza sobre un “asilo Carlos Marx”, un “orfanato Federico Engels” y un “instituto de apoyos a los indígenas Antonio Granchi [sic]”, lo único que demuestra es su ignorancia de lo que significan estos tres teóricos universales. Ni Marx ni los marxistas de hoy y ayer aprobarían un asilo de capital privado porque eso, si seguimos el Manifiesto Comunista de 1848, es “socialismo conservador o burgués”. En palabras de Marx y Engels: “Una parte de la burguesía desea aliviar los males sociales a fin de asegurar la subsistencia de la sociedad burguesa […] Los burgueses socialistas pretenden las condiciones de vida de la sociedad moderna sin las luchas y peligros que surgen necesariamente de ellas […] El socialismo burgués sólo alcanza su expresión pertinente cuando se transforma en mera figura retórica […] El socialismo burgués consiste, precisamente, en afirmar que los burgueses son burgueses…, en interés de la clase trabajadora”. González Márquez, en sus declaraciones del jueves pasado, se descubre como un mandatario que entiende poco de Marx, Engels y Gramsci y nada de lo que hoy es la izquierda y los movimientos sociales en el país. Demuestra que para él, los inconformes con su caótica manera de gobernar son marxistas, comunistas o socialistas. Nada más alejado de la realidad.
El gobernador se pavonea públicamente de su ignorancia, de su incapacidad para comprender al mundo, al país y al estado. Valdría la pena pensar, ¿de qué nos sirve un mandatario que entiende poco de la realidad social y que, además, se dedica desde su puesto a donar (o desviar) recursos públicos a organismos privados y olvida su labor principalísima como eje de la seguridad social? No cabe duda, cada día González Márquez exhibe su ineptitud para gobernar. Esto no le impide que allá, en Estados Unidos, el mandatario jalisciense rastree un asilo llamado Carlos Marx. Tendrá que buscar mucho.
jorge_naredo@yahoo.com
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando a Andrés Manuel López Obrador en 2008::
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