Código Político
29 de agosto de 2008
FIL: se tambalea la vitrina
Con la ruptura del “grupo universidad”, es que con toda razón tal como lo plantean algunos periodistas y sectores sociales, el conflicto está en un punto de no retorno; la posibilidad del pacto, del arreglo y el acuerdo político intramuros entre Carlos Briseño y Raúl Padilla López han quedaron agotados. Y en efecto, con ello se abre de manera efectiva el tan necesario debate sobre la universidad, de su futuro, del qué hacer con todas y cada una de sus esferas educativas, labores docentes, actividades y empresas culturales como de gobierno.
Bien que mal, nos guste o no, nos adentramos al comienzo de una larga guerra, hacía un muy espeso caldo de cultivo donde “el ring se irá ampliando”; por ahora el conflicto pasa por la destitución de dos de los principales y más poderosos cargos que tenía Raúl Padilla bajo su control; se advierte por el manejo de eufemismos varios, posturas políticas que buscan la legitimidad de acciones emprendidas y por emprender por parte de Briseño Torres y del otro lado esa suerte de “justificación moral e histórica” con la que Raúl Padilla pretende defender su emporio de industrias, puestos, obras y gestión para impulso a la cultura en Jalisco; eufemismos, verdades a medias en donde cada cual, a su estilo, asume su “verdad” y trata de hacerla rentable, comerciable y digerible a nivel prensa y social. Briseño aquí está ganando la mano.
Guerra por dinero y poder, como de costumbre, que amenaza con extenderse más allá de la grilla provocada por los intereses y la mezquindad de la élite universitaria, rebasará los periodicazos, desplegados, sombrerazos, infiltraciones a la prensa, denuncias cruzadas, lanzamiento de lodo y patadas de ahogado de quién todavía es el jefe máximo en la universidad. Todo lo anterior -aún siendo de impacto político y declarativo- aterrizará en los próximos días y semanas en terreno de lo jurídico y de lo que resulte, las partes en conflicto con todo y sus faunas llevarán el conflicto mismo y su cochinero a los cuerpos administrativos, a la academia, sindicatos y al estudiantado.
Y por si fuera poco, aparecen en el entarimado los resabios del pistolerismo, salidos desde “catacumba”, es decir la FEG la cuál apoya abiertamente a Carlos Briseño, quienes amenazan con tomar rectoría de ser necesario. Los acérrimos enemigos del “capo” ya se compraron el conflicto que tanto esperaban.
Es de esperarse entonces, sin ser ave de mal agüero, una espiral de violencia, de inestabilidad política al seno de la UdeG. Cosa que prende los focos rojos en el gobierno de Emilio González; y al parecer no habrá mesas ni mucho menos “mes de conciliación” que alcancen, pues nadie puede calcular el tamaño de la crisis socio-universitaria si es que esta se dirige hacia “abajo”.
Y se preguntará… ¿porqué se tambalea la Feria Internacional del Libro en Guadalajara?
Primero queda claro que ante la sorpresiva embestida de Carlos Briseño y la sacudida de grandes conflictos y grupos de interés; diversos políticos, empresarios, periodistas así como actores involucrados en los negocios culturales de Raúl Padilla ni tardos ni perezosos saltaron para preguntarse con ánimo soliviantado, “¿Qué va a pasar con la FIL y con la presidencia de Raúl Padilla”? Esa joya de la corona de la que tanto presumen Raúl Padilla, sus amigos, su claque y hasta no pocos de los “matraqueros” del obradorismo en Jalisco.
Y es que una experiencia técnica y administrativa de poco más de veinte años no es poca cosa y prescindir del “capo” en esta tarea hace pensar al menos dos veces las cosas a Briseño; de ahí, su hermetismo y espera para “evaluar” si el señor se va o se queda. Y como bien lo dijo Briseño, “sólo los niños y los borrachos dicen lo que van hacer”…pero sólo ellos, también, dicen la verdad, la misma que encontramos si aplicamos lo contrario a los dichos de los políticos. La cartelera, la farándula del teatro Diana, del Auditorio Telmex, de La FIL y tanto recurso, programa e invitados estén comprometidos por ahora se quedan, es parte de una mesurada estrategia política, anunciar en estos momentos cancelaciones, disminución de presupuesto y recortes de tajo sería como una bomba que ahora no conviene hacer estallar. Briseño lo sabe bien.
Muy cierto que con el capo fuera, también lo estará casi toda su gente; fuera toda la crema y nata de “las relaciones públicas” que son el enlace entre artistas, intelectuales, políticos y promotores financieros con la FIL y fuera con ello tanta componenda, cochupos o arreglos económicos en lo oscurito existan para la comercialización de la misma en el recinto de la expo. ¿Por eso la exclamación... qué va a pasar con la FIL?”. Sí, en un ambiente de cambios, renovación y sustituciones más de uno se tienta el cuello al no saber si le pasaran la guillotina y con ello se dan las especulaciones de aquí al infinito.
Por ello no sólo es que por compromisos, experiencias y relaciones públicas que parecerían insustituibles o difíciles de alcanzar en harto grado de eficacia es que la FIL podría seguir igual al menos este año. Pues en breve podría sujetarse a cambios, y no es que se espere del predecible tambaleo su decrecimiento o incluso su desaparición, pues de toda la perversión presupuestal de la industria ferial de la UdeG, la FIL “programa”, la FIL como "la promoción de la lectura" es de lo más noble y rescatable.
¿Quién en su sano y centrado juicio podría estar en contra de que Guadalajara sea destino cultural a nivel internacional?, ¿que su infraestructura ferial, teatral y cultural estén a la altura de las mejores de América latina? Que en el mundo se nos valore por eso. Nadie.
Pero nadie, con dos dedos de frente, con un sentido mínimo de democracia y valores educativos podría tolerar que sea la universidad pública en un contexto como el mexicano la que impulse todo esto a un altísimo costo social: de mala preparación académica, aulas de vergüenza, rechazados semestrales contados por decenas de miles. Y claro no faltaran los ingenuos y quienes se ungen como “próceres” de la cultura argumentando que “por cada peso que invierte la UdeG, los gobiernos municipales de Zapopan, Guadalajara, de Jalisco, Federal ponen otro peso”... Sí claro, y también el diablo y los que gusten ponen otro peso.
Falso o débil argumento, si es que la universidad deposita, malversa, tira a la basura 40 o 50 centavos o los que sean del único peso que tiene, es un dinero irrecuperable para abastecer la demanda educativa y otras prioridades en el tiempo que estas se precisan. Los recursos son escasos, la demanda mucha y la mezquindad en rectoría y del grupo universidad no menos. ¿Dónde están los beneficios?, ¿acaso se ven reflejados directamente en la infraestructura educativa?
Si esa inversión la hiciese por sí misma una universidad privada, el gobierno u otro grupo de poder, se comprendería, pero de una universidad pública en carestía y en democracia es inaceptable. Inversiones que por cierto nunca se interesarían hacer los privados, pues proyectos como la FIL no permea a todo el “círculo verde”, no les maximiza sus ganancias. Pero eso sí le sacan toda la raja por fuera, es decir en atracción del turismo a sus hoteles y plazas.
Y es que criticar a la FIL en este espacio y sin la coyuntura de por medio resultaba una tarea difícil, pues muchos nos tachaban de "locos", de que "se trata de un sinsentido criticar a la FIL" y que predicábamos en el desierto. Pero no nos hace falta buscar por debajo de las piedras los argumentos. Estos saltan a la vista.
Jóvenes y estudiantes usados como carne de cañón, armando la logística básica del capo para operar la FIL ofreciendo su “servicio social”; ¿los empresarios y gobierno querrían pagar eso? “No que lo haga la universidad y sus estudiantes”, parecerían decir entre risotadas... ¿Ha fortalecido en algo dicha feria, a la Editorial Universidad de Guadalajara? No. ¿Realmente la FIL ha contribuido a un aumento sustancial del hábito de la lectura en los jaliscienses? Los números dicen que no.
A propósito, el editor Felipe Ponce, director de la editorial Arlequín, en entrevista hecha en marzo de 2007 comentó que…” no veía mal la apuesta por los espectáculos comerciales, sin embargo, le parece que la UdeG ha centrado la mayoría de sus esfuerzos en este tipo de proyectos”…”En el ámbito literario, la casa de estudios no publicó nada rescatable.”… Y continúa…"Hay una especie de descontrol. Aunque existe una editorial universitaria y ha destacado por unas excelentes ediciones, éstas contrastan con la mediocridad con las que se hacen en otros Centros".
Es entonces que ese fenómeno llamado “FIL” no es criticado por pocos, y nos sumamos a ellos, y no sólo con argumentos de dignidad pública considerando a aspirantes, alumnos, equipo para aulas, reactivos para laboratorios y hasta piso en preparatorias; no sólo con los argumentos de una redignificación de una institución como la UdeG. Sino que existen diversos ángulos de crítica social hacia el mismo evento.
Resulta inadmisible e incluso repugnante, el “culto” a la personalidad que se maneja en torno a la feria misma, esos falsos orgullos, la frivolidad, la excentricidad hecha fiesta. Todos oyen, han visto sabido y quieren ir a la FIL, pero pocos saben a que van…entre ellos estudiantes de preparatoria que son coptados para asistir a la feria y con todo boleto y “descuento con credencial” pagado; es decir muchos acarreados para el llenadero de la “Expo Guadalajara”. Y van para evitar inasistencia o sanción en alguna de sus notas.
Y es que el codearse entre luminarias de la política, de la literatura, de las artes y a cuanto “famoso” se halle en el recinto resulta alto apetecible en una sociedad de disfraces, doble moral y que pretende la excentricidad y lo cosmopolita cuando no es capaz de abastecer y dar cobertura educativa básica siquiera. La FIL como evento vitrina para exhibirse, como negocio de unos cuantos, como ese reflejo y disfraz de la hipocresía y pobreza cultural de la sociedad tapatía y mexicana. ¿Y la lectura, la democracia, las aulas y el futuro de los estudiantes?... ¿a quién le importa?
En el tintero.
De comedia, la impostura de lo que dice ser una universidad, hablamos del grueso de la comunidad académica, ahí no existe ni se conoce el debate, no hay voz ni aspiración democratica, todos calladitos esperando los reajustes, no vaya ser que por hablar de más arriesguen el prestigio o mejor dicho su status, aspiración o cargo. No hay duda, nadie arriesga la "papa".
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando a Andrés Manuel López Obrador en 2008::
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