MarisaBelausteguigoitia 30 de agosto de 2008 El Universal |
Hoy es un gran día. La Suprema Corte de Justicia de la Nación tomó una resolución histórica: expresó su opinión acerca de la ley aprobada por la Asamblea Legilsativa del DF en abril de 2007 que despenaliza el aborto dentro de las primeras 12 semanas de embarazo. Con votos de ocho ministros, esta ley sienta un precedente jurisprudencial y los estados pueden iniciar sus procesos de despenalización, si así lo deciden, sin la sombra de la inconstitucionalidad. Los ministros actuaron como representantes de una institución perteneciente a un Estado laico, democrático que vela por el respeto a las leyes y a los derechos de todos. Dado el carácter tan apasionado de la defensa de la maternidad, que ha llevado a algunos a reducir a las mujeres a una función de paridoras, “dignificadas” a veces con la de custodias de los hogares, hay que celebrar que la SCNJ mantuvo al centro de la discusión un hecho incontrovertible: el tema de la interrupción legal del embarazo se resolvió en la ALDF. Punto. Tan sencillo y tan significativo como eso. En el DF ha ganado espacio político y voz una tendencia democrática que busca la equidad, la igualdad de oportunidades y la justicia social. Vivimos en una ciudad llena de jóvenes, mujeres y hombres que se piensan distintos y “más iguales”, quienes construyen con mucha dificultad una ciudad madura, donde la ciudadanía está consciente de la inequidad, la desigualdad, la injusticia. Nuestra ciudad puede ser violenta y caótica, pero es una ciudad que se imagina y se quiere más libre, con mujeres más autónomas, más dueñas de sus cuerpos, más respetadas como seres humanos y como ciudadanas. Nuestra ciudad no es un paraíso, pero es más habitable que otras para las mujeres que se imaginan libres, para los hombres que han decidido una opción sexual diversa, para los ciudadanos que buscan ejercer más libremente sus derechos y encontrar mejores oportunidades para vivir una vida digna. Podemos mencionar muchos ejemplos de lo que se ha ganado dentro de la orientación democrática en la ALDF: desde las sociedades de convivencia hasta el reglamento de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia o la eutanasia. Se trata de leyes que no imponen conductas, sino que abren espacio al ejercicio de más derechos, que fortalecen la vida democrática. La ALDF, integrada por representantes ciudadanos elegidos democráticamente, votó en abril 2007 por una ley que hace posible la interrupción legal del embarazo. Una ley que no impone conductas sino que responde a una demanda: la necesidad de resolver un grave problema de salud pública y de justicia social. Ante la imposibilidad de definir con incontrovertible certeza el inicio de la vida, la Asamblea se apegó a criterios jurídicos y bioéticos reconocidos y optó por una medida mesurada que da la posibilidad a todas las mujeres ricas y pobres de esta ciudad de decidir sobre su vida, de elegir libremente su maternidad y de gobernar sobre sus propios cuerpos. El sentido de esta ley es claro: las voces en contra de ella no alcanzaron ni siquiera el número necesario para que el recurso de inconstitucionalidad se promoviera desde el interior de la propia Asamblea. Por tanto, lo que defendemos quienes argumentamos a favor de la despenalización es un derecho que se ganó en esta ciudad de forma constitucional y democrática en la propia ALDF. Los inconformes con esta ley fueron una minoría. Y así, quienes promovieron el recurso de inconstitucionalidad lo tuvieron que hacer “desde afuera”. Quienes lo hicieron son además dos funcionarios que nosotros no escogimos y que se caracterizan por su pertenencia partidista y confesional. En el caso de ombudsman, el doctor Soberanes, cabe recordar que algunas de sus recomendaciones u omisiones han causado desasosiego y, sobre todo, que promovió el recurso de inconstitucionalidad pasando por encima de su propio consejo, lo que le resta autoridad moral y demuestra su pretensión de imponer sus criterios personales aun en contra de las reglas de su propia institución. En una democracia, así no se juega, reconoce nuestra SCJN. Cabe destacar esto en momentos en que el aspecto ideológico y los sesgos pasionales y confesionales en torno al aborto parecían reducir otras voces, las de quienes apoyamos una medida legal con sentido social, de cuya constitucionalidad estamos, junto con la SCJN, seguras. Nosotras no somos invisibles, tenemos cuerpo y voz, vivimos en una ciudad que ha manifestado su voluntad de forma democrática y que por vías electorales eligió a una Asamblea que hizo su trabajo y concretó una ley aprobada por mayoría. De ahí que nos congratulamos de que la imparcialidad a la que aludió la SCJN fuera la posición de quienes reconocen las pasiones y las ideologías, respetan las posturas a favor y en contra, pero saben privilegiar la deferencia legislativa. Somos muchos quienes queremos vivir en la ciudad que hemos aprendido, con tanto esfuerzo, con tanta ilusión y sentido, a construir en democracia y con responsabilidad social. Directora del PUEG de la UNAM |
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando a Andrés Manuel López Obrador en 2008::
No hay comentarios.:
Publicar un comentario