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jueves, enero 17, 2008

Tijerázos del occidente


Versión escrita


El dia de hoy se llevo acabo una fiesta mitin en plaza de armas por el despido de Francisco Ramirez Acuña en la Secretaria de Gobernación que maneja el pelele Felipe Calderón, donde despues de un año fue uno de los rasurados del gabinete, que muestra una total descomposición en su gobierno Usurpador.

La marcha fue convocada por la Organización AREMOS (asamblea de redes y movimientos sociales) y en la que tambien hubo un reclamo por la incorporación al gabinete de Calderón de Juan Camilo Mouriño Terrazo, un español que participo en la campaña para la presidencia de la republica y colaboro en la red Amigos de Fox destinada a recabar dinero de los empresarios para despues cobrar las grandes facturas en contra de la nación mexicana.

Conocido como “Ivan el fino “por todos los lujos que mantiene, desde la manera de vestir hasta en toda su forma de vida, claro esta que este tipo no se preocupara por la gente mas pobre y desprotegida del pais que es la gran mayoria y cuidara sus intereses y toda su gran fortuna que ha ido a la alza en estos ultimos años y desde que Fox entro a los pinos.

En fin una victoria por la salida de uno de los peores personajes de la politica mexicana, y un mal augurio al entrar una de las personas mas relacionadas al mal poder y gobierno del usurpador de Calderón.







::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

martes, agosto 14, 2007

Opinión - Carlos Fazio

Manuel Espino, la ODCA y la subversión en Cuba

La Jornada

Manuel Espino sí sabe para quién trabaja. Cuando en marzo de 2005 llegó a la presidencia del Partido Acción Nacional, Espino, un panista sin abolengo a quien su correligionario Juan Ignacio Zavala definió como expresión de la "derecha radical (llámese ultra, Yunque o lo que sea)", era un subproducto acabado de las organizaciones clandestinas que en los años 60 anidaron a la sombra de grupos como Desarrollo Humano Integral, financiado por la Coparmex, organismo cúpula patronal y cabeza de playa de la ultraderecha facciosa mexicana. A su vez, debe la presidencia de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), a cuatro organizaciones anticastristas de Miami: el Movimiento Cristiano Liberación, el Proyecto Demócrata Cubano, el Partido Demócrata Cristiano de Cuba (en el exilio) y el Directorio Democrático Cubano (DDC), con las que pactó desplegar una campaña permanente de desestabilización en Cuba y otros países de América Latina gobernados por fuerzas progresistas, en particular Venezuela.

La tardía adscripción de Acción Nacional a la familia ideológica democristiana se remonta a los años 80 y llegó de la mano de la fundación Konrad Adenauer (Konrad-Adenauer-Stiftung, KAS), que funciona como lo que se ha dado en llamar "diplomacia informal" de la Christlich Demokratische Union (CDU), el partido demócrata cristiano (católico) de Alemania. Sin embargo, la consolidación de los vínculos del PAN con la Organización Demócrata Cristiana de América se dio durante el mandato presidencial de Vicente Fox (2000-2006). En ello jugaron un papel fundamental, además del CDU y la Fundación Adenauer de Alemania, el Partido Popular liderado por el ex jefe del gobierno español, José María Aznar, y el Instituto Republicano Internacional (IRI), brazo propagandístico del Partido Republicano de Estados Unidos. De esos institutos políticos salieron los recursos clandestinos que, desde el exterior y de manera ilegal, aceitaron la campaña electoral del primer presidente panista de México, canalizados a través de la asociación Amigos de Fox.

No es para nada casual que uno de los patrocinadores de Espino en su irresistible ascenso a la presidencia de la ODCA sea el DDC, engendro de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de comienzos de los años 90 a raíz del desplome del campo socialista, utilizado como instrumento para el desarrollo del trabajo subversivo en la isla, particularmente enfocado hacia la juventud cubana.

Desde su surgimiento, el DDC recibe fondos públicos del gobierno de Estados Unidos y la CIA, vía la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), la Nacional Endowment for Democracy (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI) y organismos no gubernamentales de fachada como la Pan American Development Foundation, con sede en Washington. Sólo en el periodo 1997-2000, el DDC recibió un millón 184 mil 957 dólares de la USAID y la NED.

La "vocación" socialcristiana del DDC es reciente. Adquirió su membresía plena en la ODCA en la misma reunión celebrada en Santiago de Chile el 12 de noviembre de 2006, en la que Manuel Espino fue electo presidente. Su objetivo: penetrar, tratar de capitalizar y manipular a la ODCA contra Cuba y Venezuela.

Igual que la Unión Liberal Cubana, de Carlos Alberto Montaner, el DDC es una organización compuesta por un núcleo duro y pequeño de colaboradores de la CIA, a quienes no les interesan las actividades proselitistas y la captación de nuevos miembros. Su principal cabecilla, Orlando Gutiérrez Boronat, es un terrorista precoz del exilio miamense, que además ha desarrollado acciones de propaganda contra Cuba a través de la WSCV Canal 51 de Miami y Tv Martí. En México, el DDC impulsó la creación de la Promotora Internacional de Derechos Humanos, muy activa en la exigencia del voto del gobierno mexicano contra Cuba en la ex Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra.

Uno de los proyectos más importantes del DDC, para el cual ha recibido cuantiosos medios materiales y financieros de la CIA, es Radio República. Se trata de una emisora dirigida hacia los radioescuchas en Cuba, cuyos programas son preparados por especialistas en guerra sicológica de la central de la agencia en Langley. Radio República, que la CIA promociona como "la voz del DDC", transmitió por primera vez el 15 de agosto de 2005, a través de las ondas de la emisora oficial estadunidense Radio Miami Internacional, por la frecuencia 9955 KHZ, banda de 31 metros. Con posterioridad ha utilizado espacios alquilados a Radio Martí. Problemas técnicos impidieron a la CIA iniciar la programación dos días antes, un día como hoy, 13 de agosto, cuando Fidel Castro, cumplía 79 años.

Desde entonces, junto a Radio Martí, la emisora constituye la de mayor peso en la propaganda radial enemiga por onda corta contra Cuba, transmitiendo 116 horas semanales. Radio República utiliza transmisores situados en territorios de Gran Bretaña, Canadá y Alemania, países aliados de Estados Unidos. Sin embargo, existen fundadas sospechas de que la emisora pretende ampliar su trabajo subversivo y desestabilizador contra Nicaragua y El Salvador, desde una estación con base en territorio costarricense.

Los exitosos pasos de la CIA para incluir al DDC dentro de la membresía de la ODCA, dirigida por Espino desde su cuartel general en México, parecen configurar un eslabón más en la creciente dependencia de los gobiernos del PAN a la diplomacia de guerra de Washington. Hasta ahora, los intentos de Estados Unidos para involucrar a México en acciones hostiles y subversivas contra Cuba o de utilizar su territorio con tales fines habían resultado de poca envergadura. Pero al parecer la situación está cambiando.

miércoles, julio 25, 2007

Opinión - Jose Gil Olmos

La sonrisa de Ulises

Proceso

México, D.F., 24 de julio (apro).- Ulises Ruiz tiene una sonrisa que en Oaxaca no contagia, sino que molesta. Es cínica e impúdica. Luego de 500 detenidos, 23 muertos y decenas de heridos en el conflicto social más largo que ha tenido el país en los últimos años, el gobernador priista sigue sonriendo; pero es tal el rechazo que provoca su actitud que ahora ya le llaman “El carnicero de la Antequera”.

Ulises Ruiz tiene una biografía poco envidiable entre los políticos mexicanos: La mayor parte de su obra está en los subterráneos de la política electoral, siempre de la mano de Roberto Madrazo, a quien le ha servido de operador político e incluso de suministrador de recursos. De hecho, es por esto que, se asegura en Oaxaca, está en problemas, porque una gran parte de los recursos del estado los desvió para apoyar la campaña presidencial de Madrazo y también para pagar una parte de la nómina del PRI en el 2005 y 2006.

La especialidad de Ulises Ruiz ha sido el fraude electoral y desde que fue delegado del PRI, entre 1982 y 1989, sirvió de operador en elecciones en las que Madrazo ha sido el responsable, como la de Michoacán, en 1989, cuando se le escatimó la victoria al PRD. Luego, en 1994, Ulises Ruiz le hizo el trabajo directo a Madrazo y le ayudó a ganar la gubernatura de Tabasco.

Es a partir de 1994 cuando su carrera política sube como la espuma: en 1996 lo nombran secretario de Organización del Comité Directivo Estatal del PRI; luego, diputado federal, de 1997 al 2000. Posteriormente, senador de la República, desde donde salta para ser candidato y gobernador de Oaxaca.

Como legislador nunca brilló, a pesar de haber participado en las comisiones de Recursos Hidráulicos, Justicia, y en la de Reglamentos y Prácticas Parlamentarias. No se recuerda que haya hecho ninguna propuesta de reforma significativa. Imposible que lo hiciera, su fuerte siempre fue el fraude electoral.

Su incapacidad como gobernante quedó demostrada inmediatamente desde que llegó a Oaxaca en el 2004. En los dos primeros años, organizaciones de derechos humanos registraron 27 muertos por conflictos agrarios, así como decenas de detenidos.

Formado fuera de Oaxaca, aunque nació en Chalcatongo en 1958, Ulises Ruiz mostró muy pronto su insensibilidad cuando cambio el Zócalo de la capital –símbolo de identificación– y mandó a retirar árboles centenarios. Esta acción irritó a los oaxaqueños y fue parte de los inicios del conflicto que hoy vivimos.

En mayo del 2006 trató de engañar a los maestros en las negociaciones que tradicionalmente se repiten desde hace 20 años. Les prometió un porcentaje de aumento de recursos y al firmar el acuerdo resultó que era menos. Al mismo tiempo mandó a desalojar el Zócalo y ahí empezó a surgir la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, un movimiento social en el que confluyeron sindicatos, estudiantes, colonos y campesinos de la entidad en contra del gobernador.

A 14 meses de que iniciara el conflicto social, el saldo es el siguiente: 23 personas muertas, cerca de 600 detenciones arbitrarias –en los que 41 personas siguen presas y 200 más están libres bajo fianza aunque sujetas a un proceso penal--, más de 50 casos de tortura, siete ataques a defensores de derechos humanos, e igual número de agresiones a comunicadores, así como dos desaparecidos.

Como nadie, Ulises Ruiz ha reprimido y dividido a la sociedad oaxaqueña. El conflicto ha penetrado en el seno de las familias, en el tejido social y tiene confrontados a los actores sociales. Pero esto poco le importa.

El lunes pasado el gobernador celebró como una victoria personal la celebración de las fiestas populares conocidas como la Guelaguetza, que no es otra cosa que un rito muy oaxaqueño que significa dar lo que uno tiene.

Si nos atenemos al significado de la Guelaguetza, Ulises Ruiz dio lo mejor de sí: un acto de represión previo del cual resultaron 40 detenidos y 50 heridos; anuncios de un fraude en las elecciones a diputados locales el próximo 5 de agosto; y el acarreo de miles de burócratas para llenar el auditorio donde se realizó el festejo. Es decir, un fraude. Todo con una sonrisa burlona. La sonrisa de Ulises.

miércoles, abril 04, 2007

Estúpidos fascistas – campaña difamatoria contra Gennaro Carotenuto

Vuelve a la actualidad el caso de Alejandro Peña Esclusa, el neofascista y antisemita venezolano, que propugna el regreso de dictaduras militares en todo Latinoamérica, que en las elecciones sacó apenas 2.424 votos, pero que en Europa fue vendido como el jefe de la oposición moderada contra Hugo Chávez.

La organización de Peña Esclusa, Fuerza Solidaria, conectada en España con Falange y en Italia con los neofascistas de Forza Nuova, difundió un delirante comunicado de prensa en el cual denigra y difama al periodista italiano Gennaro Carotenuto, primero en haber expuesto el caso del neofascista venezolano recibido en Italia, entre otros por el secretario del partido democratacristiano UDC, Lorenzo Cesa, en Vaticano por el Cardenal Renato Martino y, en España, por el ex Ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, y había encontrado grandes espacios es en diarios como Il Tempo de Roma o el ABC de Madrid.

Especialmente, utilizando conocidas técnicas mediáticas de denigración del enemigo, la organización neofascista, encontró en Internet la foto de un chico, aparentemente dormido o bajo el efecto de alcohol o drogas, vestido con una camiseta con la imagen de Ernesto Guevara (¡todo un crimen!) vendiéndola, de manera claramente falsa, como la foto de este periodista. La foto en cuestión retrata otra persona y NO REPRESENTA a Gennaro Carotenuto, que en estas horas está presentando una denuncia a la justicia italiana y venezolana contra los gestores del sitio de Fuerza Solidaria. Este resulta ser registrado en la ciudad de Key Biscane, Florida, Estados Unidos y la manipulación se puede ver acá.

El comunicado, publicado en italiano y español, denuncia que Carotenuto (definido genéricamente en el titulo como “el chavismo”) haya participado (sic!) en los Foros Sociales de Génova y Porto Alegre y es miembro del Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en defensa de la Humanidad.

Carotenuto, en las semanas pasadas, había revelado como el argumento más fuerte de Peña Esclusa para buscar apoyos para un nuevo golpe de estado –su objetivo declarado- en Venezuela, es denunciar un fraude electoral inexistente en las elecciones del pasado 3 de diciembre de 2006.

Ya que todos los observadores internacionales, la Unión Europea, el secretario de estado estadounidense, Condoleeza Rice, y hasta el candidato perdedor, Manuel Rosales (4.3 millones de votos, contra los 2.424 de Peña Esclusa) reconocieron la plena transparencia de las elecciones, este argumento es políticamente irrelevante, jurídicamente difamatorio e intelectualmente deshonesto.

Denigrando a Carotenuto, el “partido del golpe” en Venezuela demuestra que necesita embarrar la cancha, tanto mintiendo sobre fraudes inventados, tanto difamando a periodistas, culpables sólo de hacer su trabajo de manera documentada revelando todos los detalles del siniestro currículum de Peña Esclusa y de los poderes que lo empujan a encontrar personajes tan distantes como un Cardenal en el Vaticano o los veteranos de los escuadrones de la muerte de Roberto D’Aubuisson en Salvador.

Link al reportaje de Carotenuto sobre el viaje del neofascista venezolano.

Link a la versión italiana de este comunicado

lunes, marzo 12, 2007

Aberración jurídica, iniciativas del Ejecutivo sobre justicia: expertos

Se daría al Estado poder inaudito para combatir el crimen... y otras cosas, advierte Carrancá

Por presiones de EU se pretende dejar los derechos humanos en el bote de basura, dice


LAURA POY , GABRIEL LEON , GUSTAVO CASTILLO - La Jornada

Agentes de la Procuraduría General de la República, la Policía Federal Preventiva y la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco realizaron ayer un operativo conjunto en la zona metropolitana de Guadalajara, en el contexto del combate al crimen organizado
Lupa
Agentes de la Procuraduría General de la República, la Policía Federal Preventiva y la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco realizaron ayer un operativo conjunto en la zona metropolitana de Guadalajara, en el contexto del combate al crimen organizado Foto: Arturo Campos Cedillo

Investigadores y especialistas en derecho constitucional advirtieron que de aprobarse las iniciativas sobre seguridad y justicia penal enviadas al Congreso por el presidente Felipe Calderón, para autorizar juicios sumarios, allanamientos, cateos, intervenciones telefónicas, e incluso arraigos, sin la autorización previa de un juez, desaparecería el estado de derecho. "Cualquier ciudadano podría ser acusado de algún delito, sin mayor prueba, al prevalecer la indefensión"; aseguran que estas propuestas obedecen a presiones de Estados Unidos.

Afirman que las iniciativas de reforma legislativa son "una aberración jurídica", porque se pretende actuar en contra de las garantías individuales al imponer el pragmatismo legal que aplican Estados Unidos y Colombia, el cual en los hechos ha demostrado su ineficiencia.

"Error de forma y fondo"

El constitucionalista Raúl Carrancá afirma que las propuestas federales son un "gravísimo error de forma y fondo", que otorgarían al Estado "un poder inaudito", que utilizaría para combatir la delincuencia, pero también para otras cosas, y "eso está demostradísimo, aunque pregonen y griten que no".

Se trata, argumenta, de una política equivocada que obedece a presiones de Estados Unidos para "soltar inversiones y apoyos económicos. Saco estas conclusiones porque los ministros de la Suprema Corte se han atrevido a decir que la cadena perpetua no es inconstitucional".

Con la integración de un código penal único y el otorgamiento de mayores poderes al Ministerio Público (MP), como demanda Calderón Hinojosa, los derechos humanos quedarían "en el bote de basura", destaca el jurista, para quien la cadena perpetua, entre otras medidas anunciadas, podría resolver por unos meses el problema de la delincuencia que enfrenta el Estado, "pero a la larga no ataca el problema de fondo".

En tanto, el doctor en derecho Clemente Valdés considera que se trata de "una peligrosa reforma, toda vez que hay medidas que ponen en riesgo garantías fundamentales, y podrían cometer atrocidades".

Elisur Arteaga Nava, constitucionalista e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), afirma que la iniciativa es "inconstitucional"; no se pueden ejecutar de forma unilateral acciones orientadas a la aplicación de la justicia sin consultar a la sociedad y alcanzar consenso, advierte.

"Cualquier reforma a la Constitución para permitir la aplicación de estas medidas significaría que, "con el pretexto del combate al narcotráfico, se fortalecerían las atribuciones de la Procuraduría General de la República, pero al mismo tiempo se acabaría con el estado de derecho y el respeto a la ley, pues con esas atribuciones no sólo se violan las garantías fundamentales, sino que estaríamos en peligro de ser acusados de cualquier delito", dijo.

Al respecto, Agustín Pérez Carrillo, profesor-investigador de la UAM-Azcapotzalco y especialista en derechos humanos y delitos políticos, señala que ante la "falta de legitimidad" del gobierno calderonista, es evidente que "de lo único que pueden agarrarse es de la fuerza pública y de la acotación de derechos para intentar legitimarse ante la sociedad, con una administración que en apariencia ejerce la mano dura, pero que en los hechos sólo es simulación".

La iniciativa presentada por Calderón -indicó- en realidad "recoge viejas propuestas que se han presentado sin mucho éxito ante el Congreso, como ocurrió con el ex presidente Vicente Fox, y que retoman de fondo las recomendaciones del ex alcalde de Nueva York Rudolf Giuliani, y su famosa tolerancia cero, con la que tampoco se logró el combate efectivo contra la delincuencia".

Asegura que es evidente que de aprobarse una iniciativa que pretende mantener en estado de "indefensión" a los ciudadanos, sería "totalmente violatoria de los derechos humanos, no sólo porque afecta a la población de forma directa, sino porque en realidad se deja intacta la corrupción de las instituciones, que es lo que en el fondo obstruye la aplicación de la justicia".

Pedro Isnardo, especialista en temas de seguridad nacional, refirió que con las medidas anunciadas lo único que queda claro es que a 100 días de gobierno, el mandatario aún está buscando construir una credibilidad política y social de su administración, con temas sensibles para los mexicanos y estrategias con un futuro poco promisorio.

Estas estrategias "no cuentan con la adhesión integral de todos los poderes, porque les falta pasar por el consenso del Legislativo y de los mandatarios, quienes no tienen claro si la iniciativa va al fondo contra aquellos gobernantes y representantes que tengan algún tipo de vínculo con el crimen organizado".

No permitiremos un Estado policiaco: legisladores

Afirman PRD, PRI y PT que analizarán con cuidado la propuesta de Calderón


ANDREA BECERRIL , GEORGINA SALDIERNA , FABIOLA MARTINEZ - La Jornada

Legisladores y dirigentes de PRD, PRI y PT advirtieron que analizarán con todo detenimiento las reformas en materia de justicia y seguridad pública que Felipe Calderón envió al Congreso, ya que si bien están conscientes de la urgencia de mejorar el marco jurídico para el combate a la delincuencia organizada, no pueden avalar que se vulneren los derechos humanos con el espionaje telefónico, los cateos y allanamientos sin orden judicial.

En entrevistas por separado, los senadores perredistas René Arce y Ricardo Monreal señalaron que no deben permitir que el Estado mexicano se convierta en un ente policiaco, por lo que van a solicitar que su bancada estudie a fondo las reformas; de entrada, descartaron que se apruebe la propuesta de Calderón para que se intervengan conversaciones telefónicas privadas o se lleven a cabo cateos y allanamientos de domicilio sin orden de un juez.

Aunque se asegure que esas medidas se aplicarían sólo en el caso de la delincuencia organizada, el riesgo es que se generalicen y deriven en violaciones sistemáticas a las garantías individuales, agregó Arce, quien es secretario de la Comisión de Seguridad Pública del Senado.

A su vez, Monreal adelantó que propondrá que expertos en la materia analicen la iniciativa junto con los integrantes de las comisiones dictaminadoras, para dejar en claro su alcance y repercusiones. A su juicio, no deben aprobarse medidas que puedan violentar derechos humanos, menos cuando la Procuraduría General de la República (PGR) no es autónoma, sino que depende del Ejecutivo federal.

Qué garantiza -preguntó- que no se utilice la dependencia con fines de persecución política, como en el caso del desafuero a Andrés Manuel López Obrador. En la fracción del PRD se tendrá que valorar el riesgo de regresar a décadas pasadas, cuando se espiaban las conversaciones de los opositores o adversarios políticos, para amedrentarlos o presionarlos.

"Hay que dar todo el apoyo jurídico para el combate al crimen organizado, sobre todo al narcotráfico, pero sin vulnerar los derechos humanos. No queremos que se llegue a un Estado policiaco", recalcó Arce Islas.

Por su lado, el petista Alberto Anaya calificó la iniciativa como preocupante y riesgosa, pues se puede convertir en el instrumento ideal para reprimir a la usanza nazi, como hizo la Gestapo en el pasado. Estamos en contra de aquello que implique echar las garantías constitucionales por la borda, pero valoraremos los aspectos positivos que la iniciativa pueda tener, subrayó.

Nosotros estamos en favor de que se combata el narcotráfico, pero se debe empezar por el mismo gobierno, pues sus funcionarios son los que están asociados a las bandas criminales y los que les dan cobertura en muchos municipios del país. A manera de ejemplo, refirió que en Durango, al empezar el operativo contra el tráfico de estupefacientes, el primero en ser detenido fue el subprocurador, por estar relacionado con las mafias.

En tanto, Ricardo Cantú, coordinador de los diputados federales del PT, señaló que los problemas de inseguridad y delincuencia no se resuelven con leyes más duras o que violenten los derechos humanos de los ciudadanos.

La mejor manera para propiciar el avance en el combate a la delincuencia es haciendo más eficiente a las policías en su trabajo de investigación, limpiándolas de la corrupción y sentando las bases para que la sociedad cada vez sea menos desigual. El desempleo y la pobreza propician la inseguridad, subrayó.

Mientras, Carlos Flores Rico, presidente de la Comisión de Imagen y Comunicación del Consejo Político Nacional del PRI, dijo que en ningún país la intervención de las comunicaciones privadas o la acción confiscatoria del Estado han sido métodos eficaces para el combate real al crimen organizado.

Agregó que la iniciativa presentada el viernes por Calderón tendrá buen impacto propagandístico, pero sin resultados concretos. "Estamos ante un plan burdo, poco inteligente y riesgoso para la libertad de los ciudadanos que no tenemos que ver con la delincuencia organizada", subrayó.

Justicia expedita aunque se restrinjan derechos: Calderón

En iniciativas enviadas al Congreso critica "benevolencia" de las medidas cautelares

El Presidente busca que los delitos graves se juzguen máximo en un año y los no graves en cuatro meses

El arraigo efectuado por el MP deberá ser convalidado en tiempo breve por un juez, precisa

GUSTAVO CASTILLO GARCIA La Jornada

En las iniciativas de Felipe Calderón para reformar los sistemas de seguridad y justicia penal del país se admite que las medidas propuestas en materia de investigación de delitos, y que pueden ser establecidas de manera unilateral por el Ministerio Público, son "restrictivas de los derechos fundamentales".

No obstante, afirma que aun cuando se impongan reglas, como prohibir salir de una demarcación territorial o "acercarse a uno o varios individuos", y vigilancia "a cargo de determinadas personas o instituciones", posibilitan una investigación expedita, "siempre en un marco de estricta legalidad".

Asimismo, se menciona que "en caso de delincuencia organizada, se excepcione la garantía individual consistente en solicitar que la pena se compurgue cerca del domicilio del reo", con el argumento de "la obvia razón" de que cumpla su sentencia en prisiones "que cuenten con la seguridad y las instalaciones necesarias para la protección de su integridad, disminuyendo los riesgos de fuga o violencia interna".

En la exposición de motivos de las iniciativas, Felipe Calderón asegura que "es imperativo revertir los índices de inseguridad pública e imprescindible que la sociedad recupere la confianza en sus instituciones; que sienta la certeza de que, ante la comisión de un delito, por menor que éste sea, se impondrá una sanción proporcional a la conducta, y que la víctima tendrá a su alcance los elementos y medios eficaces para ser restituida en el agravio ocasionado".

"Enérgico llamado" a las fuerzas políticas

El mandatario hace un "enérgico llamado a todas las fuerzas políticas" para que aprueben sus propuestas, en las que critica la "benevolencia" de medidas cautelares, como la suspensión en el juicio de amparo, y estima cuestiones como "el arraigo, en la prohibición de salir de una demarcación territorial o en el aseguramiento de bienes".

Sin embargo -agrega-, "es claro que es indispensable ampliarlas". Considera también que dado su carácter de restricción de derechos fundamentales, deben ser incorporadas a escala constitucional".

Afirma que en caso de aprobarse las iniciativas de ley, un juez podrá imponer medidas restrictivas de la libertad a un presunto delincuente durante la "investigación de los delitos: arraigo, prohibibir abandonar una demarcación territorial y acercarse a una o varias personas", y el aseguramiento de instrumentos, objetos y productos del delito.

En el mismo párrafo de la iniciativa se mencionan garantías para las víctimas, y propone que exista "la restitución provisional de los derechos de los ofendidos (sin precisar a qué garantías se refiere), la protección de su integridad física y moral (sin señalar si se les dotará de nuevas identidades o escoltas ni durante cuánto tiempo).

En el documento se advierte que la aprobación de las modificaciones legales que permitirían a un juez establecer medidas cautelares, también posibilitarían al Ministerio Público tener las mismas facultades, exceptuando lo relativo al arraigo, ya que éste, aunque sea dictado de manera unilateral por la Procuraduría General de la República, sólo tendrá validez cuando, en un "tiempo breve", lo convalide un juez.

Según la iniciativa de Felipe Calderón, "la idea de que las medidas cautelares sean concurrentes tiene su fundamento en la propuesta de reforma al artículo 20, apartado B) fracción VI, de la Constitución, que autoriza a la víctima u ofendido a solicitarlas, lo cual podría hacer -a su elección- ante el Ministerio Público o ante el juez, sin necesidad de formalismos que hoy limitan mucho los derechos y la intervención de los sujetos pasivos del delito".

Y añade que su pretensión de que una autoridad judicial controle "diversos actos durante la investigación, es que sean revisados en cuanto a su legalidad por un órgano jurisdiccional, cuyas características principales son la independencia, la legalidad, la imparcialidad y la objetividad de sus decisiones", pues reconoce que "lo anterior permite el equilibrio entre las nuevas medidas cautelares en la indagación, "restrictivas de los derechos fundamentales", con la necesidad de proteger a la sociedad, a las víctimas u ofendidos, al posibilitar una investigación expedita, pero siempre en un marco de estricta legalidad".

Además, el proyecto enviado al Congreso de la Unión el pasado viernes incluye también una nueva catalogación de delitos en no graves y graves. La delincuencia organizada siempre estará en la última.

La intención del Presidente es que a partir de la aprobación de la iniciativa, los procesos penales por delitos no graves "tengan un máximo de juzgamiento de cuatro meses", y los graves, de un año, y sólo se ampliará el plazo si el inculpado lo solicita para recabar pruebas de su inocencia.

En ese sentido, una vez aprobadas las iniciativas como fueron enviadas, ya no habrá quien decida defenderse sólo con una persona de su confianza, pues ahora será obligatorio que cuente con un licenciado en derecho, y si no quiere o no puede pagarlo, el juez del caso le asignará un defensor de oficio, forzosamente.

En cuanto a la policía, el proyecto presidencial plantea que la corporación federal "pueda recibir denuncias, recabar evidencias físicas y datos relacionados con los hechos posiblemente delictuosos, sin la camisa de fuerza que significa una innecesaria subordinación jerárquica y operativa al Ministerio Público, sino únicamente contando con su conducción jurídica para construir los elementos probatorios que permitan llevar los asuntos ante los tribunales".

La aprobación del proyecto calderonista permitiría que "la policía actúe con la autonomía técnica y funcional necesaria y propia de su naturaleza, con facultades y atribuciones que, sin lesionar o molestar derechos sustantivos, permitan el conocimiento de los hechos aparentemente delictivos y la identificación del probable autor o partícipe.

"De esta manera, se abandona el concepto tradicional de que la policía se encuentra bajo la autoridad y mando inmediatos del Ministerio Público, sin que ello implique falta de control, toda vez que la autoridad ministerial continúa siendo la conductora, jurídicamente, de la investigación", supuestamente.

Además, en la iniciativa Felipe Calderón propone al Congreso la aprobación de facultades para que la PGR realice detenciones, allanamientos, cateos, intervenciones telefónicas y hasta arraigos sin la autorización previa de un juez, para perseguir la presunta comisión de delitos relacionados con el crimen organizado.

Y en lo que tiene que ver con la intervención de comunicaciones privadas, se argumenta que, "en ocasiones, acudir a la autoridad judicial dificulta o imposibilita la investigación", y considera pertinente que hasta después de que se realicen estas acciones, un juez,"de manera oficiosa, revise la legaldiad de las intervenciones y los cateos".

jueves, febrero 01, 2007

EL NUEVO FASCISMO MEXICANO

Jorge Alonso
Investigador del CIESAS Occidente

Los últimos acontecimientos políticos en México hacen recordar el texto clásico de Hannah Arendt, Los orígenes del totalitarismo. Si bien el ideólogo del panismo, Efraín González Luna, fue un duro crítico del fascismo en sus vertientes nazi y franquista, en el nacimiento del Partido Acción Nacional hubo muchos admiradores de esas formas política, y en no pocos panistas ha prevalecido esa tendencia hasta nuestros días. Arendt advirtió que las soluciones totalitarias surgían donde parecía imposible aliviar la miseria económica, política y social de un modo digno del ser humano. A las reflexiones de Arendt habría que añadir las de Boaventura de Sousa Santos quien advierte la existencia de un fascismo societal. De Sousa puntualiza que en el nuevo fascismo no hay necesidad, como en el original, de eliminar expresiones de otros partidos. Hay una segregación de los excluidos y un fascismo de estado paralelo (con aplicación selectiva de las leyes) y un fascismo paraestatal, que implica la usurpación por parte de poderosos actores sociales de las perspectivas estatales con connivencia del Estado. Finalmente no habría que olvidar el fascismo de la inseguridad, que es una manipulación discrecional de la inseguridad. Todo esto se concretiza de manera extrema en el caso de Oaxaca. Los poderes fácticos y la espuria presidencia panista tratan de apoyarse en sentimientos que son promovidos en amplias capas de la población por medio de los poderosos medios electrónicos de comunicación en contra de la resistencia popular oxaqueña, la cual lucha contra el abuso del poder.

Oaxaca es una de las entidades más pobres de México. Sus 16 etnias distribuidas en sus siete regiones conforman la población indígena más numerosa del país. Sufre una aguda desigualdad social, política y económica. Ha sido tierra de caciques y de abusos. En 2004 por medio de fraude electoral fue impuesto Ulises Ruiz, un allegado al gobernador saliente y al entonces jefe del PRI, Roberto Madrazo. Su ejercicio despótico del poder lo fue enemistando con una gran parte de la población. Con el gobierno de Ulises Ruiz la situación de los derechos humanos en la entidad se deterioró aún más. El gobernador recibió muchas observaciones y recomendaciones por parte de organismos de derechos humanos nacionales e internacionales, pues era acusado de propiciar el encarcelamiento y el asesinato de opositores ( ).

En mayo de 2006 los maestros demandaron mejoras salariales, y ante la falta de soluciones a sus peticiones hicieron un plantón en el centro de la capital del estado. A mediados de junio el gobierno local intentó aplastarlos con un violento desalojo y lo que consiguió fue que naciera un amplio movimiento regional al que unificó la exigencia de la renuncia del gobernador. Los pueblos de Oaxaca tienen una intensa vida comunitaria. Muchas poblaciones y organizaciones estudiantiles, campesinas y de colonos conformaron una convergencia que denominaron Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. La APPO vio la oportunidad de oponerse a todos los cacicazgos y en especial al del gobernador, que fue calificado de delincuencial.

La APPO organizó su propia comunicación con la población. Una radio que estuvo desde junio a noviembre al servicio del movimiento fue la radio de la universidad que el sector estudiantil controló durante esos meses.
El primero de agosto de 2006 cientos de mujeres hicieron una marcha con cacerolas. Acudieron a demandar un espacio en la televisora del gobierno del estado. Como no fueron recibidas, decidieron instalarse ahí. El movimiento tomó tanto la radio como la televisión estatales. Transformaron en una gran cocina el estacionamiento de las instalaciones del canal del pueblo. No se quedaron en las oficinas para que no fueran a decir que se habían robado cosas. Luego formaron la Coordinadora de Mujeres de Oaxaca. Sumaron su fuerza y su miedo y volvieron a marchar juntas rumbo a la ciudad de México. También impulsaron la toma de una radio que llevaba el nombre de La Ley, a la cual rebautizaron como La Ley del Pueblo.

La solución al repudio popular al gobernador hubiera sido que el poder legislativo declarara la desaparición de poderes. Pero eso hubiera implicado el que se hicieran de nuevo elecciones en esa entidad. Como el movimiento contra el gobernador priista había tenido como un efecto inmediato el que en Oaxaca la Coalición por el Bien de Todos encabezada por López Obrador hubiera tenido una copiosa cosecha de votos en julio, entonces el PRI buscó la alianza del PAN para impedir la salida de Ulises Ruiz. No hay que olvidar que lo que ha ido quedando de amalgama en el priismo es la impunidad. Se arropan entre ellos, y se defienden como mafia. El PAN, para tener en el poder legislativo el apoyo del PRI, olvidándose de sus principios también defiende a los priistas más desprestigiados. En esa forma en el Senado no prosperó la solicitud de desaparición de poderes que había promovido la APPO. Posteriormente un juez consideró que el Senado había incurrido en conducta omisa al no contestar los escritos de desaparición de poderes en Oaxaca que la APPO había presentado a finales de julio. Con eso el Senado había violado la garantía del derecho de petición. La APPO buscó entonces otra vía legal: que la Cámara de Diputados le hiciera juicio político al gobernador, pero éste se ha mantenido bajo el manto protector del PRI y del PAN.

En agosto y en septiembre la APPO organizó muchas marchas, huelgas de hambre, y se intensificaron las barricadas en gran parte de la ciudad de Oaxaca. El gobierno federal creyó que dejando el conflicto a su suerte se agotaría; pero el problema se fue complejizando. También fue en aumento la respuesta violenta por parte del gobierno local. A mediados de octubre un manifestante fue asesinado por esbirros del estado. Este acontecimiento fue reportado por el reportero estadounidense Brad Will que desde un medio independiente daba seguimiento al conflicto. El 27 de octubre policías y priistas atacaron barricadas y dieron muerte al reportero Brad Will. La APPO responsabilizó al gobernador, y al gobierno federal por su omisión y su cerrazón para reconocer que en Oaxaca había un conflicto social que iba más allá de una demanda local y laboral. También el Senado era responsable porque debido a intereses partidistas había ratificado los poderes en Oaxaca. La APPO exigió una vez más la salida del gobernador, y rechazó el uso de la fuerza pública como solución. Las organizaciones de derechos humanos denunciaron que crecía una ola de represión.

El gobierno federal aprovechó el asesinato del ciudadano estadounidense para precisar que sólo aceptaría las demandas salariales de los maestros, pero de ninguna manera la salida de Ulises Ruiz. Para apuntalarlo mandó a Oaxaca a la policía federal. Hubo cateo de casas y detenciones. El movimiento popular anunció que resistiría la ocupación militar con resistencia pacífica. Los pueblos mixtecos clamaron que no tenían armas, sino la necesidad de que el gobierno federal escuchara sus demandas y no que reprimiera. La liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos y más de cien organizaciones civiles y sociales emitieron a finales de octubre un comunicado urgente ante el estado de sitio de facto que perseguía al movimiento pacífico de resistencia. La policía federal recuperó el centro de la ciudad. En el desalojo falleció un enfermero que recibió en el estómago una bomba de gas. Pese a que el gobierno federal publicitaba un “operativo limpio”, se trató de una violenta represión apoyada con sobrevuelos de aviones y helicópteros militares. El primer saldo del ingreso de las fuerzas federales fue de dos muertos y decenas de heridos y detenidos. Grupos ciudadanos por todo el mundo protestaron contra la represión. Amnistía Internacional exigió el respeto de los derechos humanos de los manifestantes. Grupos de derechos humanos denunciaron que hubo detenciones arbitrarias y que se tenían datos de desapariciones forzadas.

Quienes habían instigado el fraude electoral federal (los grandes empresarios, los poderosos medios electrónicos de comunicación, la alta jerarquía eclesiástica) y su beneficiario Felipe Calderón fueron los que estuvieron presionando a Fox para que la insurrección popular fuera aplastada.

El gobierno federal había calculado que con la entrada de la policía federal el movimiento terminaría; pero éste remontó el miedo y prosiguió. Se replegó a la plaza de Santo Domingo y se atrincheró en la universidad. A la demanda de la salida del gobernador, la APPO sumó ahora la del retiro del ejército de ocupación y la libertad de los presos políticos. Sacerdotes de la Arquidiócesis de Oaxaca, en sentido contrario a lo dicho por la Conferencia del Episcopado Mexicano, solicitaron el cese de la represión. La toma de Oaxaca por las fuerzas federales profundizó la crisis y la ingobernabilidad.

Jóvenes, mujeres, ancianos y niños se enfrentaban en las calles a la policía federal. Mientras la policía arrojaba gases y disparaba armas de fuego, del lado popular se tiraban piedras y se lanzaban cohetes de los que se usan en las fiestas. Desde la llegada de la policía federal se incrementó el número de heridos, detenidos, torturados y desaparecidos. El movimiento popular, que se había compuesto de los maestros de la sección 22 y de la APPO sufrió una merma, pues la dirigencia magisterial se plegó al gobierno, aunque muchas de sus bases no se disciplinaron. Pese a la represión y la división, el 31 de octubre la APPO organizó una gran marcha con diez mil personas en contra del ejército de ocupación.

En noviembre la policía federal fue destruyendo barricadas y recuperó la televisora estatal. Cuando la policía llegó a la última barricada, la de la universidad, el movimiento logró reunir unas 20 mil personas que se enfrentaron a cuatro mil policías. Con palos, piedras, bombas molotov y cohetes mantuvieron este bastión. Mientras la policía decía que tenía 10 policías golpeados, la APPO reportaba 200 personas heridas.

El Obispo de Saltillo, quien siempre ha estado del lado de los oprimidos, condenó el uso de la fuerza y señaló que lo que pasaba en Oaxaca era una señal de cómo se comportaría el gobierno de Calderón que iniciaría en diciembre. El Congreso Nacional indígena repudió la violencia y la represión contra la APPO. Comunicadores independientes y artistas difundieron un comunicado en el que se manifestaban extremadamente alarmados al ver que, en lugar de que el gobierno tomara medidas contra los violentos paramilitares ligados al gobierno local, había lanzado ataques contra el pueblo de Oaxaca. El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro denunció la existencia de al menos 84 detenciones arbitrarias y de 59 desaparecidos. Por su parte el movimiento popular reforzó barricadas, y el 5 de noviembre realizó otra gran marcha para mostrar que no estaba vencido. Por esas fechas se supo que el gobierno local no había rendido cuentas claras de noventa mil millones de pesos recibidos de la federación. Pablo González Casanova dijo que el movimiento popular era una respuesta al neoliberalismo, y le recomendó que se cuidara de infiltrados. El 9 de noviembre salió de Chiapas hacia Oaxaca una caravana indígena de Chiapas para expresar solidaridad. El gobierno oaxaqueño, para tratar de contrarrestar la gran movilización popular en su contra, con integrantes del PRI y empleados en cargos públicos también hacía manifestaciones, siempre menores en número a las populares. Otro mecanismo que estaba utilizando el gobierno para contrarrestar la información que daba el movimiento popular, sobre todo por medio de la radio de la universidad, era promover acciones de linchamiento en contra de miembros de la APPO por medio de una radiodifusora no identificada.

Se organizó un congreso de la APPO, el cual se pronunció contra el neoliberalismo. Planteó que en Oaxaca había una profunda crisis por la existencia de un poder autoritario, corrupto, caciquil y carente de toda legitimidad; el cual negaba la justicia a los pueblos indígenas y a los sectores pobres. En este contexto había aparecido una nueva forma de lucha popular que se proponía la reconstrucción del tejido social, lo cual implicaba necesariamente el castigo a los responsables de los asesinatos, torturas y desapariciones en la entidad. A mediados de noviembre, de nueva cuenta hubo otra de las llamadas megamarchas que reunió a varios miles de manifestantes. En respuesta el gobierno local hizo maniobras mediáticas para intentar atribuir al movimiento el asesinato del reportero estadounidense. Pero eran tantas las evidencias en contra de los grupos del gobierno, que esta trampa no funcionó. Entonces el gobernador agudizó la persecución contra los integrantes del movimiento. Algunos dirigentes solicitaron asilo político a la iglesia para evitar ser detenidos; pero la jerarquía local rechazó tal solicitud. La organización popular proseguía con intensidad en todo el estado.

Un día antes del aniversario de la revolución mexicana se dio a conocer la llamada declaración de Guelatao por parte de la asamblea de pueblos zapoteco, mixe y chinateco de la Sierra de Juárez. Estos pueblos remarcaban el punto de que si proseguía en su cargo el gobernador Ulises Ruiz no habría gobernabilidad ni paz en Oaxaca. Demandaban una profunda transformación para resolver los graves rezagos de marginación y olvido. Condenaban la violencia y la represión como forma para tratar de resolver los graves problemas sociales. Exigieron una vez más la salida de la policía federal, la liberación de los presos políticos, la presentación de los desaparecidos, la cancelación de las órdenes d aprehensión, el respeto a la autonomía universitaria y el cese de todo tipo de agresión al movimiento popular. Un día después, con complacencia de la policía, paramilitares incendiaron un campamento de la resistencia. Ese mismo día la policía federal y grupos de la APPO se enfrentaron por casi cuatro horas.

El 25 de noviembre la APPO volvió a la calle con la séptima megamarcha. El gobierno local dio otro paso. Infiltró a policías vestidos como civiles que cometieron actos vandálicos y quemaron edificios públicos. En los incendios desapareció la papelería que podría implicar al gobierno local ante la federación por el mal uso de recursos. El gobierno acusaba a los appistas de ser los incendiarios, y el movimiento revelaba que los responsables eran gente del gobernador. Comentaristas recordaron cómo Hitler había mandado quemar el Reichstag para culpar a los comunistas y reprimirlos. Además de decenas de heridos hubo más de doscientos detenidos; de los cuales tres cuartas partes fueron enviados a penales de otras entidades del país para que sus familiares no pudieran visitarlos. En los días siguientes la policía prosiguió sembrando el terror en la búsqueda de dirigentes del movimiento.

El 28 de noviembre hubo un Foro Estatal de Pueblos Indígenas en el que se denunció que el conflicto había desembocado en una profunda crisis de derechos humanos. Se acusó al gobierno de pretender enfrentar con viejos instrumentos un nuevo fenómeno de organización social que reclamaba derechos en un contexto del agotamiento del modelo económico y político nacional. Se sembraba el terror para impedir una salida política. Para evitar que la policía entrara a la universidad fue entregada la radio de la casa de estudios al rector, y se abandonó la última barricada que estaba a sus puertas.

Organismos de defensa de derechos humanos empezaron a revelar hechos de tortura física y psicológica de los que habían sido víctimas los detenidos. Una gran cantidad de ellos no tenía que ver con los acontecimientos. Se les fabricaban delitos. Hubo allanamiento de morada sin órdenes judiciales; muchos detenidos, tanto mujeres como hombres, sufrieron abusos sexuales. Creció el número de los desaparecidos. Hubo denuncias de entierros clandestinos. Ante estas revelaciones el gobierno dio un paso más: empezó a hostigar y a perseguir a los defensores de los derechos humanos. Un templo en el que se habían refugiado personas del movimiento fue baleada, una oficina social fue incendiada y un sacerdote fue atacado. Las personas ligadas al gobierno local que habían sido acusados de la muerte del periodista estadounidense fueron puestas en libertad.

En 35 países hubo expresiones de repudio al gobierno mexicano y apoyo al movimiento popular oaxaqueño. Y una vez más el movimiento venció el miedo, y a principios de diciembre volvió a organizar movilizaciones para proseguir con su demanda de la salida del gobernador, la liberación de los presos, y la presentación con vida de los desaparecidos.

Habría que aclarar que el primero de diciembre de 2006 entró en funciones el gobierno de Felipe Calderón. Éste puso al frente de la Procuraduría General de la República a quien había sido responsable de la policía federal en el caso de Atenco (donde se había reprimido al pueblo, se habían hecho detenciones arbitrarias y mujeres apresadas habían sido violadas) y quien no había cumplido las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por las gravísimas violaciones a los derechos humanos ahí cometidas. También puso al frente de la Secretaría de Gobernación al que había sido gobernador de Jalisco, quien en el 2004 había sido responsable de la represión del movimiento altermundista, y a quien el periódico español El País había calificado de halcón. Este personaje había estado operando desde unos días antes el caso Oaxaca. Había tenido contacto con el gobernador de Oaxaca, le había indicado que no debía renunciar, y le dio todo su apoyo. El 4 de diciembre simulando que habría una reunión de diálogo con unos de los voceros del movimiento, los mandó detener y enviar a cárceles de máxima seguridad como si fueran peligrosos criminales.

Pero el gobierno se volvía a equivocar porque el movimiento no era de líderes sino que surgía de la base, y la detención de dirigentes no lo apagaba, sino que lo encendía aún más. Cientos de autoridades comunitarias se reunieron para ratificar que seguían adelante en la lucha pacífica. Un indígena dijo: “Quienes pensaron que la movilización ciudadana se vendría abajo con el uso exagerado e ilegal de las fuerzas públicas y de la violencia institucionalizada, una vez más se equivocaron ya que un sector muy amplio de la sociedad oaxaqueña ha perdido el miedo y tiene claro que quienes montaron la provocación fueron los grupos de choque priistas. La máxima del gobierno ha sido divide, agrede y vencerás. Pero Oaxaca ya cambió y no la pueden retroceder a su situación anterior”.

La Liga Mexicana por la Defensa de los Derechos Humanos hizo un recuento. Para aplastar la protesta social el gobierno había recurrido a militares, policías federales, estatales, municipales y grupos de paramilitares para agredir reprimir a la población: el saldo eran 15 ejecuciones, 200 detenidos, 150 lesionados más de 30 desaparecidos y estaban por ejecutarse más de 200 órdenes de aprehensión. Doña Rosario de Ibarra declaró que en Oaxaca se volvía a las repudiadas prácticas de la guerra sucia. Familiares de los detenidos destacaron que su único delito había sido participar en un movimiento civil y pacífico para hacer públicas las inconformidades que desde hacía mucho padecía el pueblo de Oaxaca.

La Federación Internacional de Derechos Humanos advirtió que en Oaxaca se seguía la misma línea de represión aplicada en Guadalajara en mayo de 2004 contra los altermundistas. Las denuncias de tortura, represión, golpes, agresiones sexuales, detenciones arbitrarias, fabricación de delitos, etc. ponían en riesgo todos los tratados en materia de derechos humanos firmados por México. El padre dominico Miguel Concha declaró que el nuevo gobierno hablaba de estado de derecho y de aplicación de la ley pero que los acontecimientos de Oaxaca lo desmentían. Toda parecía que el estado de derecho no era obligatorio para las autoridades y los intereses económicos que defendían.

Como la policía federal había atrapado junto con gente del pueblo a algunos de los policías infiltrados en el movimiento por el gobernador Ulises Ruiz; para evitar que esa información cundiera, el mandatario maniobró para hacer regresar a cárceles oaxaqueñas a una gran cantidad de detenidos que el gobierno federal había mandado ilegalmente a una cárcel del estado de Nayarit, y a trasmano pagó millonarias fianzas para liberarlos. El gobierno también aprovechó la cuestión de la liberación de presos para presionar a detenidos y familiares para que firmaran papeles en los que se culpaba al PRD de los acontecimientos.

El movimiento no se arredró y el 10 de diciembre, día internacional de los derechos humanos, volvió a salir a la calle a exigir la liberación de los presos políticos. Se alzaron con fuerza las voces de las mujeres. Algunas denunciaron que por lo que habían vivido les parecía estar en el país de Pinochet. Un integrante de la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos declaró que la situación que se vivía en Oaxaca desde hace casi siete meses había causado alarma y preocupación en le ámbito internacional. La presencia de la policía federal en lugar de solucionar había empeorado la situación.

La tercera semana de diciembre la Comisión Nacional de Derechos Humanos dio a conocer datos de un informe peliminar según el cual había 349 detenidos, 370 lesionados y 20 muertos. Había recibido 1,211 quejas por violaciones a derechos humanos o uso indebido de fuerza pública, detenciones arbitrarias, incomunicación, desaparición de personas, y cateos ilegales. Había reunido más de 2,700 testimonios. Tenía datos de agresiones con armas de fuego en contra de integrantes de la APPO por parte de sujetos que eran señalados como integrantes de la policía local vestidos de civiles. El Director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro expresó que la CNDH no debía reducirse al de simple verificador de hechos, sino que tenía que emitir recomendaciones. La Liga Mexicana de Defensa de los Derechos Humanos consideró que la CNDH no mencionaba que se habían presentado tratos degradantes e inhumanos, y no hablaba sobre las torturas. Tampoco señalaba la grave responsabilidad en que había incurrido tanto el gobierno estatal como el federal. Ante estas críticas la CNDH afirmó que en Oaxaca continuaban sin existir condiciones necesarias para la vigencia y observancia de los derechos fundamentales, y que estaba elaborando el informe final que pronto daría a conocer. Para los organismos independientes que defendían derechos humanos la llegada a Oaxaca de la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos era un aliento para combatir la impunidad.

El 22 de diciembre los zapatistas refrendaron su apoyo a la APPO y exigieron la libertad inmediata e incondicional de los presos políticos. Por su parte la APPO, ante la intensidad del drama, y para darle reposo a la rabia por tanta injusticia, decidió declarar una tregua por las fiestas navideñas y de fin de año.

Al iniciar 2007 comunidades del pueblo trique anunciaron la creación de un municipio autónomo en San Juan Copala. Una activista de derechos humanos denunció que el gobierno la quería meter presa en represalia porque había hecho pública la documentación de las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Una militante de la APPO que había fungido como locutora en radio universidad tuvo que esconderse porque había amenazas de desaparecerla dado que estaba luchando por un gobierno justo, no represivo ni corrupto. Otro conductor de esa radio reveló que el gobierno había ofrecido cien mil pesos porque lo mataran. El día de Reyes, aunque el gobierno quería impedirlo, los integrantes de la APPO realizaron un acto público de entrega de juguetes a niños. Ante la criminalización del movimiento social, la APPO hacía ver que los encarcelados no eran asesinos, ni narcotraficantes, ni secuestradores, sino luchadores sociales.

Familiares de los desaparecidos, asesinados y presos políticos se organizaron e hicieron plantones y manifestaciones. La APPO dio a conocer que en la última reunión de negociaciones que se había tenido con el gobierno federal en diciembre, éste se había comprometido a liberar a todos los presos políticos, cosa que no había cumplido. Más de cien de los 141 remitidos a una cárcel de Nayarit habían salido libres bajo fianza, pero seguían bajo proceso judicial con falsas acusaciones. Decenas proseguían en prisión. En un Foro Nacional por la Defensa de los Derechos Humanos en Oaxaca realizado en la Cámara de Diputados abundaron los testimonios de las vejaciones, abusos e injusticias. Los testimonios de las mujeres eran los más impactantes. Pese a todo, la lucha se había reactivado con la demanda de la caída del tirano, la salida de la policía federal, la liberación de los presos políticos y por la transformación económica, política y social de la entidad. El 13 de enero la policía atacó violentamente un plantón de familiares de presos políticos, y por medio de pruebas fabricadas que no correspondían a la realidad encarceló a ocho personas, que posteriormente fueron liberadas bajo fianza por una organización creada para resolver el nuevo problema de los presos. Una madre de uno de los preso se quejó de estar viviendo situaciones como las que propició Hitler. El ejercicio arbitrario del poder seguía tensando el ambiente político. El movimiento brasileño de los Sin Tierra de Brasil mandaron una carta de apoyo a la APPO en la que anunciaba que en todos los espacios denunciaría la represión cruel y asesina del gobierno de Ulises Ruiz, de su partido y del gobierno federal panista. A mediados de enero los partidos políticos latinoamericanos de izquierda reunidos en el Salvador para celebrar el XIII encuentro del Foro de Sao Paulo resolvieron exigir al gobierno mexicano cesar la represión contra la APPO; y demandaron castigo a los culpables de los crímenes de lesa humanidad cometidos recientemente en México.

Al cumplir 45 días en el gobierno Felipe Calderón declaró que se sentía muy contento con lo que estaba sucediendo en México. Pero la realidad era adversa a los intereses de las mayorías. Además de la grave represión en Oaxaca, la economía popular sufría por desmedidas alzas en productos básicos como las tortillas, la leche, la carne y el huevo. El gobierno impuesto no calibraba bien que con el hambre del pueblo no se jugaba. Mientras tanto Human Rights Watch denunciaba en Nueva York que la tortura y el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades y la impunidad oficial estaban entre los principales problemas de derechos humanos que padecía México. Y la Comisión Civil Internacional de Observación de Derechos Humanos adelantó partes del informe que daría al parlamento europeo: El movimiento popular no tenía una estructura subversiva sino pacífica, y sus demandas eran legítimas. El conflicto no se solucionaría si no se atendían sus causas con justicia. No se podía culpar a la APPO de la violencia, fuera de casos individuales excepcionales, pues su movilización era civil y pacífica. En cambio, las autoridades federales mexicanas y estatales de Oaxaca habían incurrido en graves violaciones a las garantías individuales de los integrantes y simpatizantes de la APPO. Hubo violaciones a la libertad de tránsito, manifestación, expresión y uso del espacio público; detenciones ilegales y arbitrarias; trato inhumano y degradante; y ejecuciones extrajudiciales. También existió vulneración al principio de presunción de inocencia y defensa. Los detenidos no habían tenido un debido proceso. La muerte de los appistas había ocurrido en “agresiones directas y no en enfrentamientos”. Existía una grave situación de los derechos humanos, suspensión de las garantías constituciones y vulnerabilidad de la ciudadanía.

El grupo Sur integrado por prestigiados periodistas ya académicos emitió un comunicado llamando a poner un alto a la tentación dictatorial. En su análisis destacaba que las fuerzas de la derecha que apuntalaban la presidencia de Calderón habían dado muestras de un impulso autoritario; que de no ser detenido por la resistencia social, pronto desembocaría en un régimen abiertamente totalitario. El gobernante impuesto se conducía como si hubiera obtenido una aplastante victoria electoral, y la ilegitimidad de la violencia que comenzaba a poner en juego podría dirigir al país hacia la dictadura. Ese documento ejemplificaba como síntomas de proclividad al autoritarismo la criminalización de la protesta social, el uso faccioso de las leyes e instituciones para amedrentar a dirigentes sociales y a la población, la colocación de fuerzas del ejército en las calles del país, el control faccioso y mendaz de los medios de comunicación (que eliminaban voces disidentes, al mismo tiempo que utilizaban medidas persecutorias contra emisores que osaban dar el mínimo espacio a la crítica), la inclusión en el gabinete presidencial de violadores de derechos humanos, la colusión del poder judicial con los poderes fácticos, y el ataque (vía presupuestal) contra la educación , la ciencia, la cultura y el desarrollo social.

Los poderes fácticos están haciendo avanzar un modelo de un nuevo fascismo en México. Como el gobierno panista ganó por medio de un fraude electoral, se apoya preferentemente en las fuerzas represoras. El duopolio televisivo refuerza el fascismo societal. No obstante, también hay novedades en la resistencia. Antes la represión descabezaba los movimientos, los derrotaba; y a lo que quedaba de ellos lo obligaba a centrarse únicamente en la lucha por sacar a sus líderes de la cárcel. El uso de la fuerza hacía cundir el miedo, y las fuerzas populares tardaban mucho tiempo en volver a salir a las calles. Un movimiento como el de la APPO ha mostrado que la represión no es capaz de acabar con movimientos que se nutren no de dirigencias sino de las potencialidades y reclamos de la base popular. Ante la nueva situación de sus presos, esta demanda no los distrae, sino que la añaden a sus exigencias centrales. Hay nuevos elementos que apuntalan a esta clase de movimientos: la globalización de la resistencia, el constante y renovado apoyo internacional, y sobre todo la presencia de organizaciones locales e mundiales de defensa de derechos humanos. La persistente resistencia del movimiento popular en Oaxaca hace recordar textos como el Sándar Márai en su libro Tierra Tierra que, indagando cuál era la razón de la crueldad institucional que humillaba a la gente, constató que la tortura no era capaz de aniquilar a movimientos de defensa. Si bien el terror se proponía obligar a la gente a aceptar la atrocidad humana, cuando un pueblo llegaba a comprobar que los poderosos no sólo saqueaban los bienes materiales, sino también los derechos humanos, sucedía lo increíble: el pueblo vencía el temor de enfrentar los tanques y las armas, porque entendía que no debía permitir que se aniquilara la condición humana. En México se ha instaurado la inhumanidad y la crueldad del régimen panista al haber aprendido los vicios priistas, y en alianza con el viejo régimen autoritario. Renegando de su doctrina fundadora, como ha visto que no puede ejercer el poder sin degradar lo humano, el panismo conculca la dignidad humana. Farisaicamente invoca la ley para defender la fuerza del terror. Pero se ha topado con movimientos que han superado el miedo en su lucha porque prevalezca la justicia.

martes, diciembre 12, 2006

Opinión - Marcos Roitman Rosenmann

La muerte del tirano

La Jornada - 11/12/06

Un sabor agridulce queda por encima de la muerte del tirano. No será la justicia quien dicte sentencia frente a uno de los personajes que menos ha merecido el cargo de general en jefe de las fuerzas armadas chilenas y de presidente constitucional gracias a los acuerdos de la transición.


Si hacemos memoria, su fama no es propia, sino ajena. Fue bajo un discurso anticomunista y de fe católica, en medio de la guerra fría, cuando logro concitar en su entorno a miles de bienintencionados e ingenuos cuyas mentes seguían a pies juntillas los esloganes de la propaganda de la derecha política. Muchos de ellos, gobernando Salvador Allende, se unieron a la cruzada de creer que el marxismo era una doctrina comeniños cuyo objetivo era convertir el país en provincia de la Unión Soviética. Ante semejante futuro creían necesaria una respuesta. El prototipo de golpe de Estado se generalizó tras el triunfo de la revolución cubana. Valga como ejemplo, la publicidad electoral que me tocó vivir siendo niño durante la campaña presidencial de Eduardo Frei Montalva en 1964 y que guardo en el recuerdo. Se trata de un montaje publicitario ­la mentira en política no es nueva­: un cartel, donde guerrilleros fusilan a un sacerdote en cuclillas con una frase sobrepuesta: ¡Chileno, esto ocurre en Cuba, no permitas que suceda en Chile! Tenía nueve años y cuando llegue a casa mi imaginación ya había construido un mundo en Cuba y en Chile. Desde luego no quería otra Cuba. Mi padre, viejo republicano español, escuchó y deshizo el entuerto. Pero el cebo era para haber mordido y tragado todo el anzuelo.

Seis años más tarde, durante el gobierno de la Unidad Popular, comprendí la eficacia de tal mentira. Había calado hasta los huesos en la sociedad chilena. Y además mostraba el camino a seguir en caso de triunfo de los rojos: el alzamiento nacional y el golpe de Estado. La España de progreso del general Francisco Franco daba luz. Caudillo por la gracia de Dios. Esos argumentos se escucharán en Chile durante tres años (1970-1973), obteniendo carta de ciudadanía y verosimilitud, se transforman en opción política. Estaban en boca de mucha gente que lentamente se decantó por la desestabilización. Fue el método para sabotear al gobierno y más tarde justificar el golpe militar, con el apoyo de Estados Unidos. Nixon y Kissinger fueron los interlocutores para los socios criollos, la democracia cristiana, el Partido Nacional y sectores de las fuerzas armadas. Entre ellos buscaron los mecanismos para destruir la ciudadanía republicana y la vía chilena al socialismo.

Tal vez un tercio de la población creyó que Chile sufría el cáncer del comunismo, la injerencia cubana y de un plan destinado a matar a los chilenos contrarios a la Unidad Popular que pasó a llamarse Z. Ante tan negro futuro, faltaba encontrar en las fuerzas armadas los iluminados, los redentores de la patria. La trama civil del golpe se urde sobre bases concretas. Son Patricio Aylwin, Zaldívar, Frei, entre otros, junto a dirigentes del Partido Nacional quienes ponen en contacto a militares por medio de reuniones privadas en sus casas. Los convites de asados, parrilladas y cumpleaños son la excusa. Así se reconocen y organizan el complot: acabar con el gobierno de la Unidad Popular. No existía un nombre. Era indiferente el personaje. La construcción de la identidad de Pinochet es a posteriori. Su protagonismo le obligará a eliminar a sus iguales. Destruir toda prueba que descubra su relato. Por ese motivo asesina a dos generales, Oscar Bonilla y Augusto Lutz, este último jefe de los servicios de inteligencia el 11 de septiembre. Verdaderos artífices de la trama pre golpe. El simplemente sintetiza una opción. Más tarde acabará destituyendo al general Leigh de la junta militar y ejerciendo él mismo como presidente de la junta militar.

Este personaje oscuro, sin ideas propias ni principios éticos, con deseos de grandeza, termina aislado como Hitler en el búnker familiar, presa de sus delirios y vitoreado por unos cuantos cientos de fanáticos. No serán muchos los que sientan su muerte. Los otros, los compañeros de viaje en 1973, los más representativos, los anticomunistas de guerra fría y de los sectores medios lo tildan corrupto y de haberse lucrado durante su mandato. Ser un traidor a sus ideales. Ese tercio de chilenos, que lo apoyaron, lo vitorearon, lo tiran a la cuneta. Ese es el peor castigo al cual Pinochet se enfrentó en vida. Saberse al mismo tiempo instrumento de otros para destruir el orden democrático y no poder terminar como héroe ni siquiera para una derecha que lo desconoce e incluso lo escupe. El general ya atisba su futuro una vez muerto. No habrá funeral de Estado y pasará a la historia en los libros de texto como asesino, responsable de crímenes de lesa humanidad.

Tal vez debería haber sido juzgado y condenado. De esa manera se haría justicia. Pero la estatura de la magistratura y la elite política chilena no estuvo a la altura de sus víctimas y detenidos-desaparecidos, a quienes sigue perteneciendo la dignidad de la lucha por la democracia. Pero vale la pena señalar que con la muerte de Pinochet sigue abierto el juicio por crímenes de lesa humanidad, ya que las responsabilidades de ministros, asesores y funcionarios políticos civiles que participaron en su gobierno los hace cómplices y los compromete directamente con la violación de los derechos humanos. La justicia internacional seguirá sin archivar la causa.

Por último, no podemos olvidar la escasa talla intelectual del finado. Ambición de poder, amor al dinero, el lujo, el derroche y la ostentación. Cualidades que reflejan cobardía y corrupción de carácter que destruyen el mito de heroicidad y patriotismo que con tanto esmero se dedicó a construir para justificar la infamia del 11 de septiembre de 1973. Sin embargo, el descubrimiento de sus cuentas secretas y sus múltiples actos de corrupción demuestran que rompió con la dignidad de militar y el deber de soldado. Era un ejecutor de la doctrina del enemigo interno y un creyente de tres dogmas: la familia, Dios y anticomunismo. Su trabajo consistió en aniquilar el proyecto cultural, la condición humana y la vida, por tanto, en mandar a matar y asesinar. Si su muerte concita un solo día de duelo o las fuerzas armadas lo entierran con honores militares constituirá un oprobio para las víctimas de la tiranía, un desprecio a las instituciones y una señal de que la democracia no funciona en Chile.

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