Páginas

::::

Mostrando las entradas con la etiqueta programa de apoyo a los niños de la calle. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta programa de apoyo a los niños de la calle. Mostrar todas las entradas

jueves, enero 15, 2009

JORGE GÓMEZ NAREDO ::El programa Rescate de Familias en Situación de Calle: entre ineficacia y criminalización::

JORGE GÓMEZ NAREDO , II PARTE
Un menor trabaja en un crucero después de asistir a la secundaria
Un menor trabaja en un crucero después de asistir a la secundaria Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO

Objetivos del programa y tiempos cortos

Según el programa Rescate de Familias en Situación de Calle (RFSC), el trabajo en los cruceros provoca “arraigo y procesos de exclusión social” y genera “mendicidad, economía informal, grupos de poder y pandillas, que amenazan la seguridad pública”. Es decir, limpiar parabrisas es casi un delito o conduce a cometer, tarde o temprano, un crimen. Lo que se pretende es “reintegrar socialmente a las familias en situación de calle […] mediante la participación conjunta con los organismos de la sociedad civil e iniciativa privada, ampliando sus perspectivas de desarrollo en un marco de respeto y promoción de sus derechos”. Esta perspectiva, lo indica Eduardo Reyes Lara, de Amigos del Crucero AC, “genera odio, genera rechazo”. También resulta extraño que se presuma la “participación conjunta” cuando el programa ha marginado a las distintas asociaciones dedicadas a laborar con población en situación de calle.

La tesorera de Amigos del Crucero AC, Otilia Arellano Fonseca, indica: “Sabemos que no es una tarea fácil [erradicar la pobreza], y no creemos que en poquito tiempo ya no haya gente trabajando en la calle”. Y agrega que las autoridades están alejadas de la situación: “Hace falta que sean más realistas, porque dicen que les damos cierta cantidad de dinero, con ese dinero en seis meses, las familias ya, acabaron su pobreza, o por lo menos ya están trabajando o están en un techo seguro, ¡pero es mentira!”. Y es que el funcionamiento del programa es cuestionable en demasía.

Existen “promotores” que se acercan a las familias en situación de calle y les ofrecen muchos beneficios: becas, ayudas económicas (que pueden llegar hasta los 12 mil pesos), vivienda, capacitación, etcétera. Hasta aquí, todo parecería bien. Sin embargo, diversas organizaciones sociales critican que no haya seguimiento ni exista un plan a largo plazo. Todo se hace con la lógica de un periodo específico: en cuanto se termine la administración, ya, todo, se terminó. Por eso Ricardo Fletes cuestiona: “pareciera que este programa es temporal, de alcance muy limitado, inmediatista, que va a las consecuencias y no a las causas. Y se pierde una oportunidad de lanzar un programa más pensado, más articulado”. El dinero invertido se va, se dilapida entre buenos propósitos y mala planeación, aunque el encargado de instrumentarlo, Alejandro Martínez Gómez, lo defienda y diga que se han “visto muy buenos resultados” y que “no queremos que los recursos se vayan a un barril sin fondo”.

Los jefes del programa saben que es inmediatista. Salvador Novoa, jefe de Protección a la Infancia del DIF Guadalajara, en una reunión de evaluación el pasado lunes 12 de enero, adujo: “las administraciones son por tres años, el tiempo se nos va: éste es el último año, o nos apuramos a dar de alta [a personas en situación de calle en el programa] y dar algunos resultados con las [46] familias que ya venimos trabajando en estos primeros seis meses, o ya no presentamos nada”. La cuestión que surge es: ¿eso ayuda a combatir la pobreza y rescatar verdaderamente a las personas que viven en situación de calle? Quizá son perspectivas distintas: la lógica del gobierno y la lógica de quienes buscan eliminar, de manera duradera, la pobreza y sus lacerantes consecuencias.

El lanzamiento del programa ha trastocado la labor que han hecho varias organizaciones. Otilia Arellano, de Amigos del Crucero AC, indica: “los confunde [a los limpiaparabrisas], pues ahora [nos] dicen: ‘y qué me vas a dar’. Todos se están yendo por la feria. Es lo que está pasando”. Y es que parece ser que el DIF Guadalajara quiere “ganar” al mayor número de personas para darles apoyo sin una investigación y un seguimiento de largo alcance. Además, el proceso de selección de las familias que se va a apoyar no es claro. Eduardo Reyes Lara se cuestiona: “¿Por qué les dan a unos y a otros no?, ¿cuáles son los criterios? A unos les dan una cantidad y a otros otra”. Y pone ejemplos: “[se le dan recursos a] un señor que sí trabaja en la calle, pero que tiene un puesto de periódicos. O a gente que trabaja en el tianguis. [Sin embargo] en la campaña publicitaria, en la mediática, al que están apoyando, dicen, es a los de la calle, a los de los cruceros: no veo dónde esté la relación”. En el programa no se hacen explícitos los criterios de selección.

“Programa o palo”

El programa RFSC nació al mismo tiempo que el endurecimiento de las medidas punitivas para retirar a los limpiaparabrisas de los cruceros. Casi todas las organizaciones civiles que se consultaron coinciden en señalar que se trata de un programa que en realidad busca una “limpieza” de los también llamados franeleros. El director de Fortalecimiento a la Familia del DIF Guadalajara, Alejandro Martínez Gómez, ha negado que exista dicha relación. El pasado 12 de enero espetó a los representantes de Amigos del Crucero AC: “si hay incidentes con Seguridad Pública no son nuestros”. Esta aseveración se contradice en el documento de presentación del programa, donde se menciona coordinación entre la Dirección de Seguridad Pública municipal y RFSC. Hay muchas dudas…, o certezas: Julio César Aldana Maciel de Ombudsman AC indica: “La intensificación de los operativos se dio al mismo tiempo que la puesta en marcha del programa: lanzan el programa mediáticamente y al mismo tiempo comienzan a joder”. ¿Coincidencias o un plan establecido? Solamente las autoridades del Ayuntamiento lo saben.

El 17 de diciembre de 2008, Macedonio Tamez Guajardo, director de Seguridad Pública, negó que hubiera un operativo contra limpiaparabrisas. Además, agregó: “hay un aumento de las quejas en contra de esa actividad que muchas veces ofende, afecta y siembra temor en los ciudadanos que pasan por los cruceros en sus vehículos y son abordados de manera agresiva por estos individuos”. El mismo Alfonso Petersen Farah rechazó que hubiera un “operativo limpieza” contra franeleros y relación con el programa RFSC: “No tiene nada que ver eso que se ha venido mencionando en torno a los limpiaparabrisas con un programa sensible socialmente hablando que es darles a los niños oportunidades no solamente de nutrición, sino también de educación y salud”. El 23 de diciembre de 2008, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ), envió a Macedonio Tamez Guajardo medidas cautelares; éste giró instrucciones para impedir molestias, sin causas justificadas, a los limpiaparabrisas. Según Patricia Lomas de Amigos del Crucero AC, no se ha obedecido esa disposición, pues “los domingos continúan los hostigamientos, el domingo te paras nomás [en un crucero], y te llegan los policías, te retiran. Nos inventan que tiramos basura, que andamos mal, ¡pero andamos bien!, y argumentan que causamos molestias, pero puras mentiras. Cuando quieren detener nos retiran por cualquier cosa. Y si uno empieza a defenderse, llaman a más unidades y nos esposan. Hasta algunas veces nos han preguntado, ‘¿por qué quieres que te detenga hoy?, ¿por basura?’”.

El investigador de El Colegio de Jalisco, Ricardo Fletes Corona, percibe “una articulación entre programa o palo: si no aceptas el programa, la policía te da tus macanazos. Nosotros no podemos demostrar que eso es parte del plan, pero, visto desde afuera, ésa parece la lógica”. La pregunta es: ¿acaso el programa RFSC está relacionado con el endurecimiento de las medidas policiacas en contra de los franeleros?

¿Rumbo a los Juegos Panamericanos 2011?

Las organizaciones sociales que se consultaron coinciden al afirmar que el programa RFSC parece el inicio de un operativo “limpieza” rumbo a los Juegos Panamericanos de Guadalajara. Este evento, parece, será el logro más importante de las administraciones panistas en Jalisco. Digamos que es como el gran evento que dará invaluable proyección internacional. Quieren que la ciudad quede bonita, bella, y que quede limpia, pero no solamente de basura, sino también de indigentes, pedigüeños y limpiaparabrisas. La actual administración municipal ve a los Juegos como la gran oportunidad para del “desarrollo” de la ciudad. Se presumen las inversiones que se derramarán con el evento y los recursos que se han logrado captar. A tal punto ha llegado esta especie de fijación en los Juegos Panamericanos que el mismo alcalde Alfonso Petersen ha dicho que, hoy, todos debemos sensibilizarnos y sumarnos a “ese gran proyecto, que no es un proyecto de Guadalajara, sino de todo México”.

RFSC (el programa social y su par mediática) ha criminalizado a los limpiaparabrisas. Daniela Strickland, del Colectivo Pro Derechos de la Niñez (Codeni AC), dice que las autoridades “lo pintan como cuestión de seguridad: se hace la relación directa entre delincuencia y trabajadores de la calle”. Por su parte, Julio César Aldana aduce: “aprovechan la desesperación por la inseguridad, para decir: mira, el PAN sí es firme, ya quitó a la gente de la calle, a esa gentuza”.

¿Qué busca realmente el programa RFSC? Si pretende solucionar la situación de pobreza de miles de personas que laboran en las calles de Guadalajara, va por mal camino (ya que no se planeó a largo plazo) y está destinado al fracaso. Si, por otro lado, intenta, a través de campañas mediáticas, generar odio hacia quienes trabajan en los cruceros, lo está logrando. Nada más que ahí, en honor a la sinceridad, sería bueno que las autoridades del ayuntamiento dijeran claramente el objetivo. Y si es el inicio de una cauda de operativos de limpieza de gente “non grata” en las calles de Guadalajara rumbo a los Juegos Panamericanos de 2011, parecería que lo han hecho de manera torpe y con gran empuje discriminador. Así pues, la pregunta que queda es: ¿qué realmente pretende el programa de RFSC? La respuesta la tienen las autoridades.



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

miércoles, enero 14, 2009

El programa Rescate de Familias en Situación de Calle, entre ineficacia y criminalización

Limpiar las calles, proyecto sin planeación

JORGE GOMEZ NAREDO (I Parte)

La campaña del Ayuntamiento tapatío contra limpiaparabrisas ha ocasionado que muchos automovilistas los vean como si fueran delincuentes
La campaña del Ayuntamiento tapatío contra limpiaparabrisas ha ocasionado que muchos automovilistas los vean como si fueran delincuentes Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO

¿Quién no ha visto al joven que en el alto de un semáforo toma un trapo y va de auto en auto buscando limpiar un parabrisas?, ¿quién no se ha topado con el niño que pide monedas en un café?, ¿quién no ha mirado a ancianos que venden chicles en cualquier esquina de esta ciudad? Son trabajadores de la calle: laboran por unos cuantos pesos para sobrevivir en este mundo que los olvidó, que busca silenciarlos. En octubre de 2008, las autoridades del Ayuntamiento de Guadalajara lanzaron un programa llamado Rescate de Familias en Situación de Calle (RFSC), con el cual pretenden limpiar de pedigüeños, franeleros, vendedores, etcétera, los cruceros de esta megalópolis. Como parte del programa, se lanzó una campaña mediática conocida como “La calle no es vida”, en la cual se pide ya no darles monedas, pues el DIF Guadalajara los atenderá. Este programa, según varias organizaciones sociales dedicadas al trabajo con personas en situación de calle, fue mal planeado y, en lugar de favorecer, perjudica la situación de miles de personas que sobreviven en las avenidas de esta ciudad. Además, han denunciado una campaña policiaca en contra de quienes laboran en los cruceros. A continuación, un pedazo de esta historia.

El antecedente inmediato o la calle que se quiere privatizar

La calle es de todos y de nadie. Pero hay quienes buscan hacer de este espacio una especie de extensión del yo: pretenden privatizarla. Las autoridades municipales, en varias ocasiones, han intentado “recuperar” las calles de esta ciudad. Por eso han ideado distintos planes para “limpiarla”. Pero “limpiarla” no significa recoger la basura, tirar los espectaculares o construir banquetas para los peatones. No, eso es lo de menos. Lo importante es que no existan en la calle personas que trabajen o vivan en ella.

En 2006, durante la administración municipal de Ernesto Espinosa Guarro, se instauró en Guadalajara un plan para destinar a los vendedores ambulantes al ostracismo: buscaron desaparecerlos. Que se fueran, que no regresaran, que se hicieran invisibles. Construyeron una plaza en el subsuelo de la Plaza Guadalajara y ahí se les colocó. Vendedores de papas, chicles y artesanías, todos cabían en ese espacio que pronto demostró su inutilidad y fallas en su construcción. Se logró desaparecer a los vendedores, no a todos, por supuesto, porque en un país donde hay tanta pobreza y donde la única manera de sobrevivir es dedicarse al comercio informal, la resistencia siempre se da. Así, escondidas de los temidos vigilantes del Ayuntamiento, decenas de personas buscan cometer el peligroso delito de vender su mercancía: papas, chicles, artesanías... La ciudad, pues, ya no pertenece a la gente que la habita, sino a quienes gobiernan en ella.

Programa “Rescate de Familias en Situación de Calle”: un principio sin planeación

La limpieza de gente “non grata” para la vista de algunos ciudadanos y de las autoridades toma diversos matices, pero siempre se le busca disfrazar de programas sociales y de respeto a la legalidad, porque la ley, como lo mencionó alguna vez el director de Seguridad Pública de Guadalajara, Macedonio Tamez Guajardo, “es la ley. Es ciega la justicia, se aplica y punto”. Desde la atalaya del confort y el bien remunerado pago de sus actividades, los funcionarios públicos tapatíos planean diversos proyectos para “limpiar” la calle de “malvivientes”, “drogadictos”, “alcohólicos” y “delincuentes”.

En el Ayuntamiento de Guadalajara se implantó a finales de octubre de 2008 el programa RFSC. Su nacimiento fue extraño. Según comentan diversas organizaciones sociales y académicos con experiencia en el trabajo con personas en situación de calle, se les convocó a diversas reuniones para dar comentarios y juntos elaborar propuestas. Ricardo Fletes Corona, investigador de El Colegio de Jalisco y experto en temas sobre niños de la calle, rememora que se había pensado en un programa metropolitano, donde hubiera consenso entre los distintos DIF de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Argumenta que comenzó todo en Zapopan a partir de un programa que había tenido, según las autoridades del DIF Jalisco, éxito en San Luis Potosí. Cuando los investigadores comenzaron a poner peros a algunas de las propuestas, continúa Fletes Corona, “ya no fuimos convocados. Iba a haber una reunión para hacer la firma de un acuerdo interinstitucional”, pero nunca se llevó a cabo. Después de un silencio de varios meses, el DIF Guadalajara, en solitario, lanzó el programa. Y lo hizo sin consenso, sin ayuda de investigadores conocedores del tema y sin informarle a las distintas organizaciones sociales que se dedican a trabajar con personas en situación de calle.

Daniela Strickland, fundadora y directora del Colectivo Pro Derechos de la Niñez (Codeni AC), alude que al principio todo sonaba muy bien: los convocaron a varias reuniones, se veía coordinación, diálogo, incluso se había propuesto que el Movimiento de Apoyo a Menores Abandonados (MAMA AC) diera capacitación para hacer trabajo en la calle. Pero de repente todo se apagó: el silencio por parte de las autoridades fue total. Ya no hubo convocatorias ni reuniones ni llamadas ni nada. Les habían mencionado que ellos, las organizaciones civiles, iban a fungir como parte de la “mesa directiva”, pero nada, todo se detuvo. Después de más de ocho meses ella se enteró que había sido lanzado el programa en solitario por el DIF Guadalajara. Y se percató porque escuchó los anuncios que instaban a la población a no dar dinero a quienes laboran en la calle. “No nos consultaron”, dice todavía incrédula.

Así comenzó un programa que no tuvo consenso, que no tuvo una planeación en conjunto con las organizaciones civiles que llevan ya varios años trabajando con familias en situación de calle. Las consecuencias se observarían pronto, muy pronto.

Dar dinero a los limpiaparabrisas: un delito

El Ayuntamiento de Guadalajara presentó el programa RFSC el 28 de octubre de 2008. No se explicó mucho acerca de cómo se llevaría a cabo ni de cuáles serían sus bondades. Solamente se informó de una campaña mediática donde lo importante era “comunicar” a la sociedad que donar dinero a personas en situación de calle era malo, muy malo, y que no se preocupara la ciudadanía, porque el DIF Guadalajara daría todo lo necesario a esas personas. El alcalde Alfonso Petersen Farah mencionó el día de la presentación: “Todos nosotros, en múltiples ocasiones hemos accedido a apoyar con una moneda a las personas que así nos lo solicitan, pero quizá somos pocos los que nos hemos preguntado realmente lo que esto implica, y particularmente las repercusiones que estas acciones tienen. Me parece que no hay duda: todos lo hacemos de buena voluntad, y me parece que es claro: todos lo hacemos con la intención de ayudar o apoyar. Pero creo que es el momento de preguntarnos si realmente la acción que estamos realizando ¿es una acción que motiva el desarrollo de las familias a las cuales estamos buscando apoyar, o es una acción que lamentablemente puede tener un efecto regresivo al obligar a estos niños a mantenerse en la calle? Esta es la reflexión del día de hoy”.

La campaña publicitaria ha causado molestia entre la gente que trabaja en la calle, y que lo hace de manera digna y sin violar ninguna ley. Julio César Aldana Maciel, coordinador de Ombudsman AC y consejero ciudadano de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ), refiere: “fue impactante la forma tan burda de plantear la campaña [mediática]: estigmatizar, criminalizar, denigrar a la gente que sobrevive de la calle. Diciendo básicamente que son mafias de gente maliciosa, tramposa, que bien pudiendo vivir decentemente de cualquier otra cosa, prefiere la calle porque es un espacio para la anarquía, para cometer cuanto delito se les ocurra, y que aparte son ganancias tremendas”. Ricardo Fletes va más allá e indica que la campaña intenta culpar de la pobreza de los trabajadores de la calle a los ciudadanos: “ahora parece ser que los problemas son la población de calle y el ciudadano, que de manera solidaria, o a veces a intercambio de un servicio, da una moneda: ahora es: ‘yo, ciudadano, los mantengo ahí’, y pues no”.

Amigos en los Cruceros AC ha sido una de las organizaciones que ha experimentado las consecuencias de la campaña publicitaria; dignifican el trabajar de limpiaparabrisas en cualquier semáforo de la ciudad, laboran con ellos y les indican sus deberes: ser respetuosos con los automovilistas, tener su espacio limpio y prohibición terminante de cualquier estupefaciente. En más de diez años de labor, Amigos del Crucero AC siempre ha creído que ser limpiaparabrisas es un trabajo que se hace no porque se quiera, sino porque los puestos de trabajo “decentes” (según la visión de algunas autoridades) son difíciles de conseguir. Por eso, la campaña publicitaria sí los ha afectado: después de iniciada, muchos automovilistas los ven con recelo, como si fueran delincuentes, y algunos les han mencionado que vayan al DIF porque ahí les solucionarán la vida.

Rosa Patricia Lomas Herrera, presidenta de Amigos del Crucero AC (y franelera), indica: “Aquí nos perjudicó mucho la campaña. Nuestros ingresos bajaron demasiado”. Y esos ingresos, niega con una sonrisa que demuestra asombro y enojo, no son 10 mil pesos al mes (250 millones al año entre todos los trabajadores en los cruceros), como lo mencionó Alejandro Martínez Gómez, director de Fortalecimiento de la Familia del DIF Guadalajara y encargado de instaurar el programa RFSC.

¿Por qué hacer una campaña publicitaria que denigra y criminaliza el dar dinero en solidaridad o a cambio de un servicio?, ¿acaso es un delito trabajar en un crucero limpiando los vidrios de los autos?, ¿qué se viola con esta actividad?, ¿se solucionará con esta campaña mediática la situación de cientos de personas que sobreviven gracias al trabajo en la calle? En el DIF no se ha justificado públicamente esta campaña. Se lanzó y ya.



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

domingo, diciembre 21, 2008

JORGE GÓMEZ NAREDO La pérdida del asombro: a propósito de Tamez Guajardo y Gutiérrez Carranza

Foto: Cesar Huerta/ Extensión Medios


JORGE GÓMEZ NAREDO

La Jornada Jalisco

Ante declaraciones como las de Alfonso Gutiérrez Carranza o Macedonio Tamez Guajardo, uno no sabe si enojarse o sonreír: la capacidad de asombro, poco a poco, se va quedando chiquita, desaparece. No hace mucho tiempo los funcionarios guardaban la compostura: aunque fueran tipos racistas, que discriminaran y a los cuales simple y llanamente les valiera madre el pueblo, en sus declaraciones trataban de respetar las formas, de ser “políticos”. Desde la mentada de madre de Emilio González Márquez, parece ser que a nuestros “gobernantes” les importa un comino qué dicen, cómo lo dicen y para qué lo dicen.

Las leyes de los de arriba

El sistema económico neoliberal ha traído, nos dicen los de arriba, desarrollo, riqueza, estabilidad y un montón de bondades más. Eso arguyen ellos. Sin embargo, la terca realidad nos muestra otra cosa: millones de mexicanos viven en la pobreza, hay desempleo, las oportunidades no son las mismas para quienes habitan, por ejemplo, en la exclusiva colonia Puerta de Hierro, que para quienes moran en las áreas olvidadas de Guadalajara, en las ciudades fantasma, perdidas. Hay quienes sostienen que este sistema, el neoliberal, es válido y viable porque, a partir de él, se han enriquecido y pueden viajar, comer bien y hacerse de seguridad. Pero también están los invisibles, los nadie, los que sufren todos los días porque no hay monedas que alcancen, porque los billetes compran menos conforme se agravan las recurrentes crisis. Así pues, lo que ha aportado el neoliberalismo es más división, más alejamiento entre los que poseen todo y los que tienen poco o nada.

En este contexto es factible que crezca el narcotráfico (una escapatoria a la pobreza), la delincuencia y la migración hacia Estados Unidos. Hay quienes, sin embargo, no quieren migrar, dedicarse a la delincuencia o enrolarse en las filas del narco. Son ejércitos de personas que deciden sobrevivir de una u otra manera. Dentro de este amplio grupo están los limpiaparabrisas, los que avientan fuego de sus bocas en los cruceros, los que piden monedas en las calles. Para las autoridades, estas personas son agresivas, se “ven mal” y deben ser retiradas, ocultadas y silenciadas.

El miércoles pasado, Macedonio Tamez Guajardo, director de Seguridad Pública del Ayuntamiento de Guadalajara, dijo que la dependencia que él dirige no criminaliza el pedir dinero en las esquinas, o no lo hace en forma de operativos planeados y bien estructurados. Lo repitió una y otra vez. Y también agregó palabras que dibujan claramente su ideario discriminador: “Lo que sí hay es un aumento de las quejas en contra de esa actividad [ser limpiaparabrisas] que muchas veces ofende, afecta y siembra temor en los ciudadanos que pasan por los cruceros en sus vehículos y son abordados de manera, ya te digo, agresiva por estos individuos”. ¿Por qué ofenden?, ¿a quiénes ofenden? ¿No será que lo que quiso decir Tamez fue que la pobreza en la cual está sumida el país ofende? Y continuó el ex alcalde de Zapopan: “el cumplimiento de la ley no está sujeta a la recolección de opiniones. La ley es la ley: es ciega la justicia, se aplica y punto”. ¡Vaya qué sesuda reflexión! Habría que decirle a don Macedonio que la ley no es lo mismo que la justicia, y que si la ley se aplicara en este país, simple y llanamente no habría limpiaparabrisas, pues todos, dice nuestra Carta Magna, tenemos el derecho a una vida digna. Pero, ¿qué se puede esperar de estas autoridades que más que funcionarios públicos del siglo XXI parecen miembros de la aristocracia de la centuria dieciochesca?

El secretario no sindicalizado

Alfonso Gutiérrez Carranza es el secretario de Salud de Jalisco. Nadie se explica por qué está en dicho puesto. Unos dicen que por su fidelidad al gobernador, otros, como el recién galardonado Mauricio Ferrer, aducen que es porque “[Gutiérrez Carranza es] amigo del gobernador con el que ha de festejar la Navidad y hasta le ha de decir ‘¡chúpele pichón!’”. El caso es que está en ese puesto y la mayoría de quienes trabajan en la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) no quiere que esté ahí.

Las protestas en contra de Gutiérrez Carranza (y de Nelda Judith Anzar, directora de Comunicación Social de la SSJ) han sido encabezadas por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSS). No cabe duda que la vida sindical está en crisis: en la mayoría de los casos los sindicatos no defienden a sus agremiados ni tampoco pugnan por un mejoramiento en la calidad de vida de la sociedad. Pero hay momentos de compromiso social y lo que ahora se vive en la SSJ es uno de ellos. Quizá se deberían ampliar las miras: pugnar de una manera más formal por mejorar los servicios de salud en el estado. Quizá se dé después. Quizá no se dé. Pero el caso es que se está luchando y la lucha es justa y válida.

En este escenario, Gutiérrez Carranza hizo una declaración que llama a la risa (hay que tener sentido del humor en estas épocas decembrinas): “Yo nunca he sido sindicalizado, y ni seré en toda mi vida, porque pertenecer o ser borrego de alguien es algo que a mí nunca me ha gustado […] Desafortunadamente no sé por qué [los inconformes] escogieron esta carrera. Debieron haber estudiado alguna otra cosa donde puedan andar peleando allá en la calle, o adherirse a un partido al que le gusta hacer muchos plantones y que ponen hasta campamentos en el centro del país, en el DF”. Estas declaraciones son una agresión, en principio, a todos los sindicatos, como si la unión de los trabajadores fuera un acto de estupidez. Después, increpan a cualquier lucha, plantón, manifestación o a quien se inconforme por algo. La pregunta que nace es: “¿por qué Gutiérrez Carranza continúa al frente de la SSJ?

Ante estas declaraciones (las de Tamez Guajardo y las de Gutiérrez Carranza) uno ríe, y ríe con enojo. El asombro, el pensar: “¿cómo es posible que este individuo esté diciendo estas cosas?”, se hace chiquito, va desapareciendo. Y es que de las actuales administraciones (la estatal y la de Guadalajara), se puede esperar todo…, excepto sensibilidad social.

jorge_naredo@yahoo.com



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

radioamloTV