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lunes, abril 06, 2009

Guadalajara intentará reglamentar manifestaciones


Ahora Resulta que se afecta a terceros... Señores la gente se manifiesta porqué no son escuchados, porque los problemas existen y los gobernantes hacen caso omiso. Un ejemplo oportuno son las marchas que realizan los estudiantes de la Normal Rural de Atequiza que cuándo vienen a Guadalajara son recibidos de mala manera por los policias y a su arribo a Palacio de Gobierno, siempre les dan largas o de plano los dejan esperando sin recibir respuesta.

Entonces es el momento de tomar el cruce de dos avenidas principales y es ahí donde deciden escucharlos los mismos achichincles de siempre, esos de traje que salen en todas las manifestaciones y deciden formar una comisión para "atender" el caso. Ahora resulta que será delito manifestarse y para hacerlo habra que tomar alguna plaza publica. Así les será más fácil no ser vístos y escuchados por los "representantes populares" de la ciudadanía.

P.D. Pero que no sea una marcha de fresas, porque eso sí, cierran hasta la Minerva...

P.D. 2 Y eso de que "No creo que haya existido una manifestación que logre llenar nuestra Plaza Liberación”. Le informamos al regidor que la de la mentada de madre, lleno más que una simple plaza liberacion...

Aquí esta la nota:

Evitar bloqueos que afecten a terceros, uno de los objetivos de la propuesta.

Milenio

Guadalajara.- Guadalajara será, sino el primero, el segundo municipio en tratar de reglamentar las manifestaciones (en el Distrito Federal ya se trató). La iniciativa para ello la presentó el regidor panista Juan Pablo de la Torre Salcedo, quien expuso que en el municipio se necesita de un instrumento normativo de esta naturaleza. La justificación la fundamentó en el precepto de que la libertad de un individuo termina donde comienza la de otro, ya que cuando se llevan a cabo bloqueos en el centro de la ciudad, los manifestantes afectan a otras personas, ya sea en su desplazamiento (como quienes van a su trabajo o por sus hijos a la escuela) o en su negocios.

Lo que espera con esta iniciativa es que se integre en el Reglamento de Policía y Buen Gobierno “para que la propia policía municipal tenga la autoridad para pedirle a la gente que se retire de la vialidad como lo harían con cualquiera de nosotros si ahorita vamos y nos paramos en medio de avenida Hidalgo: ‘Oiga, por favor, quítese de aquí, lo van a atropellar’”.

Así, el fin de la iniciativa no es impedir que la gente se manifieste, sino que no invada las vialidades, es decir, que lo hagan dentro de las plazas públicas. Incluso, el regidor dejó la posibilidad de que se puedan realizar marchas, pues no se obstruye totalmente el tráfico, el problema es cuando se deciden por los bloqueos.

De la Torre expuso que hay plazas públicas en la ciudad con aforos para miles de personas donde se pueden manifestar de manera libre y pacífica, sin contravenir a la disposición constitucional de la libertad de tránsito: “No creo que haya existido una manifestación que logre llenar nuestra Plaza Liberación”.

Uno de los probables mecanismos de la regulación, según dijo el regidor, podría ser que los manifestantes avisaran antes que van a protestar para que se les reserve una plaza pública.

El regidor, presidente de la Comisión de Reglamentos y Gobernación, calculó el tiempo para poner en marcha su propuesta: “Si no tengo mucha oposición, [...] estaremos dictaminando en un mes para en mes y medio subirla al Pleno”.

Sergio Blanco


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

miércoles, enero 14, 2009

El programa Rescate de Familias en Situación de Calle, entre ineficacia y criminalización

Limpiar las calles, proyecto sin planeación

JORGE GOMEZ NAREDO (I Parte)

La campaña del Ayuntamiento tapatío contra limpiaparabrisas ha ocasionado que muchos automovilistas los vean como si fueran delincuentes
La campaña del Ayuntamiento tapatío contra limpiaparabrisas ha ocasionado que muchos automovilistas los vean como si fueran delincuentes Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO

¿Quién no ha visto al joven que en el alto de un semáforo toma un trapo y va de auto en auto buscando limpiar un parabrisas?, ¿quién no se ha topado con el niño que pide monedas en un café?, ¿quién no ha mirado a ancianos que venden chicles en cualquier esquina de esta ciudad? Son trabajadores de la calle: laboran por unos cuantos pesos para sobrevivir en este mundo que los olvidó, que busca silenciarlos. En octubre de 2008, las autoridades del Ayuntamiento de Guadalajara lanzaron un programa llamado Rescate de Familias en Situación de Calle (RFSC), con el cual pretenden limpiar de pedigüeños, franeleros, vendedores, etcétera, los cruceros de esta megalópolis. Como parte del programa, se lanzó una campaña mediática conocida como “La calle no es vida”, en la cual se pide ya no darles monedas, pues el DIF Guadalajara los atenderá. Este programa, según varias organizaciones sociales dedicadas al trabajo con personas en situación de calle, fue mal planeado y, en lugar de favorecer, perjudica la situación de miles de personas que sobreviven en las avenidas de esta ciudad. Además, han denunciado una campaña policiaca en contra de quienes laboran en los cruceros. A continuación, un pedazo de esta historia.

El antecedente inmediato o la calle que se quiere privatizar

La calle es de todos y de nadie. Pero hay quienes buscan hacer de este espacio una especie de extensión del yo: pretenden privatizarla. Las autoridades municipales, en varias ocasiones, han intentado “recuperar” las calles de esta ciudad. Por eso han ideado distintos planes para “limpiarla”. Pero “limpiarla” no significa recoger la basura, tirar los espectaculares o construir banquetas para los peatones. No, eso es lo de menos. Lo importante es que no existan en la calle personas que trabajen o vivan en ella.

En 2006, durante la administración municipal de Ernesto Espinosa Guarro, se instauró en Guadalajara un plan para destinar a los vendedores ambulantes al ostracismo: buscaron desaparecerlos. Que se fueran, que no regresaran, que se hicieran invisibles. Construyeron una plaza en el subsuelo de la Plaza Guadalajara y ahí se les colocó. Vendedores de papas, chicles y artesanías, todos cabían en ese espacio que pronto demostró su inutilidad y fallas en su construcción. Se logró desaparecer a los vendedores, no a todos, por supuesto, porque en un país donde hay tanta pobreza y donde la única manera de sobrevivir es dedicarse al comercio informal, la resistencia siempre se da. Así, escondidas de los temidos vigilantes del Ayuntamiento, decenas de personas buscan cometer el peligroso delito de vender su mercancía: papas, chicles, artesanías... La ciudad, pues, ya no pertenece a la gente que la habita, sino a quienes gobiernan en ella.

Programa “Rescate de Familias en Situación de Calle”: un principio sin planeación

La limpieza de gente “non grata” para la vista de algunos ciudadanos y de las autoridades toma diversos matices, pero siempre se le busca disfrazar de programas sociales y de respeto a la legalidad, porque la ley, como lo mencionó alguna vez el director de Seguridad Pública de Guadalajara, Macedonio Tamez Guajardo, “es la ley. Es ciega la justicia, se aplica y punto”. Desde la atalaya del confort y el bien remunerado pago de sus actividades, los funcionarios públicos tapatíos planean diversos proyectos para “limpiar” la calle de “malvivientes”, “drogadictos”, “alcohólicos” y “delincuentes”.

En el Ayuntamiento de Guadalajara se implantó a finales de octubre de 2008 el programa RFSC. Su nacimiento fue extraño. Según comentan diversas organizaciones sociales y académicos con experiencia en el trabajo con personas en situación de calle, se les convocó a diversas reuniones para dar comentarios y juntos elaborar propuestas. Ricardo Fletes Corona, investigador de El Colegio de Jalisco y experto en temas sobre niños de la calle, rememora que se había pensado en un programa metropolitano, donde hubiera consenso entre los distintos DIF de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Argumenta que comenzó todo en Zapopan a partir de un programa que había tenido, según las autoridades del DIF Jalisco, éxito en San Luis Potosí. Cuando los investigadores comenzaron a poner peros a algunas de las propuestas, continúa Fletes Corona, “ya no fuimos convocados. Iba a haber una reunión para hacer la firma de un acuerdo interinstitucional”, pero nunca se llevó a cabo. Después de un silencio de varios meses, el DIF Guadalajara, en solitario, lanzó el programa. Y lo hizo sin consenso, sin ayuda de investigadores conocedores del tema y sin informarle a las distintas organizaciones sociales que se dedican a trabajar con personas en situación de calle.

Daniela Strickland, fundadora y directora del Colectivo Pro Derechos de la Niñez (Codeni AC), alude que al principio todo sonaba muy bien: los convocaron a varias reuniones, se veía coordinación, diálogo, incluso se había propuesto que el Movimiento de Apoyo a Menores Abandonados (MAMA AC) diera capacitación para hacer trabajo en la calle. Pero de repente todo se apagó: el silencio por parte de las autoridades fue total. Ya no hubo convocatorias ni reuniones ni llamadas ni nada. Les habían mencionado que ellos, las organizaciones civiles, iban a fungir como parte de la “mesa directiva”, pero nada, todo se detuvo. Después de más de ocho meses ella se enteró que había sido lanzado el programa en solitario por el DIF Guadalajara. Y se percató porque escuchó los anuncios que instaban a la población a no dar dinero a quienes laboran en la calle. “No nos consultaron”, dice todavía incrédula.

Así comenzó un programa que no tuvo consenso, que no tuvo una planeación en conjunto con las organizaciones civiles que llevan ya varios años trabajando con familias en situación de calle. Las consecuencias se observarían pronto, muy pronto.

Dar dinero a los limpiaparabrisas: un delito

El Ayuntamiento de Guadalajara presentó el programa RFSC el 28 de octubre de 2008. No se explicó mucho acerca de cómo se llevaría a cabo ni de cuáles serían sus bondades. Solamente se informó de una campaña mediática donde lo importante era “comunicar” a la sociedad que donar dinero a personas en situación de calle era malo, muy malo, y que no se preocupara la ciudadanía, porque el DIF Guadalajara daría todo lo necesario a esas personas. El alcalde Alfonso Petersen Farah mencionó el día de la presentación: “Todos nosotros, en múltiples ocasiones hemos accedido a apoyar con una moneda a las personas que así nos lo solicitan, pero quizá somos pocos los que nos hemos preguntado realmente lo que esto implica, y particularmente las repercusiones que estas acciones tienen. Me parece que no hay duda: todos lo hacemos de buena voluntad, y me parece que es claro: todos lo hacemos con la intención de ayudar o apoyar. Pero creo que es el momento de preguntarnos si realmente la acción que estamos realizando ¿es una acción que motiva el desarrollo de las familias a las cuales estamos buscando apoyar, o es una acción que lamentablemente puede tener un efecto regresivo al obligar a estos niños a mantenerse en la calle? Esta es la reflexión del día de hoy”.

La campaña publicitaria ha causado molestia entre la gente que trabaja en la calle, y que lo hace de manera digna y sin violar ninguna ley. Julio César Aldana Maciel, coordinador de Ombudsman AC y consejero ciudadano de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ), refiere: “fue impactante la forma tan burda de plantear la campaña [mediática]: estigmatizar, criminalizar, denigrar a la gente que sobrevive de la calle. Diciendo básicamente que son mafias de gente maliciosa, tramposa, que bien pudiendo vivir decentemente de cualquier otra cosa, prefiere la calle porque es un espacio para la anarquía, para cometer cuanto delito se les ocurra, y que aparte son ganancias tremendas”. Ricardo Fletes va más allá e indica que la campaña intenta culpar de la pobreza de los trabajadores de la calle a los ciudadanos: “ahora parece ser que los problemas son la población de calle y el ciudadano, que de manera solidaria, o a veces a intercambio de un servicio, da una moneda: ahora es: ‘yo, ciudadano, los mantengo ahí’, y pues no”.

Amigos en los Cruceros AC ha sido una de las organizaciones que ha experimentado las consecuencias de la campaña publicitaria; dignifican el trabajar de limpiaparabrisas en cualquier semáforo de la ciudad, laboran con ellos y les indican sus deberes: ser respetuosos con los automovilistas, tener su espacio limpio y prohibición terminante de cualquier estupefaciente. En más de diez años de labor, Amigos del Crucero AC siempre ha creído que ser limpiaparabrisas es un trabajo que se hace no porque se quiera, sino porque los puestos de trabajo “decentes” (según la visión de algunas autoridades) son difíciles de conseguir. Por eso, la campaña publicitaria sí los ha afectado: después de iniciada, muchos automovilistas los ven con recelo, como si fueran delincuentes, y algunos les han mencionado que vayan al DIF porque ahí les solucionarán la vida.

Rosa Patricia Lomas Herrera, presidenta de Amigos del Crucero AC (y franelera), indica: “Aquí nos perjudicó mucho la campaña. Nuestros ingresos bajaron demasiado”. Y esos ingresos, niega con una sonrisa que demuestra asombro y enojo, no son 10 mil pesos al mes (250 millones al año entre todos los trabajadores en los cruceros), como lo mencionó Alejandro Martínez Gómez, director de Fortalecimiento de la Familia del DIF Guadalajara y encargado de instaurar el programa RFSC.

¿Por qué hacer una campaña publicitaria que denigra y criminaliza el dar dinero en solidaridad o a cambio de un servicio?, ¿acaso es un delito trabajar en un crucero limpiando los vidrios de los autos?, ¿qué se viola con esta actividad?, ¿se solucionará con esta campaña mediática la situación de cientos de personas que sobreviven gracias al trabajo en la calle? En el DIF no se ha justificado públicamente esta campaña. Se lanzó y ya.



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