Durante el Seminario internacional de reflexión, convocado por Cideci-Unitierra, una reflexión clave atraviesa este encuentro de intelectuales y académicos: una revolución actual.
Hermann Bellinghausen, enviado
Publicado: 01/01/2010 15:00
San Cristóbal de las Casas, Chis. Las instituciones del Estado mexicano y los partidos políticos “no han cesado de agredir a las comunidades y municipios autónomos, y de manera especial a los zapatistas, porque su práctica política, su democracia comunitaria, evidencian a aquéllos en sus verdaderos fines, los cuestionan en sus mentiras, los exhiben en sus contradicciones, los desnudan en sus mezquindades y, de paso, les echa a perder el negocio del monopolio institucional de la representación política de la izquierda”, sostuvo la investigadora Paulina Fernández, durante el Seminario internacional de reflexión, convocado por Cideci-Unitierra en esta ciudad.
Una reflexión clave atraviesa este encuentro de intelectuales y académicos: “La revolución que necesitamos nos es la misma a la que después de 1789 nos acostumbramos y que a lo largo de tres siglos se ha expresado con muchos rostros”, expuso en ausencia Javier Sicilia, poeta y editor de la nueva revista Conspiratio.
El fin de los paradigmas tradicionales de la revolución como cambio a favor de las mayorías explotadas, excluídas y perseguidas abre muy diversas vías para replantearla. Sergio Tischler, académico de la universidad de Puebla, recorrió la trayectoria del pensamiento marxista y revolucionario que siempre sucumbió a la “fascinación por la forma Estado”, la cual “no resuelve el antagonismo social”, y al reproducir las formas de dominación inherentes al Estado, se reduce “a una estrategia de poder”.
Revisando a Lenin, Gramsci, el estalinismo y otras expresiones de la “revolución” moderna, y guiado mejor por Walter Benjamin, Tischler ilustró el esfuerzo que implica “pensar de otro modo” las cuestiones claves de la izquierda anticapitalista histórica. “El zapatismo es una ruptura de un ‘contínuo’ en el pensamiento de estas cuestiones” para ir “más allá de la dominación.
Pese a la variedad de enfoques, las conclusiones respecto a la “otra” revolución no son muy distintas. Desde una lógica que pareciera años luz de los planteamientos marxistas, pero que la experiencia contemporánea ha hermanado, la activista y pensadora de origen hindú, y tunecina por adopción, Corinne Kummar desplegó un marco referencial femenino y universal. Kummar dijo coincidir con quienes consideran al zapatismo “el movimiento social más importante de nuestro tiempo”, ya que “se atreven a soñar”.
En su escrito, Sicilia reflexionó sobre la “proporción” que debe determinar los procesos emancipatorios, y encontró “esta verdad, esta revolución” en el movimiento zapatista, que volvió a la “proporción” (territorio, gobierno, vida colectiva) y al hacerlo “causó revuelo mundial”, pero “muy pocos han comprendido”.
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