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jueves, febrero 08, 2007

Opinión - Jorge Souza Jauffred

La Feria

Jornada Jalisco

Caso omiso a problemas heredados por Fox

"Acciones" presidenciales son telones prefabricados para la televisión

Cada día que pasa me queda en claro (con tristeza de mi parte) que los problemas que se empeñó en crear el gobierno de Vicente Fox son demasiado grandes para la talla del nuevo Presidente. Pero no sólo eso, cada día determinados indicios me comunican que Felipe Calderón ni entiende el fondo de los problemas ni le interesa solucionarlos. Tampoco encuentro en él algún elemento que estimule mi optimismo y me diga que por lo menos alguno de esos problemas se va a resolver a corto o largo plazo. Por el contrario, las circunstancias cotidianos, con su redundante pequeñez, me confirman en voz baja repetidamente que el país avanza con rumbo incierto.

La educación camina sobre el alambre

Me refiero a pequeños focos de atención, si usted quiere, pero que hablan mucho de quiénes nos gobiernan y de la dirección en la que se mueve el país; son cosas simples, como la reunión del martes entre Calderón, Elba Esther Gordillo y los líderes magisteriales del SNTE; me desconcierta que Los Pinos no haya emitido boletín de prensa explicándola y que sólo después de la presión de algunos periodistas haya difundido un breve comunicado de cinco parrafitos que no reflejan lo que ocurrió en la sala. Imagínese usted, de acuerdo con la información obtenida por La Jornada, Calderón y la secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, sellaron un pacto con estos poderosos dirigentes magisteriales para reformar la educación nacional. Ni más ni menos. Reformar la educación. Pero el gobierno no quiso que trascendiera el contenido del acuerdo... y eso me desconcierta.

Me desconcierta igualmente que el martes en Tlaquepaque haya inaugurado el programa de Escuela Segura (PES), con una amplia difusión mediática, pero sin una estructura sólida y, peor aún, sin designar apoyos presupuestales para esta tarea. Me desconcierta que el presidente venga hasta acá a hablar de “crear conciencia”, a explicar a los niños que “las drogas son malas y esclavizan” y que los que las distribuyen se asemejan a “verdugos”. Y no es que yo esté a favor de las drogas, no, claro que no; pero lo que veo es un presidente que no habla como presidente, que construye un telón de palabras huecas, un velo de demagogia, sobre la realidad del país. Un presidente que deja a un lado, en su discurso, la raíz indiscutible de las adicciones, es decir, la pobreza extrema, la miseria, la ignorancia, el bajo nivel de vida, la desintegración familia y el abandono que muchas veces son los propiciadores de los consumos adictivos.

En esas condiciones me parece que el PES se queda en el plano de lo declarativo y sólo responde a la necesidad de hacer creer a los ciudadanos que el problema (gravísimo por cierto) está siendo atacado por las autoridades..

Los indígenas en la mira de la educación bilingüe

También me desconcierta la actitud del gobierno hacia los grupos étnicos que viven en este país desde hace cientos de años, antes sin duda de que llegaran los españoles. Al echar a andar el programa de educación bilingüe, hace unos días, Calderón habló de la necesidad que tienen los indígenas de aprender la lengua española para salir de la pobreza; eso sí, indicó, sin olvidar la propia. Cómo se ve que este presidente no tiene ni la menor idea de la consistencia de las culturas y las lenguas indígenas. Es cierto que aprender español (la lengua del poder dominante) puede redituarles beneficios, pero lo que los indígenas requieren no es tanto aprender castellano como evitar que se les siga explotando. Su miseria y marginación no se debe a su lengua, sino a la explotación de los criollos y al abandono del gobierno.

El caso de los huicholes de Jalisco es prototípico, a lo largo de los decenios, durante los últimos 150 años, han sido despojados paulatinamente de sus tierras hasta quedar casi sin nada; autoridades y terratenientes los han segregado, vejado, oprimido y no son pocos los casos de huicholes asesinados por ganaderos o por mestizos con poder y relaciones con el gobierno.

Los indígenas no piden aprender el español; ellos reclaman respeto a sus derechos, a su cultura y piden un espacio para desarrollarse dentro de sus propias tradiciones, en el marco de su propia lengua. Pero todo eso tendría que explicarlo Néstor García Canclini o Eduardo Nivón al presidente.

Otro ejemplo, la lucha contra el narco

Tomemos otro ejemplo, la lucha del gobierno federal contra el narcotráfico. Las medidas espectaculares que se anuncian con grandes titulares en la prensa y que ocupan los espacios principales en los noticieros de la televisión abierta han sido ineficientes. Ni la extradición de capos mafiosos ni la guerra abierta con miles de soldados han rendido frutos convincentes.

La extradición de los capos, eso sí, dejó en claro que el sistema de seguridad mexicano es impotente para controlarlos, por eso, Calderón se los quitó de encima y los arrojó a las manos del gobierno estadunidense. En cuanto a la movilización de miles de militares en varios estados del país, quedó de manifiesto su ineficacia abiertamente, luego de que un grupo de sicarios acabó criminalmente con la vida de siete personas, en dos ataques perpetrados el martes contra dos comandancias policiacas de Acapulco.

Finalmente, baste decir que, al igual que en los ejemplos anteriores, otras acciones de Calderón parecen bofas, sin sustento, sin peso. Trabajadas sólo para que las reflejen los medios de comunicación y, con ello, le construyan una imagen presidencial que, lamentablemente, no tiene. Y eso es todo por ahora; nos leemos mañana en este espacio y mientras tanto mire el cielo en la noche y reconstruya su optimismo.

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