Plaza Liberación
La Jornada
Ana Rosa Payán, López Obrador y el Yunque
Más de las tribus perredistas
Este fin de semana, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se provocó a sí mismo una de las crisis más profundas desde que enfrentó los escándalos en que se vieron envueltos ilustres militantes por los videos de Carlos Ahumada Kurtz, sólo que esta vez todo indica que quien provocó el enfrentamiento fue el propio Andrés Manuel López Obrador.
Más aún, el partido enfrentó por primera vez de manera abierta la disyuntiva de ir preparándose de un deslinde de su ex candidato presidencial, antes que –como ya se analizó en su consejo– el propio tabasqueño tome su reducido capital político, se lo lleve y deje al partido sumido en una confrontación entre corrientes.
La chispa que provocó la división fue la nominación de Ana Rosa Payán Cervera como candidata del Frente Amplio Progresista (FAP) a la gubernatura de Yucatán, acción que fue impulsada nada menos que por López Obrador, aun cuando durante la campaña presidencial, la ex alcaldesa de Mérida se refirió al perredista como “un tipejo” y un “comunistoide”.
Aunque el 31 de enero pasado el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido decidió finalmente respaldar la candidatura de Payán como candidata externa, ese mismo día la ex militante del PAN y prominente integrante de El Yunque se deslindó de López Obrador y delimitó que no lo quería en sus actividades de campaña.
Esa declaración melló la gira que, al día siguiente, iniciaría por el estado el “presidente legítimo” por la entidad, y en la semana subsiguiente Payán Cervera insistió en mantener su distancia del principal promotor de su candidatura.
De manera paralela, arreciaron las críticas en contra del dirigente nacional perredista, Leonel Cota Montaño, por admitir que una panista del talante de Ana Rosa Payán ahora contendiera con las siglas de un partido al que combatió.
Si el CEN perredista había decidido retrasar su consejo nacional, para evitar que éste a su vez convocara a un congreso donde se exigiera la renuncia de Cota y posponer la crisis, no pudo evitar que la confrontación reventara precisamente porque, al retardar el cónclave, se sumaron otros hechos que rebosaron el vaso.
Debe recordarse que el lunes 5 de febrero, el “vocero” del partido, Gerardo Fernández Noroña, armó otra de sus escenitas en el Zócalo y fue detenido por el Estado Mayor Presidencial, que custodiaba la ceremonia de aniversario de la Constitución en Palacio Nacional, y remitido a una agencia del Ministerio Público por escandalizar en la vía pública.
Ese hecho dejó, como siempre, mal parada la imagen del partido y el secretario de Formación Política, Fernando Belaunzarán, cuestionó al impresentable “vocero” del PRD. Devino entonces el primer enfrentamiento entre corrientes, pues Fernández Noroña endilgó al ex dirigente ceuísta el calificativo de “mandadero” de Jesús Ortega, cabeza de Los Chuchos.
Tales desfiguros de Fernández Noroña tuvieron su efecto en el consejo nacional: Los Chuchos presionaron para asegurarse de que el CEN le quitara la designación de “vocero” del partido, que el propio Cota Montaño le había concedido al asumir la dirigencia perredista, aun cuando esa figura no existe como tal en los estatutos.
Entre los perredistas, a la mini corriente que integra Fernández Noroña se le conoce como Los Loquitos. Pues bien, sin desmerecer esa asignación, en venganza porque le quitaron su posición, el ahora ex vocero gritó en el consejo que quienes propusieron la candidatura de Ana Rosa Payán fueron Jesús Ortega y sus seguidores.
Por eso fue que Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del partido y uno de los líderes prominentes de Nueva Izquierda, gritó en plena sesión que fue López Obrador quien instruyó al partido nominar a la ex panista y, después, él mismo dio la orden contraria.
La cadena de revanchas, en una moderna aplicación de la Ley del Talión, llevó a NI a exigir la renuncia de Leonel Cota por su posición zigzagueante, quien sin embargo ahora pretende llevar el congreso del partido a 2008, cuando concluye su dirigencia estatutaria.
Más allá de la decisión, que abre una nueva oportunidad al ex diputado Eric Villanueva Mukul para pugnar por la candidatura del PRD al gobierno de Yucatán, al recular en la postulación de Payán, el mismo López Obrador le abrió un hueco al Frente Amplio Progresista, que fue su hechura para mantener políticamente activa la coalición Por el Bien de Todos.
Y, todo, porque la ahora candidata del PT-Convergencia se negó a mantener su campaña bajo la férula lopezobradorista. Peor aún: el partido aún opera bajo una sola conducción y una sola figura, pero el senador Carlos Navarrete se niega al deslinde. A ver cuánto les dura el gusto.
Del archivero
Tras las ejecuciones de policías en Acapulco, Guerrero, a pesar de los operativos militares ordenados por el Ejecutivo, el presidente Felipe Calderón nos dejó, al encabezar la conmemoración del día de la Fuerza Aérea Mexicana, la siguiente frase para documentar nuestro optimismo: “mientras más violenta sea la destrucción del crimen hacia la sociedad, más contundente será la respuesta del gobierno y de la sociedad”.
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