Páginas

::::

Mostrando las entradas con la etiqueta el pinto. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta el pinto. Mostrar todas las entradas

domingo, enero 11, 2009

JORGE GÓMEZ NAREDO ::Dos imágenes de Jalisco::

JORGE GÓMEZ NAREDO

La Jornada Jalisco

En Ocotlán, la gente decidió marchar, decidió manifestarse, salir a las calles y mostrar su inconformidad. Y es que no es para menos: los jóvenes de ese poblado son amedrentados constantemente, se les hostiga, se les golpea, se les margina e incluso se les mata. Esto ha sucedido desde que a la presidencia de dicho municipio llegó un hombre de extraño nombre y extrañas actitudes: Absalón García Ochoa (“licenciado” o “presidente”, como su gente cercana le nombra). El, gente cercana a Francisco Ramírez Acuña, decidió un día que Ocotlán necesitaba mano dura, mano que pegara, mano que amonestara. Por eso contrató como jefe de la policía a un maquiavélico personaje de experiencia probada en maltratos y torturas (y también cercano a Ramírez Acuña): Filiberto Ortiz Amador, a quien se le conoce como El Pinto.

La contratación dio frutos desde un principio: los pobladores de Ocotlán comenzaron a sentir la mano dura, la mano que pega, la mano que amonesta con macanazos. Organismos dedicados a la defensa de derechos humanos y cientos de personas recomendaron cordura, pidieron no más maltratos ni más impunidad y exigieron el despido de El Pinto. Absalón (“el presidente” o “el licenciado”), sin embargo, mantuvo en su puesto a su controvertido colaborador. Las amenazas, los levantones, las macanas que pegan fuerte y los tratos vejatorios continuaron.

Al iniciar el año 2009, varios policías (todos aleccionados en tortura y violaciones a los derechos humanos por El Pinto) asesinaron a Fernando López Alejandre, El Nako, joven bajista de una banda de rock pesado llamada Arcadia Libre. Este reprobable acto fue un paso más en ese sistema que instauró la policía de Ocotlán bajo las órdenes de El Pinto.

La gente que se manifestó el pasado viernes en las calles de Ocotlán quiere justicia, quiere castigo para los asesinos y para quienes permitieron directa o indirectamente la muerte de El Nako. Y es claro que Absalón García Ochoa (“el presidente” o “el licenciado”) tiene mucho de culpa: se le dijo, se le manifestó que con la dinámica que la policía de Ocotlán estaba siguiendo desde la llegada de El Pinto a la Dirección de Seguridad Pública, pronto sucedería algo así. No escuchó ni puso atención a los reclamos. Por eso hoy, él también es culpable, y como culpable merece castigo. Veremos si, por fin, en este estado la justicia se digna aparecer.

II

Flash, flash y más flash. Micrófonos aquí, allá y acullá. Las cámaras de televisión, las voces, las camionetas grandes, gigantes, los autos lujosos y más de 300 panistas rodeando la sede del PAN Guadalajara, acompañando a su líder en su entrada triunfal: así llegó Jorge Salinas Osornio a registrarse como candidato del PAN a la alcaldía de Guadalajara. Arribó con su esposa y con sus dos hijos. El iba cargando a la niña, a la pequeña de tan sólo un año: para que la gente que leyera el periódico al día siguiente o mirara los noticieros de televisión, observara que él es un hombre de familia, un hombre que enarbolará los valores tradicionales.

No habrá competencia, no habrá adversario ni habrá nadie que le dispute la candidatura del PAN a la alcaldía Guadalajara: ya todo se arregló en las cúpulas, ya se solucionaron las diferencias: ya se hizo “política” arriba. Salinas Osornio, actual coordinador de los diputados locales del blanquiazul, se ve ufano, se mira seguro, se sueña ya despachando como presidente municipal. Y claro, se ve también ya contendiendo a la gubernatura de Jalisco en 2012. El tiempo se hace pequeño y si gana la alcaldía de Guadalajara, seguramente Salinas Osornio comenzará a elucubrar sobre el 2012, a pensar en el “bien de Jalisco”.

Después de la entrega de documentos para el registro de la candidatura, Salinas Osornio habla, dice quién le gustaría como adversario del PRI, promete que su proyecto será el mejor, que irá casa por casa a convencer a la ciudadanía que como él nadie y que lo voten. Francisco Ramírez Acuña (quien está detrás de Salinas Osornio) ha ganado la partida por Guadalajara, faltará ver qué ganarán los otros grupos panistas, los opositores al ex gobernador de Jalisco y ex secretario de Gobernación.

Colofón

Dos imágenes de Jalisco diametralmente distintas. Por un lado, un pueblo molesto, un pueblo harto, un pueblo enérgico que exige respeto y justicia y obtiene silencio (el “presidente” y “licenciado” Absalón no se encontraba en su despacho), y por el otro, la elite panista que cada día se parece más a la priísta. Dos imágenes: alrededor de 5 mil personas marchando para erradicar el régimen de violencia policial que se ha instaurado en Ocotlán gracias a Absalón García Ochoa y a El Pinto, y en Guadalajara, 300 panistas agasajan a su líder, lo saludan y lo vitorean. ¿En qué país vivimos?: parecería que los supuestos representantes populares buscan solamente el desarrollo de sus carreras políticas y el pueblo, ah, el pueblo que se joda, el pueblo que se calle, el pueblo que solamente vote.

Son tiempos de elecciones, tiempos de no pensar en pesares y en cuitas. Son tiempos de sonrisas y de apretones de manos. Son tiempos de olvidos, olvidar, por ejemplo, que en Ocotlán la policía mató a un joven, olvidar también que Salinas Osornio se ha dedicado a hacer campaña para obtener la candidatura del PAN a la alcaldía de Guadalajara desde que pisó por primera vez, como diputado, el Congreso local. Son tiempos en que las mentiras se multiplican y en que la elite política sale y se da baños de pueblo. Son tiempos de desmemoria. Ojalá que en lugar de pensar por quién se va a votar, se piense en qué se ha hecho, en los sufrimientos y los sinsabores. Ojalá que el pueblo se levante y alce su voz y, como el pasado viernes en Ocotlán, muestre su inconformidad y diga no a esos políticos fantoches que solamente buscan más escalones en sus carreras políticas. Ojalá.

jorge_naredo@yahoo.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

sábado, enero 10, 2009

Protestan más de 4 mil ocotlenses por el asesinato de Fernando López

Exigen destituir al alcalde, la disolución de poderes en Ocotlán y nombrar una Comisión Ejecutiva

Durante la marcha salieron a relucir denuncias por el estado represivo que impuso Absalón García

MAURICIO FERRER (Enviado)

La Jornada Jalisco

Miles de ocotlenses realizaron una marcha para repudiar el asesinato de Fernando López y exigir justicia
Miles de ocotlenses realizaron una marcha para repudiar el asesinato de Fernando López y exigir justicia Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO

ocotlan, 9 de enero.- Rudo y Cursi es la película más importante de la temporada en el municipio de Ocotlán, Jalisco, al oriente de Guadalajara. La proyectan en la sala 1 de los Cinemas San Felipe, los únicos de este poblado de 90 mil espectadores. Acá, en Ocotlán, ayer se vivió la cinta: el set fueron las calles principales y los protagonistas, unos 4 mil ocotlenses que salieron a las calles para repudiar el asesinato de un tercer personaje, El Nako, Fernando López Alejandre, a manos de policías municipales el 1 de enero pasado. Las 4 mil voces lanzaron un grito de protesta contra los antagonistas: el rudo y el cursi de una historia real.

El rudo: Filiberto Ortiz Amador alias El Pinto, quien hasta el miércoles pasado era el director de la policía municipal y cuyos métodos de seguridad pública instruidos a sus subordinados causaron la muerte del joven bajista de 21 años de la banda de rock pesado Arcadia Libre.

El cursi: el alcalde panista de Ocotlán, Absalón García Ochoa, quien destituyó a Ortiz del cargo el miércoles pasado, pero que hoy no salió a dar la cara ante una multitud que estrelló huevos contra la Presidencia Municipal.

“La madrugada del 1 de enero de 2009, la policía municipal de Ocotlán, Jalisco, disparó a mansalva sobre el vehículo que conducía el joven Fernando López Alejandre, de 21 años de edad, oriundo de Jamay, quien iba acompañado de David Briseño Ceja, vecino de La Barca, hiriendo de muerte al primero, golpeando y amenazando al segundo sin que hubiera de por medio una indicación oportuna para llamarles la atención por alguna infracción o delito”, fue la sinopsis escrita en una hoja de papel que circuló por la marcha silenciosa conformada por hombres, mujeres, niños y ancianos que portaban atuendos blancos y globos del mismo color por la calle Hidalgo, una de las principales de Ocotlán.

Al frente del puñado de personas, la familia de Fernando portaba una imagen, un recuerdo del joven roquero y un llanto.

El Nako era noble”, dijo una de sus tías. “Noble”, dijo otra. “Pacífico”, expresó una prima. “Sensible… humilde… no le importaba el dinero… ni el lujo… era cantante… tocaba el bajo… le gustaba Deep Purple y Black Sabbath”, decían sus familiares, uno tras otro.

A lo largo de la marcha, la gente de los negocios, escuelas y otros locales se asomaba a ver la expresión de indignación de un pueblo, plasmada en cartulinas y mantas: “¡Puta policía!”, “Me quitaron la vida por la espalda”, “Francisco Ramírez Acuña, ya no protejas asesinos”.

Tanto Absalón como El Pinto son gente cercana al ex secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña. Fueron dos protagonistas en los sucesos del 28 de mayo de 2004 en Guadalajara, donde la policía municipal y estatal se enfrentó con los llamados altermundistas, lo que terminó en encarcelamiento y tortura para decenas de ellos, según lo constataron las comisiones Nacional y Estatal de Derechos Humanos.

La sombra de Ramírez Acuña vuela sobre el poblado. A decir de los habitantes, Ocotlán sirvió de laboratorio para la instauración de una policía secreta cuando el panista era titular de la Segob; de ahí las razzias de El Pinto. Era común que grupos de policías irrumpieran en fiestas juveniles. Tácitamente había un toque de queda; después de las 10 de la noche los muchachos no podían juntarse en las esquinas porque eran “levantados” por los chicos de El Pinto, según recuerda Leonarda, una vecina de la Colonia 5, que está a unas cuadras de la casa donde vivía El Pinto, sobre las calles de Domingo Márquez y Reforma. Enfrente de dicha vivienda, en un terreno abandonado, unos 20 policías se juntaban a diario esperando las órdenes de su jefe, “echando nalga”, o bien, “para protegerlo quién sabe de quién”, dice Leonarda. De ese baldío sólo quedan una lona negra, algunos vasos de café y un diario en ruinas, pues El Pinto se fue desde el jueves.

“Asesino”, “terror”, “abogado del diablo”, son calificativos con los que recuerdan los ocotlenses a El Pinto. Y si lo traen a sus pláticas, es por experiencias en las que tuvieron que ver con él.

El 10 de julio de 2007, los muchachos de El Pinto llegaron con armas largas al comedor comunitario de Patricia Sánchez. A ella y a otras mujeres que ofrecen comida a desamparados las acusó de violadoras. Las corrió del lugar, en el que tenían 10 años ofreciendo tal labor. Ahora dan alimentos a los niños de la calle, en la calle.

Y de esas anécdotas hay muchas: que por lo menos 10 desaparecidos, que varios asesinados y que el tiro de gracia, característica en los cuerpos encontrados.

Hoy, los que quedan con vida en Ocotlán salieron a las calles. No aguantaron más. El homicidio del muchacho unió a los ocotlenses como nunca en la plaza principal: “ni siquiera el 15 de septiembre se llena así”, dijo un vendedor de chicharrones.

“¡Fuera Absalón! ¡Fuera Absalón! ¡Fuera Absalón!”, gritaban miles de gargantas al unísono. No quieren al edil. Mediante un oficio entregado el 7 de enero en el Congreso del Estado, un grupo de ocotlenses solicitó la disolución de poderes en el municipio. A cambio, piden el nombramiento de una Comisión Ejecutiva que gobierne Ocotlán.

Los jóvenes fueron los más inconformes, pues fueron los que más vivieron las andanzas de El Pinto; algunos empezaron a lanzar huevos a la Presidencia Municipal, otros más empujaron el portón de metal con agresividad para intentar entrar.

La familia de El Nako, como era conocido Fernando, pidió prudencia. La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ) inició a enlistar las violaciones a las garantías individuales que los habitantes tenían que contar. Y Absalón… Absalón nunca salió.

Apenas el jueves pasado, tras la renuncia de El Pinto, el alcalde, enfundado en unos “tejanos” y una camisa a cuadros, saludaba a la entrada de la Presidencia Municipal a todo habitante que por ahí pasara. Quienes lo veían, lo dejaban con la mano en el aire y con la sonrisa en la cara, recuerda Juan Ignacio Ramírez Rodríguez.

Ocotlán no tiene un final feliz: asesinaron al Nako, el rudo huyó y el cursi permanece en el poder.



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

jueves, agosto 07, 2008

Juan Carlos G. Partida -Opinion-

Agora

JUAN CARLOS G. PARTIDA

Piñatas, El Pinto y el Cisen

San Agustín, municipio de Jamay, domingo 3 de agosto, 20:30 horas. Una fiesta infantil típica en esta ranchería, con piñatas, pastel y muchos niños, se ve remecida por el paso raudo de cuatro patrullas de la policía, tres de ellas de Ocotlán y la otra de Jamay. Las madres y los padres, aterrorizados ante el convoy que sin encender torretas o sirenas pasa a un lado de la fiesta, corren a resguardar a sus niños. Ante el abuso policial, uno de los presentes increpa a los tripulantes al paso del último vehículo: “Eita, hay niñooos…”, grita. Frenazo con secuela de caucho en el camino, reversa inmediata, uniformados con el ceño enjuto: “¿Qué dijiste?”, escupe desde el interior de la patrulla un policía a los enfiestados con cara ahora lúgubre, mientras desciende del vehículo arremangándose, dejando la pistola adentro porque a mano limpia también presume que las puede. Los aludidos unen voces y reclaman, con comedimiento; los otros policías bajan también, mientras la tercera patrulla que pasó regresa al lugar en apoyo de sus compañeros. El reclamo colectivo enfurece a los uniformados, uno de ellos saca su botella de gas contra tumultos y esparce su picante aroma entre nubes rojizas, al menos diez personas padecen los estragos de la fórmula química, varios son niños, dos más de los endomingados sufren puntapiés. Los policías se retiran hacia su objetivo original después de aquietar a los irreverentes, la fiesta termina entre llanto de niños y lágrimas de flagelo de los adultos.

Relegado al puesto de director operativo tras la más fuerte recomendación que ha emitido la Comisión Estatal de Derechos Humanos este año, el ex titular de la Policía de Ocotlán, Filiberto Ortiz, El Pinto, no ha podido caminar con esa piedra entre sus botitas desde que públicamente lo degradaron. Es el poder tras el trono y nada hacen sus “rurales” de negro sin su consentimiento; pero eso no es suficiente, es injusto que él haya disminuido los índices delictivos no sólo de Ocotlán sino de municipios vecinos –así sea a base de intimidación y tortura documentada– y otro se lleve la gloria. Su enojo por lo sucedido es más evidente cuando ha tenido que acudir a las oficinas de la CEDHJ a entregar documentación probatoria de sus poco ortodoxas técnicas de investigación; nomás verlo llegar con su inconfundible estampa, remece a quienes se lo topan. Ahora el comandante tan menudo como picudo está por regresar al cargo y a la gloria que tanto extraña, apoyado por su amigo el alcalde Absalón García, quien también fue su jefe hace dos años como subsecretario de Asuntos del Interior.

Una fuente de la Policía del Estado confirma que el “apoyo” de policías ocotlenses a eventos en municipios aledaños, es consuetudinario. El Pinto trabajó ahí por varios años, llegó a ser comandante en el pasado sexenio, donde sus artes florecieron regadas por las aguas fascistoides de exexFRA cuando todavía era sólo FRA(nco). A fines de mayo de 2004, su mal de vitiligo se convirtió en pesadilla para los altermundistas encerrados y torturados en el marco de la Cumbre de Jefes de Estado. La misma fuente dice que El Pinto, como Felipe de Jesús Gallo Gutiérrez (quien se fue a ofrecer sus ser-vicios a otro lugar del país), trabaja y cobra en el Cisen, de ahí que no puede ser removido de su labor en Ocotlán, región donde por lo demás florecen regadas por las aguas del olvido gubernamental, los movimientos de resistencia campesina más organizados de Jalisco.

Coincido en sentido inversamente proporcional con lo que dijo el gobernador ayer respecto a la actuación de las policías en el estado: “Jalisco se cuece aparte”. Con quienes no coincido en sentido alguno es con aquellos que usan las tribunas a su disposición para, ante la escalada de violencia y la virulencia de algunos delincuentes, comienzan a traer al tema la pena de muerte como solución.

Segundo piso

¿Qué dirían José Clemente Orozco, Gabriel Flores o el Doctor Atl si hubieran imaginado que algún día compartirían, por los siglos de los siglos, la cercanía de personajes como Heliodoro Hernández Loza o Francisco Silva Romero? Tal vez habrían dejado la instrucción expresa de que sus restos mejor fueran echados al viento, o que su familia lo impidiera, como es el caso de la de Juan Rulfo, que se ha negado en forma permanente a aceptar la muchas veces escuchada propuesta de trasladarlo desde la capital del país al que supuestamente es el más importante mausoleo de Jalisco.

El artículo 2 de la ley para honrar la memoria de los jaliscienses ilustres es claro sobre los personajes cuyos restos mortales son susceptibles de ser depositados en alguno de los 98 nichos dentro del anillo de cantera sostenido por 17 columnas estriadas que fue hecho para tal fin en el centro de Guadalajara: actos heroicos en defensa de la patria, su labor de estadistas, investigación científica, docente o literaria, por la producción de obras en las bellas artes, por su desinteresada contribución patrimonial a obras de asistencia pública o “por cualesquiera otros actos extraordinarios que hayan sido ejecutados para el bien del estado, de la nación o de la humanidad en general”.

Yo no creo que esos líderes sindicales que se hicieron millonarios desde que en los años 30 integraron las hasta hoy corporativistas centrales obreras, la CTM y la CROC, que desde entonces y tras expulsar a los “izquierdosos” de sus filas se han dedicado a lustrarle las botas a los gobiernos en turno a cambio de prebendas particulares, o a exprimir a sus afiliados con cuotas que siguen sin transparentar ocho años después de iniciado el siglo XXI.

La puntada de Rafael Yerena de querer que este par de dos llegue a la Rotonda, en la que ha insistido desde el año pasado, no pasaría de eso si Emilio El Conciliador hubiera hecho ayer como le ha hecho con muchas peticiones de la sociedad: ignorarla. Pero no, el gobernador, con su alta visión de estadista, quiere que estos domesticadores del movimiento laboral, que fueron activos en la transición del PLM al PNR, del PRM al PRI, y que no alcanzaron a llegar al PAN porque si no también habrían trabajado para ellos –labor que ahora hacen sus herederos políticos–, salgan de sus fastuosas tumbas particulares para compartir un espacio donde ya hay muchos que no deberían estar ahí.

“Hemos contado con la voluntad política del gobernador para que en la petición nos apoye al Congreso del Estado para que los señores diputados aprueben la posibilidad, que seguro estoy que así será, del traslado de los restos de don Pancho y de don Helio a la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres”, dijo Rafael Yerena Zambrano antes de prenderle una veladora a Fidel Velázquez para pedir también su intermediación.

Y El Conciliador respondió: “De cara a esta reconciliación con nuestro pasado, es justo reconocer el trabajo de don Heliodoro, el trabajo de don Francisco, que ellos nos pusieron una muestra, en aquellos años, trabajando muy de cerca, como grandes mexicanos, con otro gran mexicano, con Efraín González Luna, que les espera ya en la Rotonda”.

¡Ajúa! Esas sí son alianzas, lo malo es que con tanto advenedizo habrá que construirle pronto un segundo piso a la Rotonda.

garciapartida@yahoo.com.mx



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

radioamloTV