Chávez-Calderón: los datos duros
Publico
Más pronto de lo que se esperaba, Felipe Calderón dejó en claro que en política exterior habrá continuidad con lo que hizo su antecesor y no un cambio de rumbo. A lo largo de la campaña electoral, Calderón criticó varias cosas que le desagradaban del foxismo. Ahora en su participación en el Foro Económico de Davos (Suiza), Calderón mostró que en política exterior y política económica será un fiel discípulo de Vicente Fox.
En ese papel, y seguramente sin que se lo pidan, jugará la tarea que vergonzosamente desempeñó Fox: supeditar al país a la integración con Estados Unidos y ser el más activo militante a favor del libre comercio.
En su participación en Davos (fundado y financiado por las mil empresas más influyentes del mundo), Calderón criticó a los gobiernos de izquierda de América Latina y a las “dictaduras vitalicias”. Cuestionó los procesos de nacionalización y opinó que el debate ya no debe ser entre izquierdas y derechas, sino “entre el pasado y el futuro”. Calderón fue criticado ahí mismo por el presidente de Brasil, Lula de Silva, quien le recordó que Chávez ha ganado tres elecciones de manera democrática, y le pidió no espantase con las nacionalizaciones, pues éstas han dado beneficios. Lula dijo que Bolivia defiende su gas natural, como México defiende su petróleo. Hay que señalar que nada más por la nacionalización de la industria gasera, Bolivia duplicó sus ingresos fiscales.
Pero el debate que abrió Calderón ha generado una chafa reacción nacionalista entre políticos, académicos y opinadores en los medios. Es un nacionalismo chafa y una típica posición liberal la que motiva la defensa de Calderón y las críticas a Chávez, pues se hace con argumentos ideológicos y no con datos duros.
Los datos duros nos deben llevar a mirar si ha mejorado la calidad de vida de los mexicanos en estos 25 años de políticas neoliberales (Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Fox y ahora Calderón). Nos debemos preguntar si la política de total apertura comercial, eliminación de aranceles, búsqueda de acuerdos comerciales y privatizaciones han mejorado la economía nacional en el conjunto de las economías capitalistas o la ha hecho más dependiente y vulnerable. Debemos preguntarnos si hay más empleos, mejores ingresos, más prestaciones, viviendas accesibles y educación y salud adecuada para la población. La respuesta es no, y de ello dan cuenta muchísimos documentos de organismos internacionales. Apenas ayer el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) constató que el modelo neoliberal en México no genera los empleos que se requieren y los que se crean son precarios.
El desempeño del neoliberalismo mexicano es mucho más pobre que el del resto de economías latinoamericanas, según confirma el más reciente reporte de la CEPAL (Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe, 2006. En: www.eclac.org ). En este documento se deja en claro que en los últimos cuatro años ha habido crecimientos positivos de varias economías de la región. Y esto coincide justamente con un cambio en la orientación hacia la izquierda de varios gobiernos: Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, Venezuela, Perú, entre otros. Lo que según Calderón consiste en mirar al pasado, en los hechos ha mejorado el desempeño económico de varias naciones, como no lo lograron hacerlo los equipos neoliberales. La comparación más interesante es entre México y Venezuela, y en este punto el análisis por país que hace la CEPAL no deja lugar a dudas. La economía venezolana (bajo el izquierdista Chávez) ha tenido mejor desempeño que la economía mexicana (bajo derechista Fox).
Calderón quiere vender como idea de futuro el mismo proyecto que Salinas nos vendió con el nombre de modernización. Ese proyecto ya mostró sus límites, sus excesos, su capitalismo de amigos y sobre todo demostró que busca ante todo extender y profundizar las relaciones sociales que propician la ganancia privada a costa del interés de las mayorías. Es el proyecto al que se han resistido millones de mexicanos en todo el país. A pesar de ello Calderón se empeña en defenderlo. Este discurso suena bien entre los mil empresarios más acomodados del mundo de Davos que quieren obtener ganancias en México, pero suena a pasado y a mentira entre la mayoría de los mexicanos.
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