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lunes, febrero 05, 2007

Opinión - Enrique Mendez

Plaza Liberación

El PAN y la ODCA por el dominio de Latinoamérica

Bodorrio de Jorge Zermeño con Astrid Casale

Jornada Jalisco

La intención del Partido Acción Nacional (PAN) de “dominar” América Latina, con el aval político y económico de la fachada intervencionista que configura la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) no es reciente, proviene de los planes del ala que condujo el panismo desde los 90, ahora en el poder, y comenzó a tomar forma en la etapa en que Felipe Calderón Hinojosa se hizo de la dirigencia blanquiazul.


Así que no se trata de una libérrima participación del dirigente nacional panista, Manuel Espino Barrientos, y esas pretensiones no pueden desligarse de lo que el actual presidente de México calculó, en su momento, de qué corrientes históricas tendrían que dominar en el continente.

Una de las principales funciones de la ODCA es el financiamiento de grupos de resistencia para ganar elecciones en Latinoamérica, desde su fundación el 23 de abril de 1947, en Montevideo. Este año cumplirá seis décadas de una labor de zapa entre gobiernos legalmente constituidos, y ha logrado enquistarse en México desde 1962, cuando el PAN se acercó a la “democracia cristiana”, cuando un sector de jóvenes panistas “se entusiasmaron con la posible participación” de ese partido en esa organización de ultraderecha.

Sin embargo, la participación activa de Acción Nacional en la ODCA tardó 32 años más y fue hasta 1994, cuando el panismo doctrinario fue desplazado por los neopanistas, que se resolvió el acercamiento a la organización, en calidad de “observador”.

Cuatro años más tarde, cuando Felipe Calderón controló al PAN, éste finalmente se incorporó como integrante con plenos derechos y el actual jefe del Ejecutivo asumió la vicepresidencia de la organización, como lo hicieron después Luis Felipe Bravo Mena y ahora Manuel Espino Barrientos, que la preside.

Obviamente, el PAN es el único partido mexicano que forma parte de la ODCA, que surgió en Uruguay como un “movimiento internacional de paz humanista cristiano, que comenzó como un emergente movimiento político ideológico, y que hoy ha llegado a ser la más grande organización política de América Latina”.

Al encuentro, posterior a los primeros dos años del término de la Segunda Guerra Mundial, acudieron dirigentes de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay y ahí se creó un Comité de Coordinación Central, conformado por el argentino Manuel Ordóñez, el brasileño Alceu Amoroso Lima, el chileno Eduardo Frei Montalva y el uruguayo Dardo Regules.

Y cómo el PAN no iba a encajar en esa organización, si sus estatutos concuerdan casi de manera exacta con la declaración de principios panista. Los documentos de la organización definen su objetivo de la siguiente manera:

“acordar orientaciones político-estratégicas para la acción internacional de los partidos demócrata cristianos en el continente, fundamentadas en los principios del humanismo cristiano, sujetas a los métodos democráticos de solidaridad y respeto a la persona humana; al pluralismo ideológico, así como al logro de la justicia social, nacional e internacional correlativos del bien común…

“Formular un proyecto político con visión integracionista, que abarque la variantes estratégicas y tácticas de cada país y aliente la promoción efectiva de los partidos miembros”.

La operación de su estructura es a través de células que coexisten al interior de los partidos y movimientos políticos de derecha, con una estructura y funcionamiento particular. Entre estos, se incluyen la Juventud de ODCA (JODCA) –en México, participa el secretario de Acción Juvenil del CEN del PAN, Juan Carlos Mondragón–, las Mujeres Demócrata Cristianas de América (MUDCA) y el Frente de Trabajadores Latinoamericanos Demócrata Cristiano (Fretral-DC).

Asimismo, cuenta con institutos de investigación vinculados a los partidos miembros, entre los cuales se encuentran la Fundación Rafael Preciado, que dirige Luis Eduardo Ibáñez, quien fue asesor del ex canciller Luis Ernesto Derbez.

Uno de los referentes internacionales de la ODCA y, por tanto, del PAN, es el Partido Popular de España, de ahí que se explique el arrebato declarativo del presidente del gobierno español y líder del Partido Socialista Obrero Español, José Luis Rodríguez Zapatero, por lo que consideró una actitud permisiva contra el terrorismo.

Nada más que su posición reaccionaria le causó un diferendo diplomático a Felipe Calderón en su primera gira internacional. Y las que faltan.

Decían las abuelas que a la vejez viruelas. Cómo explicar, si no en la que anda el presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Zermeño Infante, que se casará el próximo viernes con Astrid Casale, una conductora de televisión casi 30 años menor que él. El asunto tendría que formar parte de la vida privada del panista, sino es porque él ha permitido que su enlace trascienda a las páginas de chismes de los periódicos y de las revistas rosas. Véase, si no, este ejemplo de una crónica publicada el 25 de enero en El Siglo de Torreón, a propósito de una fiesta sorpresa que, por su cumpleaños, le organizó su novia dos días antes: “la grata aventura inició cuando Jorge recibió una invitación a comer de parte de su novia Astrid y de sus hijos Jorge, Eduardo y Poncho, quienes después de pasar por él se detuvieron en casa del homenajeado que en ese momento se enteró de la fiesta sorpresa, ya que del área de la cochera hicieron aparición repentina un amigo, después otro y así varios más que hace tiempo no veía”. Hay abundantes fotos, inclusive una del panista con su nieta. Y, como si no fuera suficiente el desfiguro, en su lista de regalos, los novios incluyeron una tamalera.

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