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jueves, febrero 08, 2007

Opinión - Carlos Gonzalez

Como un complemento a esta nota, Enrique Galvan Ochoa en su columna Dinero, del 01 Feb 2007 incluye una tabla con el numero de votantes. Que no salga FeCal con sus 'cuentas alegres', el 21% no es mayoria.

¿El 2 de julio México optó por el libre mercado?


Jornada Jalisco

Recientemente el presidente Calderón, durante su participación en el Foro Económico Mundial de Davos, declaró que el 2 de julio los mexicanos optamos por el libre mercado y por el conjunto de políticas públicas que anteriormente han ejecutado los presidentes Salinas de Gortari, Zedillo y Fox. Es decir, Calderón supone que los pasados comicios federales indican el apoyo del pueblo de México a las políticas neoliberales que, recetadas desde la Casa Blanca y los organismos financieros internacionales, han aplicado los gobiernos en turno a partir de 1982.

Nada más falso ni más alejado de los datos que arrojan las cifras electorales del pasado 2 de julio y de la convulsa realidad que vive nuestro país. En primer lugar es importante recordar que Calderón obtuvo la Presidencia de la República con el voto favorable de aproximadamente 15 millones de mexicanos, dicho de otro modo, alrededor del 15 por ciento de quienes habitamos este país votaron por Calderón. Ahora deberíamos preguntarnos cuantos ciudadanos lo hicieron optando por el libre mercado y las políticas neoliberales y cuantos ciudadanos dieron su voto al panista inducidos por los programas electoreros de la Sedesol o por la campaña de miedo que se construyó en torno a López Obrador. Aún más, deberíamos preguntarnos cuántos votos a favor de Calderón son efectivos y cuántos fraudulentos, cuántos se hayan en la esfera de la estadística inflada o de la urna “embarazada” y cuántos corresponden a ciudadanos de carne y hueso.

En segundo lugar también es dable rememorar que alrededor de treinta millones de mexicanos –58 por ciento del padrón electoral– se abstuvieron de votar. Es decir una mayoría de mexicanos y mexicanas en edad de votar creen poco o nada en la democracia electoral, las instituciones que la sostienen y, contra lo que dice Calderón, el libre mercado y las políticas neoliberales que han provocado la pobreza de 80 por ciento de la población, pues, de otro modo habrían acudido a las urnas para otorgar, sin duda alguna, su voto al candidato blanquiazul, pero no ocurrió así.

Ciertamente una franja considerable de los abstencionistas electorales es más apática que crítica de las políticas gubernamentales y la clase política mexicana, sin embargo, prácticamente todo el abstencionismo del pasado 2 de julio expresa un profundo hartazgo frente a la situación actual que vive nuestro país.

En tercer lugar se encuentra el hecho indubitable de que una porción de mexicanos casi igual a la que votó por Calderón lo hizo también por López Obrador, aunque es probable que AMLO haya obtenido más votos que el candidato panista, mismos que le habrían sido escamoteados a través del fraude cocinado por las instituciones electorales. Independentemente de que Andrés Manuel fue un eficaz ejecutor de las políticas y recetas neoliberales durante su desempeño como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, lo real es que quienes sufragaron por el candidato del PRD lo hicieron atraídos por su discurso contrario a muchas de las políticas más agresivas del neoliberalismo. Es decir, por lo menos un número de mexicanos igual al que optó por Calderón, otorgó su voto en contra de las políticas de libre mercado que tanto perjuicio han provocado a la economía del pueblo mexicano.

Por último, frente al optimismo expresado por Calderón en Davos, hemos de considerar la realidad que vive nuestro país, pues, junto al enorme descontento de millones y millones de mexicanos provocado por las profundas desigualdades generadas por el modelo neoliberal, existen fuertes movimientos opositores al gobierno del panista, así como a las corrompidas instituciones que éste representa y, sobre todo, a las políticas neoliberales que el nuevo presidente enarbola y que en los últimos 25 años sólo se han reflejado en la miseria de nuestro pueblo y en la destrucción del patrimonio de la Nación.

En dicha tesitura podemos referir el movimiento que encabezan López Obrador y la Convención Nacional Democrática u otros de verdadero cuño anticapitalista y antineoliberal como el movimiento de la APPO en Oaxaca o la Otra Campaña.

Lo dicho por Calderón en Davos no es más que un difícil esfuerzo por maquillar el inocultable resquebrajamiento del país y sus instituciones, mismo que si no crece es a fuerza de mentiras y represión.

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