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martes, septiembre 02, 2008

FORO SOBRE CRISIS DE LA "UdeG".

Los invitamos al Foro
"CRISIS Y DEMOCRATIZACIÓN EN
LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA"
que se realizará el próximo
4 de septiembre de 2008
a las
17:00 hrs.
en el
Auditorio Salvador Allende
del
Centro Universitario de Ciencias
Sociales y Humanidades
de la Universidad de Guadalajara,
ubicado en la Normal.

Contará con la participación de destacados analistas locales y distinguidos universitarios, como lo son:
-Pedro Mellado
-Rubén Martín
-Juan José Doñán
-Javier Hurtado
-Román Munguía
-Marco Antonio Cortés Guardado.

!Esperamos contar con su asistencia!


FRATERNALMENTE:
Frente Ciudadano y Universitario por la Defensa de la Educación Pública.
Ma. Mercedes Hernández, Rosario Montes, Silvia Montero, José Aguayo, Silverio Quintero, Jesús Plasencia, Gustavo Monterrubio, Carlos Palos, Jorge Gutiérrez, Román Munguía, Raquel Barajas, Antonio Ceja, Héctor Ruvalcaba, Oscar Lomelí, Gilberto Parra, Antonio Diosdado, María Teresa López.





A continuación presentamos un breve análisis de nuestra postura acerca del problema de democratizar a la Universidad de Guadalajara.

Por la Democratización de la U de G. Jalisco.
Viernes 29 de agosto de 2008.- El modelo político vigente en la Universidad de Guadalajara está incontrovertiblemente agotado, pues contribuye al deterioro institucional. Son múltiples y diversas las debilidades y fortalezas de la institución, como plurales los temas a abordar, discutir y diagnosticar, pero es innegable su profunda crisis generalizada.

Es necesaria la inclusión de la sociedad jalisciense a la par de los universitarios, para obligar a quienes detentan el control de la universidad, a propiciar la libre discusión de las ideas y propuestas, y a que del debate civilizado y fundado surja el diseño de Universidad que la sociedad y los tiempos demandan. En este sentido, es insufi­ciente la perspectiva del Rector en el sentido de iniciar un proceso de discusión ceñido a "ejes estratégicos" de análisis, cuyo ­fin sería impulsar la "reingeniería administrativa", en la que los rectores de centro, se convertirían en moderadores del debate inter/universitario, con las limitantes que ello implica.

Tampoco es su­ficiente la propuesta de la mayoría de los miembros del Consejo de Rectores, fundada en la continuidad del Plan de Desarrollo Institucional, por la vía de la regionalización y descentralización de la Universidad, buscando en lo posible "adelgazar la burocracia" de la administración central universitaria –propósito tardío, que evidencia el deseo de reducir el ámbito de influencia del adversario–. Ambas propuestas se afanan por relanzar el modelo antidemocrático –corporativo, clientelar, patrimonialista, corrupto y depredador– que ha frenado el desarrollo pleno de la institución. Bajo esta perspectiva, las diversas concepciones respecto a la construcción de la democracia universitaria, cobran vigencia en la medida en que los esquemas corporativos de manipulación y control luchan por prevalecer como acervo de hegemonía facciosa.

Han pasado casi seis décadas en que los vínculos entre Universidad y el anhelo democrático habían sido desterrados, para dar paso a ceremonias y rituales que dejaron al descubierto el autoritarismo y la perversión en la toma de decisiones.

La democracia que proponemos, tiene que ver con el fortalecimiento de la igualdad social y la búsqueda de la justicia. La democracia entonces, la abordamos desde tres acepciones básicas:

1.- La democracia como posibilidad social no discriminatoria de acceso a la educación superior y de permanencia en ella. El actual modelo es excluyente, fomenta el rechazo masivo de jóvenes y estimula la deserción estudiantil. Dicho modelo avanza en la privatización de la educación superior, provocando que los jóvenes de bajos recursos económicos sean los más afectados. El sistema educativo nacional, se encarga de segregar a los hijos de los trabajadores en los ámbitos primario y secundario. La UdeG cierra el círculo en el bachillerato, la licenciatura y el postgrado. De ahí que sea pertinente modi­ficar los criterios de selección, promoción y permanencia de los estudiantes de la Universidad Pública de Jalisco.

2.- La democracia como una aspiración de poner al servicio de las mayorías, los productos de la actividad universitaria. Es de conocimiento público que la burocracia universitaria, pone todo su empeño en fomentar y promover eventos "culturales" lucrativos.
La democracia de la que hablamos, tiene que ver con la reformulación del bachillerato, licenciaturas y postgrados; con la prestación del servicio social; con patentes técnicas y científi­cas; con la promoción de la cultura, como tal, no como negocio, y con la "función crítica" que sustancia a toda universidad que se precie de serlo.

3.- La democracia igualitaria entre los miembros de la Universidad y como procedimiento de participación colectiva en la elección de los órganos de gobierno. Para poder hablar de transformación universitaria, es menester acotar el carácter verticalista–impositivo de la autoridad, así como equilibrar la representatividad de los órganos de gobierno. En ese tenor, es pertinente reconocer que los sindicatos "blancos" universitarios y la FEU, han jugado un papel indigno y represivo que ha dañado la posibilidad de democratizar la vida interna universitaria. Del mismo modo, como se puede constatar en estos días, los miembros del Consejo General Universitario –incluidos los Rectores de Centro–, están urgidos por celebrar la reunión ordinaria del CGU, sin antes haber hecho una consulta a los representados respecto a su opinión o puntos de vista en relación a lo que sucede en la Universidad, actitud que habla de la falta de cultura democrática y la intención de revancha política de los consejeros.

La democracia que requiere la Universidad, debe auspiciar la libre discusión de proyectos y propuestas encaminadas a la edu­cación de
una Universidad nueva, en sus estructuras y funcionalidad. Los universitarios tendremos que de­finir las nuevas formas de participación colectiva para regular las funciones y composición de los órganos de gobierno, atentos a reflejar las proposiciones de las mayorías y respetar el derecho de la minoría.

También, tendremos que defi­nir la forma de participación en la elección de las autoridades y cuerpos colegiados, fortaleciendo siempre la autonomía frente al poder público. En ese ejercicio, será necesaria la modifi­cación del régimen legal actual e ir modelando el requerido. Es necesario abrir un espacio democrático de reflexión crítica en la propia comunidad universitaria, ausente hasta el momento de la vida política institucional, y a la sociedad jalisciense, para debatir y proponer alternativas re/fundacionales a través de un Congreso General para una Reforma Universitaria.

En esa perspectiva, convocamos a la comunidad universitaria y a la sociedad en general al foro de análisis "Crisis y Democratización de la Universidad de Guadalajara", con la participación de destacados analistas locales y distinguidos universitarios, a saber: Pedro Mellado, Rubén Martín, Juan José Doñán, Javier Hurtado, Román Munguía y Marco Antonio Cortés Guardado (por confirmar).

El evento encuestión está programado para este próximo jueves 4 de Septiembre, en el auditorio "Salvador Allende", a las 5 P.M.

* Para mayor información hablar al teléfono 12028206, Calle Independecia No. 606, Zona Centro, Guadalajara, Jalisco.


-Frente Ciudadano y Universitario por la Defensa de la Educación Pública.
-Frente Cuidadano y Universitario en Defensa de la Educación Pública.

lunes, septiembre 01, 2008

Código Político.- Germán Robles

Germán Robles
Código Político

1 de septiembre de 2008


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¿Más FIL, festivales y banquetes culturales?...¡que paguen ellos!

El golpe anunciado
¿porqué las marchas...?

Sabemos de que se trata asistir o ir de “gorra” a una fiesta; Bien. Esa expresión popular que refiere a todo aquel o aquello que ingresa a un evento sin pagar, sin ser convidado, invitado, quién no recibe boleto o carta invitación y que aún así termina “colándose”. Pero para efectos de opinión e interés público aclaramos que no estamos hablando de bodas, ni bautizos o eventos familiares.

Pues bien, como muchos ya sabrán a raíz de la crisis política que vive la Universidad de Guadalajara,- y como hemos dado cuenta en este código político entre los días 8 y 29 de agosto-, se han disparado las voces y reclamos en torno al futuro de la insultante industria ferial de la universidad controlada por el capo mayor, su nombre ya lo conoce.
Varios artistas, personalidades de la cultura, del cine, la farándula literaria y los mismos “líderes de opinión” e “intelectuales” de siempre han puesto el grito en el cielo mediante artículos, desplegados, convocatorias para defender la continuidad de dichas ferias, se aferran a algo que parece consideran suyo, su fiesta, esa mojiganga a costillas de los contribuyentes del erario público y universitario.

Y adivinó, con todo y que sean invitados de honor estos personajes terminan exhibiéndose como esa especie de “gorrones” esos “conchudos” sociales a través de la cultura. Todos ellos entran por la puerta grande bastan y alcanzan para llenar los espacios. Y no les estamos reclamando el pago del boleto de taquilla, sino el costo total del evento.

Con ellos se da una cuestión muy curiosa: no pagan el convite y muchos otros, quienes sí lo hacen- o pagan más que los primeros- ni siquiera se asoman a las afueras de donde está la fiesta, pues existe un económico, clasista y sutil derecho de admisión social. ¿Qué les parece?... ¿Qué fiesta tan peculiar no? Nosotros pagamos sus premios, lujosos comilones, sus honores y los casi rituales victorianos organizados por esa dizque cara cultural de complejos nobiliarios que tienen il capo di tutti cappi y la “familia” gobernante en la Universidad de Guadalajara. ¡Vive la FIL!

¿Estos personajes de la cultura, en algún momento se han detenido a visitar algún centro universitario o preparatoria de la UdeG para observar en qué condiciones se encuentran?, y si lo hicieron… ¿Como sinodales de la cultura que son… han hecho alguna vez un pronunciamiento igual de rotundo sobre las injusticias y carencias que saltan a la vista?

¿Se habrán tomado alguna vez la molestia de preguntarse quién paga, cuales son los costos, las partidas que se sacrifican, el número de legítimos aspirantes rechazados el último año a la universidad, el cómo se obtienen los ingresos, como se sostienen año con año esos banquetes, ferias y festivales que tanto vanaglorian para ustedes, para el capo Raúl Padilla, Guadalajara y el país?

Parece que no y tal vez ni les importe; sólo quieren apersonarse y hacer gala. Gente como Pedro Armendáriz, Felipe Cazals, Jorge Fons, Everardo González, Vicente Leñero, Paul Leduc y Bertha Navarro reclaman y dejan entrever que quieren literalmente llegar a “aplastarse”, servirse de la mesa y los manteles largos para que la claque les aplauda. Quién y cómo los pongan les importa un pito; luego dicen que la cultura no es elitista… ahora, nos ha resultado cínica, caprichosa y socialmente irresponsable.

Se equivocan señores; ustedes y quienes apoyan las ferias se llenan la boca y se inflan el pecho con falsos argumentos, que si “la FIL registró 500 mil visitantes el último año”, “que es la segunda feria de las letras a nivel mundial”… “que si la imagen percepción de Guadalajara, de Jalisco, de la ciudad se han transformado en destino cultural”. Y aún sin dejar de reconocer estos beneficios –y que el dinero público es indisoluble de los mismos- para efectos de imagen externa, contribución y difusión de la cultura…aun así no deja de asaltarnos una pregunta… ¿Y…?

Mitos, verdades engañosas, que componen ese bien lustrado y espeso atole cultural con el que nos pretenden “jugar el dedo en la boca” a los ciudadanos de a pie y contribuyentes. E Insistimos, no se trata de que desaparezcan, decrezcan este tipo de eventos, y tampoco esto es un extremo; se trata de la necesidad de cuestionarnos si: ¿la universidad tiene en realidad capacidad técnica y financiera para realizar ferias y festivales?, ¿esa es su labor prioritaria o papel?, ¿podrían sostenerse estos eventos si se programaran y cotizaran como cualquier empresa privada con un cálculo real de costos, nómina y capital variable?, ¿cuál sería el tamaño real de la FIL por ejemplo si se ejerciera prioritariamente el gasto en educación, oferta y aulas públicas?. Aquí es donde “la puerca torció el rabo”.

Inversiones que los privados difícilmente se interesarían hacer amén de colaboraciones tripartitas con el presupuesto gubernamental, pero bien, ese es asunto de ellos; porque lo que nos importa es si la universidad pública -un OPD- sea la que en realidad este obligada técnica, jurídica, económica y moralmente a sostener este esquema de las ferias.

Opacidad, cuentas poco claras, falta de transparencia y de voluntad política por parte de auditores fiscales oficiales y de la misma casa de estudios nos dan cuenta de que existe un cochinero bajo vitrinas y bambalinas; tropelías que sólo así hacen creíble y posible la celebración de estos banquetes feriales. ¿Será acaso por eso la terca oposición de Raúl Padilla para que se auditen los recursos?

Eventos como la FIL sencillamente no llegaría a ser posibles en tamaño y funcionamiento sin el poder, influencia, trapacerías y solapamientos que sectores de la clase política y la élite cultural comparten con el capo mayor. Saben que sin el capo, sin el astuto de “las relaciones públicas” sin su asqueroso manejo discrecional y unipersonal de los recursos no hay FIL, ni festivales de cine, ni farándula en teatros ni en el mal llamado auditorio Telmex, así de simple. Por eso su defensa y apoyo.

Sabemos que de utilizarse los verdaderos criterios operativos, financieros y de fiscalización, y muy importante, en conjunto con una reorientación presupuestal dando prioridad a la oferta educativa, definitivamente la FIL sería otra, de otro tamaño y proyección real. Quizá ni existiría tal como hoy la conocemos, pero cierto… sí sería una mucho más justa.

Y si acaso no es eso, porque seguro muchos alegarán que dejaría de ser negocio, porque se perderían tanto proyección turística, difusión, aporte cultural y lo “positivo” de la mafia en la UdeG; pues bien, si no se desea que desaparezcan las ferias y festivales hechos con dinero público entonces que los hagan los empresarios, los “intelectuales” y “líderes de opinión”. Hagan las ferias que quieran con su dinero; sí, ustedes gente como los Frangie, los Romero Velasco, los Gómez Flores, los Vergara; así como quién se ponga el saco; que de su billetera y por fuera pague el “capo” e invitados como tanto parásito cultural o ciudadano que por mera afición, delirio intelectual, capricho y gusto personal los quiera. Paguen y háganlos ustedes de su bolsillo.

Y si a las de por sí ya costosas y “populares” entradas a diversos eventos de “cultura UdeG” les sumamos la pregunta de ¿qué pasaría si el costo real del evento se lo cargan al consumidor, público o turista?… ¿cuál sería el costo real del boleto? Tendríamos tan alto costo, que muy pocos ciudadanos lo pagarían, no habría gobierno que lo subsidiara por sí mismo o empresario que se atreva a invertir en este. Muy cierto. Pero justo por eso es que dicen “Que lo haga la universidad” y el…“déjenos a nosotros el resto de la raja”. Muy vivos que son.

Pero para los acarreados, los de gorra, ciegos e ingenuos tanto para los “porros culturales” de la universidad el desgarre de las vestiduras llega cuando están en riesgo sus pasarelas, alguna componenda o el banquete; haciendo responsable a la UdeG de que continúen los manteles largos; y seguro que su puntada les hará “mucha gracia” a los miles de aspirantes que continúan siendo rechazados por la universidad y a quienes literalmente se “sientan en el piso” para recibir alguna clase; sí vayan y díganles “misa” a estos jóvenes en su cara.

Sobran argumentos, los hay de todo tipo… técnico, de pesos y centavos, culturales, de ética pública, legales y hasta literarios si se quiere; consideramos que los festivales y la FIL no son sostenibles. Consideramos también que en esta trinchera no nos toca convocar a defender en las calles el presupuesto público universitario, ni a manifestación o marcha alguna para que se tire la FIL, eso ya será tarea de otros.

Sin embargo, desde la opinión pública nos pronunciamos a favor de la conciencia ciudadana para no asistir a estos eventos por las razones ya expuestas, en tanto no se aclare el cochinero; así mismo asistimos a la responsabilidad de órdenes de gobierno para no colaborar más con estas empresas por las mismas razones y las de interés público que resulten, y que los órganos de gobierno de las cámaras local y federal dedicados a realizar auditorías y la ASF se pongan a trabajar ya.

Emplazamos a Carlos Briseño - si es que quiere hacer extensiva y creíble su convocatoria social - a que si tiene información de “la cloaca” presente la misma ante el ministerio público. Así por último denunciamos la pequeñez, sinvergüenza, la farsa e irresponsabilidad pública del “capo”, sus vasallos, “porros culturales”, de artistas, empresarios e intelectuales como ciudadanos que se pronuncian a favor de que sea la universidad la que siga realizando estos eventos; y quién los defienda en tanto no se priorice y haya transparencia de los recursos. Y si ya dados y justificados estos elementos se establece que las ferias continúen que así se haga y si no que se acaben.

Lamentamos que la universidad tenga dos lastres: su casta política y el abundante conformismo de su comunidad, y la verdad no sabemos cuál sea el más lamentable, ni cuál acabará primero. ¡Pero claro! si dijeron que son universitarios, no tontos.

El golpe anunciado.


Como ya sabrán se asestó el golpe de estado en contra del todavía rector -con amparo judicial- Carlos Briseño; reaparecieron el porrismo y el acarreo. Y ese mismo día viernes la otra, esa “nueva rectoría fast track” -designada por el CGU- que “tan convencida de su legalidad” escupiendo para arriba se atrincheró en las oficinas centrales de las Avs. Juárez y Enrique Díaz de León. Golpes al puro estilo de la mafia; el pleito de cantina como forma cíclica; como eficaz y solapado sustituto de la democracia para llegar al poder y gobernar así desde hace décadas y generaciones en esta universidad.

A ver ahora con qué cara dura nos salen a decir que los festivales y la FIL no son injustos ni un cochino negocio privado… sino que son una moderna, necesaria y positiva expresión de la “cultura y el progresismo” de esa dizque izquierda que dice representar la UdeG, el “capo” con todo su grupo y lumpen, el PRD y conexos, que de suyo unos por su complicidad y otros con su silencio dieron el aval para este golpe.

Y a ver también si después de esto habrá quién se trague su farsa democrática y tenga la poca vergüenza de asistir a alguno de sus próximos festines culturales.

En el tintero.

¿Porqué las marchas, la quema de veladoras, antorchas e inciensos? Aglutinar ríos blancos de gente con el cemento de la rabia y el miedo por la inseguridad que priva en México parece comprensible y efectista; pero eso no detendrá la inseguridad, ni el asqueroso oportunismo del “señor legal”, medios de comunicación y otros delincuentes de cuello blanco que cínicamente entonan el himno nacional y aparecen a cuadro a modo de “show” cívico-religioso. La sociedad organizada, sin duda, lleva la batuta y tiene un enorme futuro frente a la podrida clase política, pero estos no son “extraterrestres” nosotros los pusimos en el cargo.

Esperemos que la misma sociedad civil sea capaz de sacudirse la sombra de la impericia ciudadana, los palos de ciego contra la delincuencia y de las actitudes de estupidez e infantilismo a la hora de organizarse y expresar el ¡ya basta! Otra marcha en la cuenta donde se conciben y consideran las consecuencias y no las causas de la delincuencia. Esa sombra también estuvo presente durante la marcha del pasado sábado… ¿la habrán notado?... ¿le habrán dado luz? Más les vale.

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando a Andrés Manuel López Obrador en 2008::

domingo, agosto 31, 2008

Jorge Gómez Naredo :: La Universidad de Guadalajara: crisis sin democracia ::

foto: Cesar Huerta


La Universidad de Guadalajara: crisis sin democracia

El embrollo: lo legal y lo no legal

Ayer, la Universidad de Guadalajara amaneció en crisis y con dos rectores. El viernes pasado, el Consejo General Universitario (CGU) destituyó a Carlos Briseño Torres como rector general y en su lugar eligió a Marco Antonio Cortés Guajardo. Los consejeros universitarios que llevaron a cabo estas acciones argumentaron que Briseño Torres había cometido “faltas graves”. Según la Ley Orgánica de la UdeG, en su artículo 31, fracción VIII, el CGU tiene la facultad de “elegir al rector general, autorizar sus licencias, aceptar su renuncia y destituirlo por falta grave, en los términos establecidos por el Estatuto General”. En la polémica sesión, Carlos Briseño, en su calidad de presidente del CGU, decidió concluir la reunión por falta de acuerdo para el orden del día; sin embargo, la mayoría de los consejeros decidió lo contrario. Alfredo Peña, secretario general de la UdeG, continuó la sesión como presidente del CGU y se acordó la destitución de Briseño Torres y del vicerrector Gabriel Torres Espinoza.

¿Es posible continuar una sesión cuando el presidente del CGU la dio por concluida en contra de la mayoría de los consejeros? El Estatuto General de la Universidad de Guadalajara (un documento que aclara puntos de la Ley Orgánica) no especifica si es legal o no que el presidente del Consejo dé por finalizada una sesión si no se aprueba el orden del día. Determina que un dictamen puede ser suspendido por falta de quórum, por desórdenes, por acuerdo de dos terceras partes de los consejeros, por moción suspensiva y por receso. Pero esto es solamente para un dictamen, no para una discusión sobre el orden del día. Así pues, existe un problema: ¿fue legal o no que Briseño haya suspendido la sesión? La respuesta no es clara.

Ahora bien, ni la Ley Orgánica ni el Estatuto General de la UdeG establecen cómo (el proceso formal) y bajo qué argumentos el CGU puede destituir al rector. Tampoco indica qué se debe entender por “falta grave”. Así pues, ambos bandos (los briseñistas y los anti-briseñistas) pueden jugar con las leyes, manejarlas e interpretarlas a su antojo. Pero no hay certidumbre acerca de la legalidad: por eso hoy la Universidad tiene dos rectores y los argumentos de ambos pueden ser válidos y pueden ser, al mismo tiempo, inválidos. Un desgarriate, pues.

Lo que ha sido y es

Para nadie es una misterio lo que ha sucedido en la UdeG en las últimas dos décadas. Un grupo se ha consolidado y detenta la mayoría de los puestos de alto nivel. El líder máximo de ese grupo es Raúl Padilla López. Uno de sus hombres más cercanos hasta hace poco tiempo era Carlos Briseño Torres. Este grupo denominado “Universidad” se ha movido entre lo “positivo” y lo “negativo”. Por un lado ha formado eventos culturales tan importantes como la Feria Internacional del Libro, que es reconocida a nivel mundial y, por el otro, ha organizado un sistema corporativo que impide a otros grupos políticos tener peso dentro de la UdeG; es decir, niega pluralidad y libertad de participación al interior de la casa de estudios.

Lo social, lo político y lo universitario

Una comunidad universitaria está conformada por los cuerpos académicos, los estudiantes, los ex alumnos, las autoridades, los administrativos y todos los demás trabajadores de la institución: desde el intendente más humilde hasta el rector. Las universidades públicas son patrimonio de la sociedad, porque es ahí donde se educa a la población, donde se produce y de donde se divulga el conocimiento. Las universidades deben ser autónomas y los conflictos a los que se enfrenten precisan ser solucionados por la misma comunidad universitaria.

La participación política dentro de las universidades públicas necesita ser una constante, pues a través de ella se enseña: la democracia no puede quedar excluida de estas instituciones educativas. Por eso resulta lamentable que en la UdeG la participación política sea poca: estudiantes, académicos y trabajadores poseen mínimos espacios para desarrollar su participación política-universitaria. Quizás no los han conquistado; quizás les han sido robados; quizás no les interesen.

La elite que actualmente domina la UdeG y que en muchas ocasiones toma decisiones que van en contra de los intereses de los universitarios y de la misma Universidad, existe porque la comunidad universitaria no ha luchado por la pluralidad y la democracia dentro de la casa de estudios. El estudiantado es fácilmente manipulable. El viernes pasado, cientos de alumnos de preparatorias y centros universitarios llegaron a la rectoría para gritar y apoyar, para “echar desmadre”, pero no para participar políticamente de manera libre e informada: no sabían por qué estaban ahí. La participación de la comunidad universitaria en los asuntos que le conciernen (y también en los de su entorno sociopolítico) es imprescindible. Y ahora no se ve, o se ve débil, o muy disminuida.

La UdeG no puede estar secuestrada por una elite ni entrar en crisis por una escisión en esa misma elite. La comunidad universitaria debe reivindicar su participación política, su derecho a decidir, a tener voz y a no ser discriminada por su forma de pensar. La cuestión no es eliminar a un grupo político hegemónico para que llegue otro grupo político hegemónico. Lo principal es que existan muchos grupos en libertad de opinar, de elegir y de decidir: en pocas palabras, una verdadera democracia. Por eso hoy lo importante no es quién quede, quién sea el legítimo rector; lo importante es que sea la comunidad universitaria la que decida el futuro de la institución. Una institución, vale la pena recordar, siempre asediada por la derecha y los grupos oligárquicos, los cuales no soportan que el pueblo se eduque, piense, reflexione y critique, es decir, que el pueblo sea libre.

jorge_naredo@yahoo.com



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando a Andrés Manuel López Obrador en 2008::

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