(Trad.: no soy una chica bonita
- Ani Difranco -
Durante los últimos diez años, gracias a giras permanentes y a siete discos producidos por su propio sello, la cantante y compositora Ani DiFranco ha construido gradualmente una audiencia increíblemente devota. Con un explosivo estilo vocal, un sonido percusivo ardiente en la guitarra y un montón de canciones atrevidas y honestas acerca de la lucha de una mujer por la identidad y la trascendencia, ha definido un sonido dinámico y original. Equilibrando la musicalidad acústica con la energía agresiva, el realismo bien demarcado y el idealismo, Di Franco es una trovadora moderna con raíces que van desde Woody Guthrie y Joni Mitchell a The Clash y Rick James.
A pesar de ello, su música es sólo parte de su atractivo. En un tiempo en el que la mayor parte del mundo del "rock alternativo" hizo las paces con la industria musical, DiFranco sigue siendo crítica con la forma de hacer música de las grandes compañías.
Independiente desde que a los quince años se mudó del apartamento de su madre en Buffalo, New York, Di Franco forjó su estilo único tocando en bares y cafeterías bajo la supervisión de un "cantante folk depravado" llamado Mike. Cuando tenía 18, se mudó a Nueva York y después de vaciar su cuenta bancaria y pedir dinero a sus amigos, financió y produjo su primer disco.
Etiquetada como una cantante folk-punk por los medios convencionales, Di Franco escribe y toca de un modo accesible para oyentes de música nueva y vieja. A pesar de ello, es una artista que evita la confortable zona de los gustos convencionales. En "Light Of A Kind" (Una cierta luz) de Not A Pretty Girl, cuenta que su novio se ha liado con una mujer. Y en su poema "Tip Toe" rememora un aborto:
The skyline of jersey
En "Crime For Crime" (Crimen por crimen) toman una postura anticuada sobre la pena de muerte, recordándonos:
You might be the wrong color
"The Million You Never Made" (El millón que no hiciste nunca) es una aguda declaración de independencia que denuncia la maquinaria hacedora de estrellas de la industria de la música. En "Coming Up" (Subiendo) se enfrenta a "nuestro padre que hace arte en un penthouse" con la advertencia de que si las cosas no cambian "vamos a levantarnos".
Y además están sus conciertos.
Con una argolla en la nariz, dreadlocks y uñas postizas dobles aseguradas con pegamento y cinta eléctrica (para poder asaltar libremente su guitarra acústica), Di Franco no luce como una cantante folk. Cuando el percusionista Andy Stochansky, que también toca en sus discos, arranca con un ritmo de fondo que rompe los huesos, ella trasciende todos los prejuicios del folk, o del folk-rock.
Aunque su aspecto y energía tengan más en común con el punk que con el folk, su actitud cálida y extrovertida en el escenario contrasta claramente con los personajes distantes y torturados que dominan el rock alternativo. Su risa nerviosa y su humor autocensurador son encantadores y muy poco cool. Cuando confiesa sus puntos vulnerables en tranquilas y delicadas canciones de amor (a veces dirigidas a hombres, a veces a mujeres), revela una gran gama de emociones.
A mediados de noviembre pasado, justo antes de un concierto en la Sala Zellerbach de la Universidad de California en Berkeley, para 2,000 personas, hablé con Di Franco por teléfono acerca de la música folk, la fama, y la política.
CARTER: Comencemos hablando de la música folk. Sé que hacías versiones de canciones de los Beatles a los nueve años. ¿Cuándo comenzaste a interesarte por la música folk y qué te atrajo de ella?
DI FRANCO: Bueno, creo que desde el comienzo. Fui una especie de niña precoz que estaba en un rincón del bar absorbiéndolo todo y me quedé con ese grupo. Todos mis amigos tenían alrededor de 30 años, y eran del tipo escritor alcohólico ratón de bar. Así que lo que hacían formó parte de mi vocabulario desde temprano.
Pero mis sentimientos sobre la música folk han cambiado mucho a lo largo de los años. Ya no me gusta tanto por el modo en que suena. Estoy más interesada en ella económica y políticamente hablando. La gente utiliza a menudo las palabras "folk" y "punk" para describir lo que hago, y para mí está bien. Estoy de acuerdo con ellas ya que el punk y el folk son tipos de música que tradicionalmente no pertenecen a la industria musical. Son parte de la comunidad, y no están tan comercializados como muchos de los otros tipos de música.
¿Cómo mezcla tu audiencia la legión tradicional de folk urbano con la tribu más joven punk y de rock alternativo?
Bastante bien por estos días, sólo hay jóvenes. Quiero decir, depende en dónde estoy tocando. Las últimas noches he tocado en unos pueblecitos pequeños dormidos y tuve una audiencia mayor. Sobre todo anoche, que toqué en un pueblo de 1 200 habitantes y sólo eran hippies supervivientes y sus hijos. Así que el público tenía 45 o 12. Nadie tenía mi edad. Pero fue grandioso, todo el mundo estaba haciendo esta especie de baile de algas marinas y pasándoselo bien. Era a beneficio de los que intentan salvar uno de los últimos bosques de sequoyas.
Cuando comenzaste a tocar, estaba emergiendo el primer movimiento punk. ¿Te alimentaste de él en ese momento?
No. Yo era muy joven, y me refiero a una sola cifra. La cosa conmigo es que nunca tuve un equipo de música mientras crecía y era bastante ignorante respecto a la música grabada, excepto por lo que escuchaba en la radio y los espacios públicos. Mi experiencia con la música, en su mayoría, fue de primera mano. Hubo gente real sentada justo frente a mí tocando. No conocía realmente otro tipo de música que esa.
Más allá de los temas feministas, bisexuales o de género que recorren tu trabajo, también hay una muy clara perspectiva de clase, anti-racista y anti-capitalista. ¿Creciste en un hogar de izquierdas, o estas ideas llegaron después?
Mis padres eran gente progresista a la antigua usanza, no eran gente realmente politizada pero tenían una mentalidad abierta para su edad. Aunque debería decir que llegué a mi ideología política al final de la adolescencia. Viví sola desde los 15, emancipada, cuidándome a mí misma y a gran parte del mundo adulto, así que muchas de mis experiencias, desde temprano, tendieron a la política. De allí salieron los ideales que poseo hoy en día.
Esos ideales han sido llevados a la realidad por tu compañía Righteous Babe. ¿Por qué los demás artistas no hacen lo mismo que tú, en lugar de dejar en manos de otros el trabajo sucio de los negocios?
No lo sé. Posiblemente porque es mucho trabajo: tienes que estar dispuesto a hacer sacrificios personales, como con cualquier tipo de trabajo político. La gente me dice todo el tiempo, y tiene razón, que estoy frenando mi carrera, porque fundar tu propia compañía grabadora no es la forma más glamorosa o rápida de gobernar tu carrera.
Además, creo que las cosas cambian todo el tiempo, y lo que he hecho quizás no fue una opción en el pasado. Quiero decir que Woody Guthrie habrá ido a grabar a Columbia Records porque necesitaba trabajo, y ellos le darían 25 dólares, o lo que fuera. Estoy segura de que Woody no pensó "oh, si tan sólo pudiera fundar mi propia compañía y llevar mi música directamente a la gente". En esos momentos simplemente no sucedían esas cosas. Pero ahora la tecnología es más y más accesible. Las formas de hacer arte y distribuir información, ya sea a través de películas, música, libros, periódicos, revistas, están más disponibles. Y espero que más artistas se interesen por mantener el control, en lugar de ceder la producción y distribución de su arte a intereses corporativos. Así que intento ofrecer un modelo, incluso a pesar de caminar, en cierto modo, a ciegas.
Tu disco Not A Pretty Girl ha logrado muchos elogios y alguna visibilidad en los medios. ¿Cómo estás sobrellevando toda esta atención? ¿Todavía te cortejan las grandes compañías?
Sí, llaman todo el tiempo. Pero últimamente es divertido, porque aunque es nuevo estar en los medios de la industria como Rolling Stone, Spin, MTV, esto es lo que he hecho siempre. La gente de ese otro mundo puede pensar en mí como en una nueva cara o un éxito de la noche a la mañana, pero para mí ha sido un crecimiento largo, lento, orgánico. No hay nada sucediendo ahora que vaya a cambiar o influir en la manera en que vivo mi vida.
A causa de que eres vista como una mujer fuerte, enérgica, creativa y estás sobre un escenario, algunas de tus fans te ven como modelo o portavoz. ¿Te hace sentir incómoda esta imagen?
Bueno, es triste depender de las palabras de otras personas para hablar de uno mismo. Muchos de nosotros necesitamos afirmarnos en nuestra existencia y cuando encontramos a alguien que dice algo que tiene sentido, nos aferramos a ello. Esto es desconcertante para mí, porque si consideras que hablo por ti significa que aún no hablas por ti mismo. Y ese es el principal problema.
Es también una carga que la gente te deshumanice. Y los fans lo hacen a veces. Me refiero a que me hieren. Es triste que te vean más como un símbolo que como un ser humano. Pero intento verlo como una indicación de cuánto necesita la gente.
Al parecer haces un gran esfuerzo para mantener las cosas a escala humana.
Sí, intento menoscabar el rollo de la estrella de rock. Me refiero a plantarse en el escenario cada noche y decir "bueno, sólo soy yo, y yo soy como tú, la la la". Pero de todas formas puede volverse surrealista.
Tus canciones son muy sinceras, algunos las han definido como "confesionales", y sin embargo al mismo tiempo dibujan temas políticos y sociales de nuestro tiempo. ¿Te llegan de ese modo, mezclando lo personal y lo político?
Bueno, yo miro el mundo con un enfoque político. La vieja consigna de que lo personal es político es muy real para mí. La política no es sólo los titulares de los periódicos y las camisetas: es lo que hacemos durante todo el día. Es lo que comemos, lo que nos ponemos, cómo hablamos, cómo nos tratamos el uno al otro. Mi escritura está informada por esa perspectiva.
Pero tú sabes que los medios me preguntan todo el tiempo, "Entonces, ¿sobre qué temas te gusta escribir?" Y yo pienso, bueno, sobre mi vida, ese es en cierto modo mi tema. Mi experiencia en el planeta. La verdad es que todo lo que intento hacer en mis canciones es contar mi historia. Creo que es importante que todos lo hagamos, los unos a los otros. Hasta que no has hecho ruido acerca de tus experiencias y lo que sabes que es cierto, no creo que puedas ser tomado en cuenta.
Estos son tiempos difíciles en varios aspectos, y mucha de la música rock lo refleja en su enfado, su desesperanza y su condena. Tu música desafía a la gente a moverse en otra dirección.
Para mí, toda la historia de la "música alternativa" es medio desagradable. Todo este ritmo acosado por la angustia, que se contempla el ombligo, aislacionista. No puedo soportarlo. Así que aquí estoy, con, demonio de todos los demonios, una guitarra acústica. Peor aún, me paro en el escenario e intento hablar a la gente y hacer alguna conexión, lo que no está de moda estos días. El hecho de que lo que hago está tan fuera de onda me complace.
Hay rabia en muchas de mis canciones. Hay muchas cosas en el mundo por las que enojarse, y si no estás enojado es porque eres ignorante o estúpido. Pero no quiero ser encasillada como sólo una "joven enojada". Tengo un sentido del humor, esperanza e ideales, y todo eso está también en mis canciones. Contando mis historias y siendo quien soy espero motivar en cierto modo a los demás, porque todos deberíamos querer vivir en un mundo mejor pero no sucederá a menos que nosotros hagamos que suceda.
Y en cuanto a mi público, soy realmente afortunada. El público que viene a mis espectáculos en realidad disfruta siendo retado a moverse en otra dirección, y es más respetuoso que muchos otros públicos. Exijo mucho de ellos: en un minuto, estamos todos bailando y gritando, y al minuto siguiente les pido que escuchen algo muy tranquilo y que me acompañen, y la mayoría lo hace. También hay mucho intercambio de ideas y trato de lograr que hablen conmigo. Así que, por la naturaleza de lo que hago, se van todos los que no tienen una mentalidad abierta. Toco yo y hay montones de gays, jóvenes feministas y chicos sensibles. Es realmente maravilloso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario