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jueves, marzo 31, 2011

“El único mesiánico de confianza es Messi” Eduardo Galeano

El escritor recibió el Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Cuyo. En el discurso, repasó la situación de Libia, el papel de EE.UU. y los derechos humanos. Se entusiasmó con los actuales procesos de América latina. Y alertó sobre las industrias extractivas.


Al recibir el Doctorado Honoris Causa que le otorgó en Mendoza la Universidad Nacional de Cuyo, el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano dijo que se sentía “orgulloso” de obtener tal distinción “en un país que está a la vanguardia de los derechos humanos en el mundo”. El autor de Espejos. Una historia casi universal participó en diversas actividades durante su estadía en la provincia cuyana y estuvo a la cabeza de la marcha que se realizó el jueves, en la ciudad de Mendoza, para repudiar el golpe militar del 24 de marzo de 1976. Galeano les dedicó el premio a “a los militantes del agua y de los recursos naturales” y repudió a las empresas que se dedican a la minería a cielo abierto y a la industria forestal. “Son vendedores de prosperidad y felicidad que un día desaparecen, dejando tras de sí sólo agujeros y fantasmas, espacios vacíos.”

El escritor se refirió a temas de la actualidad internacional, como el peligro nuclear en Japón y la invasión a Libia por la OTAN. Recordó que el presidente Harry Truman, luego del ataque nuclear a Hiroshima y Nagasaki en 1945, aseguró que “Dios había puesto en manos de Estados Unidos esas bombas para que fueran bien utilizadas”. Galeano condenó “la condición mesiánica de los países dominantes” que ahora “están ‘salvando’ a Libia, con Francia y Gran Bretaña, y se sienten guiados por una misión sagrada”.

Sobre el tema deslizó dos ironías. La primera fue decir que cada vez que llega a los Estados Unidos pide que no lo “salven”. La segunda fue luego de preguntarse “qué quedará de Libia después de ser ‘salvada’ por estos mesiánicos”, frase que remató con una humorada: “El único mesiánico digno de confianza es Lionel Messi”.

Desde que pisó Mendoza, el escritor uruguayo se identificó con los que luchan contra la deforestación y contra la minería a cielo abierto. Subrayó que esos vecinos, militantes ecologistas, “son capaces de enfrentar a las empresas mineras que envenenan el agua, o a la forestal que seca la tierra, a los que cometen una imperdonable traición de la naturaleza apoderándose del agua para convertirla en negocio de pocos”.

Galeano lamentó que en la historia de la humanidad se haya considerado que “la naturaleza era algo que estaba al servicio del hombre”. Sostuvo que “incluso desde la izquierda se tomó (el tema) casi como un obstáculo y por ese camino hemos llegado adonde estamos hoy. Habría que estudiar a qué planeta nos vamos a mudar si seguimos destruyendo el planeta a este ritmo”. Aclaró que hablaba “en plural”, pero “a sabiendas de que soy inocente. No creo en esas historias en las que somos todos responsables. Quien generaliza, absuelve, decía la brillante Concepción Arenal. Cuando se dice que todos somos culpables, nadie lo es”.

Sostuvo, en ese sentido, que “la reducción del mundo a una suerte de porquería que hay que tirar al tacho de basura ha sido obra de las grandes empresas químicas, automotrices, energéticas, militares, que son las que están haciendo este desastre”. El escritor opinó que el problema en América latina es que “el tema ecológico no es popular”, porque “una parte importante de la opinión pública cree el cuento de esas inversiones”. Agregó que “desde hace cinco siglos es así y eso tiene que enseñarnos. Defender nuestros recursos naturales es una parte sustancial de la defensa de nuestra identidad cultural”.

En sus reflexiones, Galeano dejó una cuota grande de optimismo respecto del futuro. “Se vienen tiempos de cambio, soplan vientos de esperanza, se ha desatado una energía creadora valiosa, digna de estímulo en América latina. Nos estamos despertando de una larga fiesta colonial.” Luego de asegurar que siempre “nos han entrenado para la impotencia, para convencernos de que no podemos”, hay en el presente “una recuperación de la dignidad colectiva” que “es difícil de ver desde afuera, porque los países dominantes tiene la mala costumbre de despreciar a los dominados y como los desprecian, los ignoran”.

Afirmó que eso sucede cuando los países dominados “quieren liberarse de esas ataduras que no son sólo económicas o políticas, sino también culturales, porque esa impotencia es herencia colonial”. Dijo que es necesario “recuperar una visión horizontal, la diferencia entre la solidaridad y la caridad. La caridad es vertical, por lo tanto es humillante. Un viejo proverbio africano dice que la mano que da está por encima de la que recibe”. En cambio, “la mirada horizontal es de igual a igual, nos enseña a respetar realidades diferentes y nos permite verlas en sus diversidades”.

Galeano habló también de Internet. Dijo que “nació al servicio de la muerte, fue articulada por el Pentágono para coordinar operaciones militares a escala global y después se fue convirtiendo en otra cosa. Contra la expectativa de sus papás, la criatura creció por su cuenta. Resulta que ahora ha abierto espacios de repercusión para voces que antes sonaban como campanas de palo. Eso ha sido muy interesante y lo reconozco, contra todos mis prejuicios”. El escritor dio varias charlas, firmó libros y asistió a la marcha contra el golpe del 24 de marzo de 1976.

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2011::

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