EU: Los límites de su hegemonía
Reseña Estratégica, 16 de febrero de 2007 (www.msia.org.br).-Uno de los fenómenos más determinantes en el futuro inmediato de la Humanidad, es el visible agotamiento de la hegemonía de Estados Unidos como superpotencia imperial, capaz de actuar por sí sólo como un polo único de poder e imponer casi unilateralmente los designios de sus élites dirigentes al resto del mundo.
Aunque esta erosión del poder no implique necesariamente su derrumbe, el hecho es que EU se verá confrontado a corto plazo con la necesidad de ajustarse a la reorganización del orden mundial, lo que los obligará a compartir el poder y las responsabilidades globales con otros protagonistas. El tema -literalmente explosivo- ha sido objeto de acaloradas discusiones en el ámbito del establishment norteamericano y entre sus pares internacionales, siendo que fuera de su país, esto ya es considerado por muchos como un hecho irreversible, tal y como se notó en la reciente reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos. En los propios EU, algunos observadores formularon la expresión "más allá de la hegemonía" (beyond hegemony) para rotular al nuevo escenario en que su país deberá encuadrarse.
Una de las primeras manifestaciones de esta percepción, vino de un integrante estelar del establishment en un artículo escrito en el primer número (otoño de 2005) de la revista The American Interest (El Interés Americano), por el exconsejero de Seguridad Nacional durante el gobierno de James Carter, Zbigniew Brzezinski. Esta revista fue creada por el mismo Brzezinski, por Francis Fukuyama y por otros, como un foro de discusión sobre el nuevo papel de EU en el mundo. El artículo, intitulado "El dilema del último soberano", afirma:
"Los EU necesitan confrontar honestamente una nueva realidad global de importancia central: que la población mundial está desarrollando un despertar político sin precedentes en tamaño e intensidad….La necesidad de responder a este sólido fenómeno coloca a los particularmente soberanos EU un dilema histórico: ¿Cuál deberá ser la definición central del papel global de EU? Las discusiones sobre este tema mal comenzarán".
Su conclusión es:
"Hoy, después del 11 de septiembre, el mundo políticamente erguido espera más de EU -que se abran con un compromiso serio para elevar la condición humana. Solamente con su soberanía dedicada de una manera históricamente relevante, a una causa mayor que a su propia seguridad, los intereses de EU volverán a coincidir con los intereses globales".
Brzezinski ha sido uno de los más severos críticos de las políticas de los "neoconservadores" que controlan al gobierno de Bush, específicamente de la invasión a Irak, la cual considera uno de los más graves errores estratégicos en la historia de EU.
Es significativo que el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, siglas en inglés) - una entidad de crema y nata oligarca- en la que Brzezinski es una de las estrellas, haya realizado recientemente una semana de debates sobre el tema. Así, por ejemplo, el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Nueva América (New America Foundation), Steven Craig Clements, presentó una ponencia con el sugerente título "La transición de EU de superpotencia dominante global a una gran potencia 'normal'", en la que afirma:
"Durante mis comentarios comparé la lucha de Japón para convertirse en una 'nación normal' con el tipo de desafío ahora enfrentado por los EU -que es cómo efectuar una transición entre ser una potencia dominante global hacia una 'gran potencia normal'".
En su participación Clements citó un artículo del editor de la revista National Journal, Paul Starobin, publicado en la edición del primero de diciembre del 2006, justamente intitulado "Más allá de la hegemonía". Dice Starobin:
"Para los EU, la principal consecuencia de no ser más una hegemonía podría ser tanto sicológica como material. 'En realidad, la única característica verdaderamente excepcional de EU es su creencia en su excepcionalismo', dice el historiador Bernard Porter en su libro Empire and Superempire (Imperio y Super-imperio, n.e). Tal creencia, o mito, recibirá un golpe mortal con el fin de la hegemonía. Y por el hecho de que el Super-imperio estadounidense 'excede todos los imperios anteriores que el mundo conoció' como observa Porter, la caída pudiera ser mayor".
En los corredores de Davos, el desgaste norteamericano fue discutido sin mordaza, como lo indicaba el propio tema general del encuentro -"La ecuación del cambio de poder"-definida por el director ejecutivo del Foro, Rick Samans, como "una nueva geometría de acción colectiva y gobernabilidad de colaboración en un mundo caracterizado por la creciente dispersión de influencia económica y política".
Mientras tanto, el golpe más directo contra la estrategia unipolar estadounidense, lo dio el presidente ruso Vladimir Putin con el durísimo discurso en la Conferencia de Seguridad de Munich el pasado 10 de febrero. Sin medias tintas y sin concesión al lenguaje diplomático tradicional, Putin cuestionó abiertamente las pretensiones hegemónicas de Washington, al afirmar que "lo que hoy está aconteciendo en el mundo…es un intento de introducir precisamente ese concepto en los asuntos internacionales, el concepto de un mundo unipolar".
"Estamos viendo un desdén cada vez mayor por los principios básicos del Derecho Internacional….Un estado y, es claro, preponderadamente, los EU, han sobrepasado sus fronteras nacionales de todas sus formas. Esto es visible en las políticas económicas, culturales y educacionales que le imponen a otras naciones. Bien ¿Quién gusta de esto? ¿Quién está feliz con eso? (….) Estoy convencido de que llegamos a aquel momento decisivo, en el que debemos pensar seriamente sobre la arquitectura de la seguridad global. Y debemos proceder a la búsqueda de un equilibrio razonable entre los intereses de todos los participantes del diálogo internacional. Especialmente, toda vez que el escenario internacional es tan diverso y cambia tan de prisa, cambios a la luz del desarrollo dinámico en todo el conjunto de países y regiones".
Recibidas con airadas reacciones en ambos lados del Atlántico (aunque en el caso europeo más como una especie de reflejo condicionado), las palabras de Putin, no obstante, reflejan una realidad ineludible de que el poderío militar y la condición del dólar como moneda de referencia de la "globalización" no se muestran ya lo suficientemente fuertes para asegurar la hegemonía a la cual están acostumbrados los dueños del poder en Washington y New York.
En términos militares, las operaciones en Afganistán e Irak, están desnudando las limitaciones de la fuerza bruta como instrumento de acción política (en el primer caso, incluyendo la perspectiva de desmovilización de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN). En cuanto al campo económico, el crecientemente desvalorizado dólar se asemeja cada vez más a una moneda meramente escritural, sin el respaldo de la otrora prodigiosa capacidad productiva norteamericana, especialmente industrial, la cual, irónicamente, va siendo la gran víctima de la "globalización" financiera, junto con la cada vez más empobrecida clase media de ese país.
Una de las opciones contempladas en las discusiones internas del establishment, sería el retiro de EU hacia un aislamiento político y económico, como medida defensiva, incluyéndose entonces los pasos necesarios para el restablecimiento de una zona más o menos significativa de su antigua hegemonía sobre el Hemisferio Occidental. El problema es que el gran deterioro de la capacidad industrial norteamericana no favorece esta alternativa.
Por lo pronto, lo que se prefigura con más claridad es la posibilidad de que los sectores del Establishment oligarca beneficiarios del poderío militar-económico-financiero de EU, que ya admiten la pérdida de la posición hegemónica del país, se encaminen hacia un esfuerzo de consolidación de escenarios alternativos de "gobierno mundial" para asegurar sus privilegios. Un ejemplo sería el establecimiento de un esquema de restricciones globales al desarrollo por cuenta de la supuesta amenaza del calentamiento global del "manejo" de eventuales conflictos causados por recursos y desastres naturales (misiones que vienen siendo estudiadas por la OTAN).
La alternativa positiva, todavía impensable para tales círculos, sería retomar el liderato global para lograr una impostergable reforma del actual orden de poder, comenzando por el sistema financiero internacional, a lo cual seguiría un "New Deal Global", un ambicioso programa de reconstrucción de la economía mundial, cuyos beneficiarios también incluirían a los propios Estados Unidos.
Reseña Estratégica, 16 de febrero de 2007 (www.msia.org.br).-Uno de los fenómenos más determinantes en el futuro inmediato de la Humanidad, es el visible agotamiento de la hegemonía de Estados Unidos como superpotencia imperial, capaz de actuar por sí sólo como un polo único de poder e imponer casi unilateralmente los designios de sus élites dirigentes al resto del mundo.
Aunque esta erosión del poder no implique necesariamente su derrumbe, el hecho es que EU se verá confrontado a corto plazo con la necesidad de ajustarse a la reorganización del orden mundial, lo que los obligará a compartir el poder y las responsabilidades globales con otros protagonistas. El tema -literalmente explosivo- ha sido objeto de acaloradas discusiones en el ámbito del establishment norteamericano y entre sus pares internacionales, siendo que fuera de su país, esto ya es considerado por muchos como un hecho irreversible, tal y como se notó en la reciente reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos. En los propios EU, algunos observadores formularon la expresión "más allá de la hegemonía" (beyond hegemony) para rotular al nuevo escenario en que su país deberá encuadrarse.
Una de las primeras manifestaciones de esta percepción, vino de un integrante estelar del establishment en un artículo escrito en el primer número (otoño de 2005) de la revista The American Interest (El Interés Americano), por el exconsejero de Seguridad Nacional durante el gobierno de James Carter, Zbigniew Brzezinski. Esta revista fue creada por el mismo Brzezinski, por Francis Fukuyama y por otros, como un foro de discusión sobre el nuevo papel de EU en el mundo. El artículo, intitulado "El dilema del último soberano", afirma:
"Los EU necesitan confrontar honestamente una nueva realidad global de importancia central: que la población mundial está desarrollando un despertar político sin precedentes en tamaño e intensidad….La necesidad de responder a este sólido fenómeno coloca a los particularmente soberanos EU un dilema histórico: ¿Cuál deberá ser la definición central del papel global de EU? Las discusiones sobre este tema mal comenzarán".
Su conclusión es:
"Hoy, después del 11 de septiembre, el mundo políticamente erguido espera más de EU -que se abran con un compromiso serio para elevar la condición humana. Solamente con su soberanía dedicada de una manera históricamente relevante, a una causa mayor que a su propia seguridad, los intereses de EU volverán a coincidir con los intereses globales".
Brzezinski ha sido uno de los más severos críticos de las políticas de los "neoconservadores" que controlan al gobierno de Bush, específicamente de la invasión a Irak, la cual considera uno de los más graves errores estratégicos en la historia de EU.
Es significativo que el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS, siglas en inglés) - una entidad de crema y nata oligarca- en la que Brzezinski es una de las estrellas, haya realizado recientemente una semana de debates sobre el tema. Así, por ejemplo, el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Nueva América (New America Foundation), Steven Craig Clements, presentó una ponencia con el sugerente título "La transición de EU de superpotencia dominante global a una gran potencia 'normal'", en la que afirma:
"Durante mis comentarios comparé la lucha de Japón para convertirse en una 'nación normal' con el tipo de desafío ahora enfrentado por los EU -que es cómo efectuar una transición entre ser una potencia dominante global hacia una 'gran potencia normal'".
En su participación Clements citó un artículo del editor de la revista National Journal, Paul Starobin, publicado en la edición del primero de diciembre del 2006, justamente intitulado "Más allá de la hegemonía". Dice Starobin:
"Para los EU, la principal consecuencia de no ser más una hegemonía podría ser tanto sicológica como material. 'En realidad, la única característica verdaderamente excepcional de EU es su creencia en su excepcionalismo', dice el historiador Bernard Porter en su libro Empire and Superempire (Imperio y Super-imperio, n.e). Tal creencia, o mito, recibirá un golpe mortal con el fin de la hegemonía. Y por el hecho de que el Super-imperio estadounidense 'excede todos los imperios anteriores que el mundo conoció' como observa Porter, la caída pudiera ser mayor".
En los corredores de Davos, el desgaste norteamericano fue discutido sin mordaza, como lo indicaba el propio tema general del encuentro -"La ecuación del cambio de poder"-definida por el director ejecutivo del Foro, Rick Samans, como "una nueva geometría de acción colectiva y gobernabilidad de colaboración en un mundo caracterizado por la creciente dispersión de influencia económica y política".
Mientras tanto, el golpe más directo contra la estrategia unipolar estadounidense, lo dio el presidente ruso Vladimir Putin con el durísimo discurso en la Conferencia de Seguridad de Munich el pasado 10 de febrero. Sin medias tintas y sin concesión al lenguaje diplomático tradicional, Putin cuestionó abiertamente las pretensiones hegemónicas de Washington, al afirmar que "lo que hoy está aconteciendo en el mundo…es un intento de introducir precisamente ese concepto en los asuntos internacionales, el concepto de un mundo unipolar".
"Estamos viendo un desdén cada vez mayor por los principios básicos del Derecho Internacional….Un estado y, es claro, preponderadamente, los EU, han sobrepasado sus fronteras nacionales de todas sus formas. Esto es visible en las políticas económicas, culturales y educacionales que le imponen a otras naciones. Bien ¿Quién gusta de esto? ¿Quién está feliz con eso? (….) Estoy convencido de que llegamos a aquel momento decisivo, en el que debemos pensar seriamente sobre la arquitectura de la seguridad global. Y debemos proceder a la búsqueda de un equilibrio razonable entre los intereses de todos los participantes del diálogo internacional. Especialmente, toda vez que el escenario internacional es tan diverso y cambia tan de prisa, cambios a la luz del desarrollo dinámico en todo el conjunto de países y regiones".
Recibidas con airadas reacciones en ambos lados del Atlántico (aunque en el caso europeo más como una especie de reflejo condicionado), las palabras de Putin, no obstante, reflejan una realidad ineludible de que el poderío militar y la condición del dólar como moneda de referencia de la "globalización" no se muestran ya lo suficientemente fuertes para asegurar la hegemonía a la cual están acostumbrados los dueños del poder en Washington y New York.
En términos militares, las operaciones en Afganistán e Irak, están desnudando las limitaciones de la fuerza bruta como instrumento de acción política (en el primer caso, incluyendo la perspectiva de desmovilización de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN). En cuanto al campo económico, el crecientemente desvalorizado dólar se asemeja cada vez más a una moneda meramente escritural, sin el respaldo de la otrora prodigiosa capacidad productiva norteamericana, especialmente industrial, la cual, irónicamente, va siendo la gran víctima de la "globalización" financiera, junto con la cada vez más empobrecida clase media de ese país.
Una de las opciones contempladas en las discusiones internas del establishment, sería el retiro de EU hacia un aislamiento político y económico, como medida defensiva, incluyéndose entonces los pasos necesarios para el restablecimiento de una zona más o menos significativa de su antigua hegemonía sobre el Hemisferio Occidental. El problema es que el gran deterioro de la capacidad industrial norteamericana no favorece esta alternativa.
Por lo pronto, lo que se prefigura con más claridad es la posibilidad de que los sectores del Establishment oligarca beneficiarios del poderío militar-económico-financiero de EU, que ya admiten la pérdida de la posición hegemónica del país, se encaminen hacia un esfuerzo de consolidación de escenarios alternativos de "gobierno mundial" para asegurar sus privilegios. Un ejemplo sería el establecimiento de un esquema de restricciones globales al desarrollo por cuenta de la supuesta amenaza del calentamiento global del "manejo" de eventuales conflictos causados por recursos y desastres naturales (misiones que vienen siendo estudiadas por la OTAN).
La alternativa positiva, todavía impensable para tales círculos, sería retomar el liderato global para lograr una impostergable reforma del actual orden de poder, comenzando por el sistema financiero internacional, a lo cual seguiría un "New Deal Global", un ambicioso programa de reconstrucción de la economía mundial, cuyos beneficiarios también incluirían a los propios Estados Unidos.
RESEÑA ESTRATÉGICA
Vol. 4 | núm. 4| 16 de febrero de 2007
No hay comentarios.:
Publicar un comentario