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domingo, julio 10, 2011

El agua, ¿de quién es? [Juan Gelman]

 
Juan Gelman     
Página 12

Aunque el sentido común responde que es de todos, los hechos suelen contradecirlo: el calentamiento global y los cambios climáticos que conlleva han convertido el agua en algo tanto o más codiciado que el petróleo y grandes empresas se están convirtiendo en dueñas de ese recurso natural, extrañamente, con la ayuda de las Naciones Unidas, la organización creada para velar por los derechos de los habitantes del planeta entero. En este caso, y no sólo, parece inclinada a preservar más a los unos que a los otros. Con razón decía Bernard Shaw que el sentido común es el menos común de los sentidos.

Una de las primeras medidas que adoptó Ban Ki-moon, flamante secretario general de la ONU, fue el lanzamiento del CEO Water Mandate, “una iniciativa público-privada especial destinada a asistir a las empresas en el de-sarrollo, aplicación y difusión de políticas y prácticas sostenibles en la esfera del agua” (www.unglobalcompact.org). Un propósito loable, su trastienda no tanto. Megapolios como Marck&Co. o Siemens se acogen al Mandato para privatizar un bien común. Como sucede con otros proyectos importantes de la ONU, FMI, el Banco Mundial y bancos de desarrollo regionales en general se encargan de manejarlos.

El Banco Mundial acaba de asumir el control del Fondo Verde de la Conferencia sobre el Cambio Climático, financiado con 100 mil millones de dólares. Es notoria la poca o ninguna transparencia del BM en lo que hace a proyectos similares, pero estas iniciativas se reiteran “no sólo porque los Estados miembros más poderosos de las Naciones Unidas las empujan”, señaló Maud Barlow, presidenta del Consejo Nacional de Canadienses (CNC): también porque la ONU carece de fondos suficientes y sus organismos y programas “recurren al patrocinio privado para funcionar”. Barlow es autora, entre otros libros, de Oro azul y El Pacto Azul: la crisis mundial del agua y la lucha por el derecho al agua.

La ecologista canadiense ha subrayado, en el prólogo de un estudio del CNC sobre la influencia del sector privado en las Naciones Unidas, que el planeta está en vísperas de una crisis de proporciones aterradoras en materia de abastecimiento de agua (//blueplanetproject.net). Observa que el FMI “fuerza a las naciones endeudadas a vender bienes públicos, incluyendo los acuíferos, como condición para otorgar una ayuda financiera. Todo el sistema (de la ONU) está regido por estas corporaciones”. Que sólo buscan ganancias, naturalmente.

El informe del CNC detalla ese dominio en varias organizaciones del sistema, incluso anteriores a 2007. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) concertó en el 2005 una asociación con la empresa Volvic, abastecedora de agua mineral, y llevó a cabo una campaña pública de proporciones en Alemania con el lema “1 litro por 10 litros”. La empresa se comprometió a contribuir monetariamente a un programa de Unicef en estos términos: por cada litro de agua Volvic que se vendiera en el país europeo, la empresa aportaría lo necesario para que los habitantes del distrito Amhara en Etiopía tuvieran acceso a 10 litros de agua potable. La iniciativa se repitió en otros mercados occidentales, lo que permitió que el programa se extendiera a zonas de Níger y Malí.

Volvic donó medio millón de dólares de sus ventas en EE.UU. y Canadá en el bienio 2008-2009 para financiar proyectos de Unicef (www.drink1give10.com). Bien, pero cabe señalar que las ventas de la sección Agua del grupo francés Danone, al que Volvic pertenece, ascendieron aproximadamente a 3700 millones de dólares sólo en el 2008 (www.danone.com, 24/6/10). El CNC manifiesta en el estudio que la vinculación explícita de Unicef con Volvic en grandes mercados consumidores como Francia, Japón, Canadá y EE.UU. es un valor agregado y estima que las ventas de los productos embotellados de Danone “bien pudieron haber excedido el valor (correspondiente) de la contribución de 500 mil dólares a Unicef”.

La Unidad de Inspección Conjunta de la ONU señaló en un informe del año pasado que esta clase de asociaciones carecen de “un sistema eficaz de supervisión para medir la implementación real de los principios (establecidos) por los participantes”, lo cual ha despertado las críticas de varios Estados miembros de Naciones Unidas y el riesgo de lastimar la reputación de la organización internacional (www.unjiu.org, septiembre de 2010). Sin embargo, aumenta su participación en estos emprendimientos “especiales”.

Un rasgo característico de estas tran-sacciones, reconocido por el Banco Mundial, es que las empresas se niegan a invertir en la infraestructura necesaria para mejorar el acceso a este recurso: sólo quieren recortar las operaciones para aumentar sus beneficios. Así, el precio del líquido aumenta y su calidad empeora. En Francia, considerado el impulsor más importante de la privatización del agua, hay marcha atrás: en junio, la alcaidía de París readquirió los servicios de agua manejados por las compañías Veolia y Suez. Pero no siempre la rapacidad encuentra freno.

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jueves, mayo 26, 2011

El sida y la pobreza [Juan Gelman]


 Por Juan Gelman
Desde Nueva York

Es un muchacho alto, rubio, de saco y pantalón medio raídos, sandalias de plástico de playa. Parado en la vereda, se refriega los brazos contra el frío que baja de la medianoche de Manhattan. Está flaquísimo. Después sabré que ha perdido casi 20 kilos en los últimos meses. Tiene sida.

Se llama Paul y no es ya el adolescente impetuoso que hace tres años pasó a integrar el ejército de homeless (personas sin techo) que a toda hora recorre la ciudad, duerme al raso, en las líneas de subte de recorrido nocturno más largo o en algún hogar municipal. De este ejército, unos 20.000 son adolescentes. Como 1500 chicos de ese grupo de edad, Paul está infectado por el virus.

Los datos pertenecen a un minucioso estudio sobre el tema que se ha dado a conocer recientemente en Boston. Ignorante, tal vez, de que ya es estadística, Paul se decide. Cruza la calle hasta una camioneta de la Covenant House –organización privada de asistencia social de Manhattan– y acepta el vaso de chocolate caliente y el sandwich que le dan gratis. La camioneta arranca hacia otras calles, rastreando adolescentes sin techo. Paul come y bebe despacio. Ya no puede hacer lo que hizo alguna vez, cuando fue empujado a la calle, y lo que todavía harán quienes acaban de ingresar a esa vida a los 15 años y aún menos: prostituirse en night-clubs de categoría cada vez más baja, pasar la noche en un departamento o un hotel, tomar y comer algo quizás, conseguir algunos dólares para sobrevivir y drogarse mañana y eventualmente contraer la enfermedad.

Es obvio que la pobreza no origina sida, pero incide en su propagación. Eso sepulta las explicaciones sobre la extensión del mal que aquí –y en otras sociedades ricas, aunque no para todos– propone la mentalidad conservadora. El reaganista Pat Buchanan establece una relación explícita entre “el sida y la bancarrota moral” que aquejaría al país. El predicador Jerry Falwell diagnostica que “el sida es el juicio de Dios a una sociedad que no respeta Sus reglas”. Hace 25 siglos, Hipócrates dictaminaba que la causa de la peste bubónica era “la ira de los dioses”. La idea de las pestes como castigo moral es casi tan vieja como el mundo.

Negando la evidencia de que es una enfermedad que sobre todo se transmite heterosexualmente, el ultraconservador republicano Jesse Helms proclama que el sida está destinado en especial a los homosexuales de Occidente, que bien lo tienen merecido. Es una opinión más política de lo que parece. Como señala Susan Sontag, los voceros del “establishment” que más se empeñan en entintar los aspectos morales del sida “son aquellos cuyo principal discurso es la duda acerca de la voluntad estadounidense de mantener la política belicosa del país, sus gastos en armamentos, su firme anticomunismo, aquellos que en todas partes encuentran pruebas de la declinación de la autoridad política e imperial de los Estados Unidos”. Ese tipo de denuncia de “la peste gay”, agrega la escritora, forma parte de una acusación mucho más vasta contra “la blandura de Occidente, con su hedonismo, su música vulgar y sexy, su indulgencia con la droga, su vida familiar debilitada, que han socavado la voluntad de lucha contra el comunismo. El sida es tema favorito de quienes traducen su proyecto político en cuestiones de psicología de grupo, de autoestima y autoconfianza nacionales. Aunque esos especialistas en sentimientos feos insisten en que el sida es un castigo al sexo desviado, lo que los mueve no es sólo ni principalmente la homofobia (...) Hay toda una estrategia en pro de ‘la voluntad’ –hecha de intolerancia, paranoia y temor a la debilidad política– que usa al sida de pretexto”.

Lejos de esas especulaciones, Paul tirita de frío en una calle de Manhattan con el sida en el cuerpo. Como la mayoría de los muchachos de la calle, no le tiene miedo: es apenas otra mala noticia de una vida sin techo ni horizonte. Sabe que morirá dentro de poco, que no es Rock Hudson y que apenas será uno más de los miles de víctimas que el sida supo conseguir. Con suerte, sólo su edad quedará registrada en el sobrecogedor spot televisivo de prevención y lucha contra el sida que proyectan los canales. Bajo la voz del locutor, pasa lentamente la lista de las personas aniquiladas por el mal, su edad al fallecer –de 5 a 57 años– y al lado, pudor final, en vez del nombre, la palabra “anónimo”.
(Publicada el 27 de diciembre de 1988)


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domingo, marzo 13, 2011

Parece de Mark Twain [Juan Gelman]


Por Juan Gelman





Página 12

El soldado Bradley Manning, analista de inteligencia acusado de filtrar documentos confidenciales y secretos del gobierno de EE.UU. –a Wikileaks, por ejemplo–, está preso desde mayo del año pasado, siempre en confinamiento solitario, ahora en el centro de detención naval de Quantico, Virginia. Encerrado 23 horas cada día en una celda de 2 por 4, a principios de este mes fue obligado a permanecer desnudo de pie frente a su celda al menos siete horas desde las 5 de la mañana. El teniente Brian Villiard, vocero del cuerpo de marines, insistió en que no podía aclarar públicamente por qué le habían incautado la ropa. Declaró a los periodistas: “Eso significaría violar la privacidad del detenido. Sería inapropiado” (www.nytimes.com, 4-3-11). Qué delicadeza.

La situación de Manning no es pasible, sin embargo, de convertirse en un cuento de Mark Twain. La única hora que no está en el calabozo es llevado a una habitación vacía en la que puede caminar, no correr. Le está prohibida la posesión de efectos personales y debe dormir en paños menores: según la explicación oficial, no es una medida punitiva, así ocurre para impedir que se suicide. Sólo que sus guardianes no le quitan la vista de encima, la vigilancia es permanente.

David House, uno de sus escasos amigos, pudo verlo en una de las raras visitas permitidas y encontró que “el joven inteligente de ojos grandes parece a veces catatónico y tiene muchas dificultades para mantener una conversación sobre temas cotidianos... Para mí fue como ver a un excelente amigo sucumbir a causa de una enfermedad. Pienso que lo castigan porque el gobierno quiere quebrarlo con vistas al proceso”. Lo juzgará una corte militar y a los primeros cargos se les acaban de sumar otros 22, entre ellos el de “ayudar al enemigo”, delito que únicamente se salda con la pena de muerte.

Esta calificación no se basa en disposiciones jurídicas, sino en razones políticas. Suele ocurrir. La actitud de la Casa Blanca recuerda la del ex presidente Richard Nixon: propinó a Daniel Ellsberg, quien filtró los papeles del Pentágono que revelaron en toda su magnitud los crímenes de guerra estadounidenses cometidos en Vietnam, la definición de difusor de documentos “que dieron ayuda y fuerza al enemigo”. Eso sí, la Justicia civil no lo condenó a cumplir pena alguna y nunca lo obligaron a estar de pie y desnudo durante horas.

Este Obama. A Nixon nunca le gustaron “los soplones”, como él decía, pero el actual mandatario los elogió en el 2008, señalando que quienes filtran documentos del gobierno “son parte de una democracia saludable y se los debe proteger de represalias”. Claro que estaba en campaña electoral, la misma en la que prometió cerrar el centro de detención de Guantánamo en un año como máximo. El lunes pasado, tras dos años de suspender la medida, ordenó que la Justicia militar vuelva a procesar a los allí detenidos. Esa cárcel sigue encarcelando.

Se le achaca a Manning el haber filtrado a Wikileaks decenas de miles de cables diplomáticos que le han creado incomodidades internacionales a la Casa Blanca y, sobre todo, una profunda irritación. El video “Asesinato colateral” forma parte de esos documentos. El sitio de Assange lo dio a conocer el 5 de abril del 2010 y muestra una masacre: tropas estadounidenses entran en domicilios particulares de vecinos de un suburbio de Bagdad y dan muerte a 12 civiles y dos empleados iraquíes de la agencia Reuters.

“Vi cómo baleaban a mi abuelo, primero en el pecho y luego en la cabeza. Después mataron a mi abuela”, testimonia Eman Waleed, un niño de 9 años que sobrevivió a la matanza (www.time.com, 19-3-06). Ninguno de los responsables mediatos o directos ha sido juzgado hasta el momento y han pasado más de cinco años. Un piloto norteamericano declara impertérrito en la filmación: “La culpa es de ellos, por llevar a chicos al combate”. En la empresa “antiterrorista”, el que comete un crimen de guerra la pasa mejor que el que lo denuncia. Hasta lo condecoran.

Manning –según un chateo de origen no verificado– filtró el video y otros materiales porque le repugnaba la ferocidad impune de sus compatriotas combatientes y cuando la criticaba ante sus superiores “ellos ni querían oír hablar de eso” (www.guardian.co.uk, 4-3-11). Entendió que su manera de evitar la complicidad con los crímenes de guerra que se perpetran en Irak, Afganistán y hoy también en Pakistán era dar a conocer una información que promoviera “la discusión en todo el mundo, el debate, las reformas”. Como consecuencia, el rey desnudo lo desnuda.

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domingo, marzo 06, 2011

Qué familia los Khadafi [Juan Gelman]



Por: Juan Gelman 

Página 12

El dictador, su hija y sus cuatro hijos conocen hoy dos caras del desastre: una revuelta popular armada que probablemente les quite el poder y el congelamiento de sus riquezas ingentes tras 42 años de opresión. El Tesoro británico empezó con 1600 millones de dólares y se estima que los haberes de los Khadafi en Inglaterra podrían ascender a 16.000 millones. EE.UU. congeló 32.000 millones en efectivo repartidos en numerosos bancos. Suiza procedió del mismo modo aunque se ignora la cantidad de esos fondos. Se investiga en qué medida son riquezas personales y/o del gobierno libio, aunque a saber si las dos cosas no son una sola. Lo dijo el mismo Khadafi: Libia es él.

Londres y Washington iniciaron investigaciones para separar las aguas y el tema es arduo. La Autoridad Libia de Inversiones (LIA, por sus siglas en inglés) maneja el dinero recaudado por la venta de petróleo y se encarga de colocarlo en países europeos, árabes, africanos y en el propio EE.UU. Se estima que el valor de sus recursos oscila entre los 95 y los 116 mil millones de dólares, pero su funcionamiento es opaco y opera mediante siete subsidiarias y no pocos testaferros. Posee –tres ejemplos– el 3,01 de las acciones del gigante mediático Pearson, dueño del Financial Times, inversiones en el banco UniCredit de Italia y el 83,5 por ciento del Banco Comercial Arabe-Británico. Algo es algo.

Khadafi tiene su propio lobby en el Capitolio: representa a “una amplia coalición de intereses de compañías petroleras, industrias armamentistas y firmas de cabildeo muy conectadas con académicos neoconservadores y profesores de la Harvard Business School” que, sin mayores preocupaciones por la feroz represión y la violación constante de los derechos humanos de los libios, hace años trabaja para “mejorar” la relaciones con Libia sin desdeñar, desde luego, el beneficio personal que se obtiene en la tarea (www.huffington.post.com, 24-2-11).

Megaempresas como BP, Chevron, ExxonMobil y Halliburton crearon la Asociación de Negocios EE.UU.-Libia en el 2005 inmediatamente después de que W. Bush anulara las sanciones al régimen de Khadafi. Este había renunciado a su plan nuclear y anunciado que se sumaba a la llamada guerra antiterrorista. Lo cierto es que, como señala hoy la oposición rebelde, la familia Khadafi se enriqueció de manera descomunal a expensas del pueblo libio y contó con sólidos apoyos del ámbito financiero y petrolero que apuntalaron su ominosa política interior. Hoy “el Líder de la Revolución” esgrime la amenaza de una invasión EE.UU.-OTAN para lograr un apoyo popular que no tiene. Esa invasión, de producirse, mucho lo ayudaría a mantenerse en el poder.

La rapacidad de los Khadafi no se limita al afuera: dos cables que Wikileaks filtró y The New York Times dio a conocer revelan que los hermanos Khadafi no vacilan en enfrentarse con dureza habiendo dinero de por medio. Ocurrió cuando Coca-Cola decidió instalarse en Libia en el 2005 dado que el dictador se había vuelto bueno. La empresa carecía hasta entonces de una planta embotelladora en el lugar y comenzó su negocio por intermedio de una franquicia otorgada a la Global Beverage Company. Los hijos del coronel, Mutassim y Mohammed, querían, cada uno, el control exclusivo de la empresa.

El conflicto estalló a fines del 2005, dos semanas después de que la instalación comenzara a funcionar: milicianos leales a Mutassim ocuparon la embotelladora hasta febrero del 2006 y cortaron la producción. En uno de los cables del Departamento de Estado se relata que el 28 de diciembre de 2005 “dos vehículos militares con personal armado sin una clara identificación irrumpieron ilegalmente en las instalaciones, desalojaron a los empleados y cerraron la planta”. Un trabajador extranjero salió herido y la tropa destruyó algunas máquinas. Los gerentes y encargados pudieron, al principio, entrar “de a uno o de a dos” y luego se les prohibió el ingreso por completo. “Nunca una autoridad libia ofreció una justificación legal del cierre de la planta.”

La pelea “fraternal” se calentó en febrero del 2006: los leales a Mutassim entraron en la residencia de Mohammed, robaron y secuestraron a uno de sus primos “para mandarle una señal al ingeniero (Mohammed)”, precisa el cable. La hermana, Aisha Khadafi, logró finalmente un acuerdo pacificador: Mohammed vendía sus acciones en la embotelladora y Mutassim desocupaba la empresa. Eso ocurrió.

Seif Islam es otro de los hijos del dictador. Obtuvo un doctorado en la muy prestigiosa y muy difícil London School of Economics a cambio, al parecer, de una “donación” de 2,5 millones de dólares de la que, por cierto, la institución sólo ha recibido casi medio millón hasta el momento. Su director, Sir Howard Davies, acaba de renunciar. Aunque sus estudios versaron sobre democracia y sociedad civil, Seif vocifera contra los rebeldes y, como su padre, no desiste de amenazar y reprimir. Debe haber sido un pésimo alumno.

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domingo, diciembre 05, 2010

Una tarde memorable con los Poetas del Cervantes: Juan Gelman y Antonio Gamoneda [Feria Internacional del Libro]


Extensión Medios/FIL

Arriban a la sala. Los dos, viejos lobos de mar, cargan con toda una vida de ilusiones, esperanzas y utopías. Una vida enteramente cargada hacia la izquierda. Antonio Gamoneda y Juan Gelman, se reconocen entre sí, en sus palabras y en sus versos, los cuales, nacen y brotan de sus labios. 

Ambos, premios Cervantes de la Feria Internacional del libro, escuchan detenidamente al escritor y poeta Antonio Colina, moderador de la conferencia y quien en esta ocasión es el más joven en el acto. Él, se dice admirador de ambos poetas. Ellos no pierden de vista sus palabras. 

Colina termina de presentarlos. Gelman aplaude y además aclara “Yo no soy un gran poeta, yo soy un poeta mayor, acabo de cumplir ochenta años. Lo único que me consuela es el tango, porque cuando dicen que veinte años no es nada, ochenta son cuatro veces nada”. Gamoneda puntualiza “Yo lo que voy a hacer es auxiliarme de lo que acaba de decir Juan Gelman en el sentido de que él es un poeta mayor dado que ha cumplido cuatro veces nada, para decir que yo, sin embargo soy un poeta menor, porque me faltan seis meses”. Risas y sonrisas emergen en el público. 

Para Juan Gelman releer a autores cono Sor Juana, Juan de la Cruz y Teresa de Ávila, “para quien escribe, es como ver las mismas obsesiones, desde otro punto de vista, cada vez. Yo estaba en el exilio, y los había leído, pero ahí los volví a leer desde otro lugar. Desde el lugar de la presencia ausente de lo amado. Para ellos dios, para mí el país, las pérdidas, los amigos, mi hijo, etcétera”. 

Gamoneda, el escritor nacido en Oviedo España, confiesa su cariño a Gelman ““Yo te quiero como amigo, y irremediablemente también como poeta. Yo he querido advertir en ti, a un poeta de esta segunda especie que he tratado de distinguir, a un ser humano que no puede ser otra cosa que poeta”. Por su parte, Gelman abre un libro y comienza a declamar Madre: quiero olvidar/esta creencia sin descanso. Nadie/ha visto un corazón habitado: / ¿Por qué este pensamiento irreparable, /esta creencia sin descanso? Es, un poema de Gamoneda. Los aplausos, resuenan en el auditorio. 

La charla sigue, pero es interrumpida por Gamoneda quien se lamenta por no tener un libro del poeta argentino, toma unas hojas que lleva consigo y comienza a declamar un poema que todavía no sabe si será poema, pues está en construcción. La dedicatoria va para Gelman. La atmosfera del salón aumenta, los poetas han logrado a lo largo de la charla conmover a los asistentes. Casi al final Gelman declama un poema de su autoría, el cual dice “La tarde está suave de nacer en su morir / y tú amor la cruza con un ave/ en el estar donde encallamos con sacos de la unión”. 

Al final, queda un poco de tiempo para las preguntas. Una lectora comenta “Pienso que en esta tarde, pareciera que conmovidos, acudimos de manera casi histórica, a los últimos vestigios de una sensibilidad, que todos estamos de acuerdo, que está en vestigios de desaparecer”. Juan Gelman ríe y refuta “Discúlpeme, pero por qué me entierra prematuramente”. Largos aplausos y risas. “Los que estamos por desaparecer prematuramente, somos Antonio y yo, ese es otro tema”. 

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