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lunes, febrero 12, 2007

La valentía de ser rico.

Por Lydia Sargent.

Holaaaaa, soy la Sra. Geoffrey. Aquí estoy sentada en mi carísima casa del centro, en los terrenos del Hotel Sátira. Estoy mirando a través de la ventana. Las flores mecen sus alegres capullos en el aire primaveral. Aún así estoy bastante triste. Un periódico con dos grandes titulares, uno acerca de niños masacrando a otros niños en Littletown, y otro acerca de los Serbios masacrando a la población de los Balcanes (o es Irak? Nunca sé muy bien de qué países hablan), cae de mi regazo al suelo, se forma una lágrima, aferro mi collar de zafiros de 20.000 dólares que mi marido Geofrey me compró ayer mismo en un impulso. ¿Qué será de nosotros? ¿Seremos asesinados en nuestras camas? ¿Es que no cesará este terror? ¿Tendremos que renunciar a todo el dinero, duramente ganado, que heredó Geoffrey...? Vago por nuestro adorable hogar, los dedos rozando ligeramente nuestras posesiones -la alfombra de 100.000 dólares del salón, el Van Gogh de 20 millones de dólares de la biblioteca-.
Entonces llega mi marido Geoffrey a casa. La doncella entra en el momento justo con los cockteles y esos pequeños canapés que le gustan tanto a Geoffrey. Damos sorbitos, yo suspiro, le enseño los titulares acerca de Littleton y los Balcanes (¿o es Irán, Afganistán, Armenia ...?)
"Geoffrey -gimoteo- ¿qué es lo que le pasa al mundo? ¿por qué unos chicos perfectamente decentes (es decir blancos y con dinero de sobra) se matan unos a otros? ¿Es porque se aburren, están marginados y son mantenidos hasta mas allá de los 21 años? ¿O es la violencia en la televisión y en las peliículas? ¿O son esos espantosos juegos de computadora? ¿Y como afectará esto a nuestra herencia duramente ganada, de 500 millones?"
Geoffrey seca mis lagrimas. "Tontita -dice Geoffrey utilizando mi mote cariñoso-. No debes preocuparte, nada puede hincarle el diente a la cantidad de dinero que hemos podido acumular desde los años de Reagan-Clinton-Bush"
"¿De verdad? - Gorjeo yo- ..."
Geoffrey dice que los tiroteos son una buena señal de que los chicos han vuelto a ser chicos, aunque mal dirigidos. Geoffrey dice que los tiroteos de los últimos años no tienen que ver con la violencia en la televisión o con los videojuegos. Porque nosotros crecimos con películas del oeste en la televisión, dice. Nosotros pasamos nuestra infancia jugando a indios y vaqueros y disparándonos los unos a los otros. De hecho, creo que uno de los problemas es que nuestros chicos de hoy en día han sido privados de la oportunidad de reconstruir la matanza de nuestra población indígena. Geoffrey dice que con el mundo dominado por pacifistas y feministas, los chicos no tienen válvula de escape para la agresión y el dominio tal y como hacían antes jugando a indios y vaqueros, a soldados, a marines, o simplemente pasando un día libre con papá disparando a algunos animales. A los chicos no se les enseña a ser duros y competitivos, y ya no son traviesos de manera que papá tenga que atizarles a diario.
"No estarás diciendo...murmuro sin acabar la frase"- Pero Geoffrey ya no me oye. Se está exaltando mucho con su discurso. Dice que todo el mundo piensa que la matanza de Columbine se debe a unos chicos que se salieron de madre y se convirtieron en unos psicóticos asesinos nazis. Pero no, dice Geoffrey, de lo que se olvida todo el mundo es que la matanza la hicieron unos chicos y Estados Unidos quiere que sus chicos sean así. Estos chicos simplemente no tenían otra válvula de escape aceptable.
"Seguramente no estarás diciendo, Geoffrey, que debemos cambiar la sociedad para que todo el mundo, no solo los jóvenes, tengan vidas dignas y satisfactorias construidas sobre la diversidad y la solidaridad con los otros...?"
"Bah! -dice Geoffrey. "La solución para evitar estos terribles incidentes mal dirigidos no está en disminuir las fantasías de violencia virtual, sino en tener mayor cantidad de violencia real estructurada".
Geoffrey dice que los chicos necesitan: Más tiempo de calidad con papá, es decir, boxeando y/o disparando animalitos y /o humillando o dominando a una mujer o a alguien más pequeño, preferiblemente no blancos, o especialmente que vivan en vecindarios de gente bien, donde claramente no deberían estar...
Más guerras, en particular aquellas que incluyan bombardeos masivos, destrucción de edificios, y tropas de tierra para que vivan la cercana y humanitaria experiencia personal que significa una matanza humanitaria...
Más oportunidades no solo para odiar a gente inferior, sino para maltratarles, ya que este tipo de conducta prepara a los chicos para ser buenos padres y miembros destacados de nuestra comunidad corporativa/de feroz competencia /racista /sexista...
Más personas dependientes para darles ordenes/patear, preferiblemente mujeres o sub-humanos...
Geoffrey también dice que nuestro gobierno necesita patrullar los colegios en comunidades de color para evitar que esa gente masacre a la gente decente; aunque la mayoría de las masacres recientes hayan ocurrido en colegios blancos y en vecindarios de gente rica.
Geoffrey afirma que debemos volver a la época en que las madres se quedaban en casa, porque eso evitará que los niños fabriquen bombas en sus dormitorios, al menos hasta que sean lo suficientemente mayores para cruzar la calle y hacerlas en otro sitio.
Este último comentario me recuerda que he recibido un fax, inmediatamente después de la masacre en Colorado, de la Asociación Nacional de Mamás en Casa, que tiene una pagina web, y publican una revista llamada "Mamá en casa". El fax dice que después de la tragedia del Instituto Columbine, en Littletown, expertos, políticos y ciudadanos preocupados, conjuntamente, están tratando de identificar los factores que contribuyeron a esta tragedia. Mientras se discuten muchos factores, tales como la violencia en el cine, los vídeo juegos, las letras de canciones, en la televisión y en Internet, la mayoría de la gente está de acuerdo en que el factor subyacente numero uno, es que nuestros chicos no reciben suficiente supervisión..... Mamasencasa.com ofrece información gratuita para padres (o sea: madres) que han elegido o les gustaría elegir la paternidad a jornada completa en casa.
"Debe ser verdad todo esto -digo-, porque yo he sido realmente una mamá en casa. Hacía que la niñera de nuestro hijo me lo trajera para estar con él durante, al menos, una hora cada día, y después......mira, lo bueno que nos ha salido, que ha sido presidente de Lockheed y todo".
"Aunque -gorjeo- ¿ no tuvo Hitler una mamá en casa? ¿ No era eso parte del programa Nazi? ¿ O era del Comunista? Me hago un lío..."
"Eso no viene al caso", dice Geoffrey, interrumpiendo mis divagaciones sin sentido, para continuar diciéndome lo que hay que hacer. Dice que debemos inculcar mejores valores en nuestros ciudadanos, sobre todo en los padres con dinero. Dice que aunque el problema es que los chicos necesitan pasar más tiempo cazando conejos con sus papás, el otro problema del mundo actual es que mucha gente con dinero se siente culpable por ello. No tienen la valentía de ser ricos.
Geoffrey me enseña un gran libro de tapa azul, "La valentía de ser Rico", escrito por Suze Orman, autora del también Best seller, "Los 9 pasos para la libertad financiera".
Geoffrey y yo vemos el libro juntos. Me siento inspirada. Suze pregunta en el Capítulo Uno: ¿Porqué alguna gente tiene dinero mientras que otros no? Suze dice que la razón es casi mística, es decir, ella ha llegado a creer que el factor clave que determina lo que realmente tenemos es la manera en que cada uno pensamos y sentimos acerca del dinero. Ella dice que "cuando las emociones negativas controlan nuestro bolsillo, el dinero no fluirá pura y uniformemente".
Ella dice que lo que evita que seamos ricos es simplemente la falta de confianza. Dice que por supuesto hay algunos obstáculos externos, como la falta de dinero para empezar o de oportunidades, nuestro origen familiar, falta de conocimientos, incluso la pereza, pero esto puede ser fácilmente superable. Más difíciles de superar son los obstáculos internos.
Suze dice que el dinero se siente atraído por gente fuerte y poderosa, que lo respeta, y está abierta a recibirlo. "El dinero se comporta y responde al cariño, como las personas, y entonces crece. Trátenlo mal o fáltenle al respeto y se irá rápidamente por la ventana, se hará humo".
Ella añade que la vergüenza, el miedo, y la ira pueden nublar nuestros juicios financieros, llevarse nuestro poder sobre nuestro dinero. Pero esos pensamientos de vergüenza y miedo pueden dar un giro y volverse productivos si tratamos nuestros pensamientos como si fueran actores, siendo nosotros el director férreo que controla a estos actores en el gran escenario del Mundo.
"Geoffrey -digo yo- Eso debe de ser lo que les pasó a los padres de esos chicos de Colorado. Sus padres sentían vergüenza, y se la pasaron a sus hijos".
"Si, calabacita -dice Geoffrey- Ahora lo vas entendiendo ..."

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