Por PERE GIMÉNEZ
Se trata de la mina de San José, en la Región de Atacama, a 45 kilómetros al norte de Copiapó. Una mina de cobre con muchísimos años a cuestas y con accidentes graves en sus espaldas. En el último quinquenio, en 2006 como consecuencia de otro derrumbe, fallecieron dos personas y otras 180 fueron lesionadas. En 2007 hubo otra tragedia en la que falleció otro minero. Se clausuró la mina, pero enero 2008 la volvieron a abrir, a través de un procedimiento inusual que está en estos momentos en periodo de investigación por las autoridades competentes. En octubre de ese mismo año, dos mineros lograron sobrevivir tras un derrumbe, permaneciendo 20 horas sepultados.
Cabe destacar que, ya más recientemente y con la nueva y actual Administración, concretamente el día 09 de Julio 2010, la Dirección del Trabajo advirtió sobre graves incumplimientos en las normas de seguridad del yacimiento San José. No hubo ninguna acción como consecuencia de este informe.
El 26 de Julio, con motivo de la visita al Parlamento de la CUT provincial (sindicato), los dirigentes emplazados y en su representación, Javier Castillo, Presidente del Sindicato de Trabajadores de Servicios, advirtieron al Ministro de Energía, D. Laurence Golborne, las condiciones de inseguridad de la Mina. Cuatro días después, la caída de un planchón le seccionó una pierna a otro minero, Gino Cortés.
El 2 de este mismo mes de agosto, el propio Javier Castillo, concurre al ministerio de Minería. No fue recibido por el Ministro. No obstante, le dejó una carpeta con antecedentes a través de la secretaria de la Jefa de Gabinete.
Esta larga historia, muy resumida en estas líneas, demuestra que las autoridades eran conocedoras de las insuficiencias patentes en cuanto a seguridad y prevención, padecía esa mina. Los sindicatos presentaron en su día un recurso de amparo a la Corte de Apelación de Copiapó, que buscaba el cierre definitivo de la misma. Se cerró pero inexplicablemente se volvió a abrir.
Los organismos que debieran "supervigilar" la seguridad de los trabajadores, no se preocuparon suficientemente de fiscalizar como era de recibo.
Las intensas horas de espera hasta el domingo día 22, en las que se anunció por el Presidente de la República, D. Sebastián Piñera, que los mineros habían escrito una nota que fue depositada en una sonda, en la que anunciaban que estaban vivos los 33 y en el lugar donde se encontraban, dieron mucho de sí, sobre todo en especulaciones del porvenir de los mineros y de sus familias, de los dueños de la mina, de los ministros de Minería y del Trabajo…y hasta del mismo Presidente.
Porque este problema concreto no lo tiene solo esa mina. Lo tienen la mayoría de minas pequeñas y medianas que operan en el país. Y este suceso ha destapado la verdad o mejor dicho, parte de ella de lo que está sucediendo en este sector: pura inseguridad para los mineros.
Cabe tener en cuenta que la mina de San José tiene ganancias anuales de 8 millones de dólares (USD), lo que permitiría implantar debidamente todas las medidas necesarias para que este tipo de sucesos no se produjeran.
La mina en cuestión, ha sido explotada casi ininterrumpidamente desde 1869, con metodología propia de la minería artesanal. A mediados de los años 90 se hicieron cargo de ella la empresa Compañía Minera San Esteban Primera. A pesar de que las leyes son bajas (0,8% de cobre y 2,5% de oro), es todavía rentable para el método propio de la mediana minería, vale decir, explotación por volumen, a través de tronadura, construcción de túneles y movimientos de material con equipo mecanizado.
Inicialmente trabajaban con fortificación natural consistente en taludes de roca de treinta metros entre sección y sección de la veta de explotación. De seguir con este método, los empresarios hubiesen podido seguir explotando la mina por lo menos otros cuarenta años. Sin embargo, con el propósito de aumentar la producción, gradualmente ese talud o separación entre las secciones de la veta llegó a los 10 metros.
Por una cuestión simple de física gravitatoria y mecánica de rocas, el peso del cerro tiende a llenar el vacío que van dejando los túneles, por lo que si no se construyen fortificaciones consistentes en la "acuñadura" con pernos y mallas en la forma adecuada, la mina empieza a "aplanchonar" o desprender material, hasta que llega el momento en que se "sienta" en el lenguaje minero.
Eso es exactamente lo que ocurrió en la mina San José el pasado día 05 de Agosto. Aproximadamente en el nivel 350, una enorme roca de alrededor de un millón de toneladas se "sentó" sobre los túneles y la rampa de acceso, bloqueando a los 33 trabajadores que estaban faenando en ese momento.
Cabe decir que el cobre tiene para Chile una importancia sublime, por cuanto es una de las fuentes más fundamental de recursos del país.
Cabe destacar que, ya más recientemente y con la nueva y actual Administración, concretamente el día 09 de Julio 2010, la Dirección del Trabajo advirtió sobre graves incumplimientos en las normas de seguridad del yacimiento San José. No hubo ninguna acción como consecuencia de este informe.
El 26 de Julio, con motivo de la visita al Parlamento de la CUT provincial (sindicato), los dirigentes emplazados y en su representación, Javier Castillo, Presidente del Sindicato de Trabajadores de Servicios, advirtieron al Ministro de Energía, D. Laurence Golborne, las condiciones de inseguridad de la Mina. Cuatro días después, la caída de un planchón le seccionó una pierna a otro minero, Gino Cortés.
El 2 de este mismo mes de agosto, el propio Javier Castillo, concurre al ministerio de Minería. No fue recibido por el Ministro. No obstante, le dejó una carpeta con antecedentes a través de la secretaria de la Jefa de Gabinete.
Esta larga historia, muy resumida en estas líneas, demuestra que las autoridades eran conocedoras de las insuficiencias patentes en cuanto a seguridad y prevención, padecía esa mina. Los sindicatos presentaron en su día un recurso de amparo a la Corte de Apelación de Copiapó, que buscaba el cierre definitivo de la misma. Se cerró pero inexplicablemente se volvió a abrir.
Los organismos que debieran "supervigilar" la seguridad de los trabajadores, no se preocuparon suficientemente de fiscalizar como era de recibo.
Las intensas horas de espera hasta el domingo día 22, en las que se anunció por el Presidente de la República, D. Sebastián Piñera, que los mineros habían escrito una nota que fue depositada en una sonda, en la que anunciaban que estaban vivos los 33 y en el lugar donde se encontraban, dieron mucho de sí, sobre todo en especulaciones del porvenir de los mineros y de sus familias, de los dueños de la mina, de los ministros de Minería y del Trabajo…y hasta del mismo Presidente.
Porque este problema concreto no lo tiene solo esa mina. Lo tienen la mayoría de minas pequeñas y medianas que operan en el país. Y este suceso ha destapado la verdad o mejor dicho, parte de ella de lo que está sucediendo en este sector: pura inseguridad para los mineros.
Cabe tener en cuenta que la mina de San José tiene ganancias anuales de 8 millones de dólares (USD), lo que permitiría implantar debidamente todas las medidas necesarias para que este tipo de sucesos no se produjeran.
La mina en cuestión, ha sido explotada casi ininterrumpidamente desde 1869, con metodología propia de la minería artesanal. A mediados de los años 90 se hicieron cargo de ella la empresa Compañía Minera San Esteban Primera. A pesar de que las leyes son bajas (0,8% de cobre y 2,5% de oro), es todavía rentable para el método propio de la mediana minería, vale decir, explotación por volumen, a través de tronadura, construcción de túneles y movimientos de material con equipo mecanizado.
Inicialmente trabajaban con fortificación natural consistente en taludes de roca de treinta metros entre sección y sección de la veta de explotación. De seguir con este método, los empresarios hubiesen podido seguir explotando la mina por lo menos otros cuarenta años. Sin embargo, con el propósito de aumentar la producción, gradualmente ese talud o separación entre las secciones de la veta llegó a los 10 metros.
Por una cuestión simple de física gravitatoria y mecánica de rocas, el peso del cerro tiende a llenar el vacío que van dejando los túneles, por lo que si no se construyen fortificaciones consistentes en la "acuñadura" con pernos y mallas en la forma adecuada, la mina empieza a "aplanchonar" o desprender material, hasta que llega el momento en que se "sienta" en el lenguaje minero.
Eso es exactamente lo que ocurrió en la mina San José el pasado día 05 de Agosto. Aproximadamente en el nivel 350, una enorme roca de alrededor de un millón de toneladas se "sentó" sobre los túneles y la rampa de acceso, bloqueando a los 33 trabajadores que estaban faenando en ese momento.
Cabe decir que el cobre tiene para Chile una importancia sublime, por cuanto es una de las fuentes más fundamental de recursos del país.
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