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lunes, diciembre 07, 2009

Sobre el racismo en México

Jon Lee Anderson en la FIL

Jorge Gómez Naredo
7 de diciembre de 2009

Siempre he pensado que México es un país donde el racismo se da. Donde el racismo está en todas partes: en el lenguaje, en la publicidad y en la televisión, en los lugares de trabajo y en los días de asueto, en las escuelas y las oficinas de gobierno. Por todos lados anda el racismo. De una u otra manera se mira, se manifiesta y se hace presente. Muchos niegan este hecho: "¿racistas, nosotros? ¡Jamás! Para racistas los gringos". Y sí, en Estados Unidos hay racismo. Pero acá, abajo del río Bravo, también tenemos nuestro racismo. También lo ejercemos. También tenemos nuestras culpas.

Cuando chico, en la escuela primaria (y yo me eduqué siempre en escuelas públicas), la palabra "indio" era denigrante. Si alguien quería agredir a un compañero, le decía "indio", o también "negro". Los buenos eran los "blancos", o los "güeros". Muchas veces escuché decir, a no pocos papás de amigas o conocidas, que ellos querían que sus hijas se casaran con gente "blanca" o "guapa" para "mejorar la raza". Ese "mejorar la raza" significaba eliminar los rasgos indígenas, o los rasgos negros, o quizá también los rasgos asiáticos. En una reunión que tuve hace algunos años con unas señoras "bien" (o "copetudas", como muchos les dicen), comentaron que ellas, cuando iban a Estados Unidos, veían gente mexicana de lo peor, de esa que "no se ve acá". Este "acá", claro está, significaba las colonias cercadas donde viven dichas señoras de copetes grandes y vestidos caros.

El racismo se da en México. Se da profusamente. Y lo peor: la mayoría de las veces se da sin ser sancionado, sin ser incluso consciente la gente de su calidad de racista. En su libro "Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina", el prolífico lingüista de los Países Bajos, Teun A. van Dijk, menciona del racismo en estas tierras: "El racismo latinoamericano y el europeo tienen muchas características comunes, entre otras razones porque también en América Latina quienes lo practican suelen ser de ascendencia europea y comparten una ideología similar sobre los no europeos. No obstante, también existen particularidades históricas, económicas, sociales y culturales, y también hay diferencias entre los distintos países latinoamericanos". Es decir, acá hay un racismo que es muy parecido al europeo, pero también que tiene características específicas. Y esto se observa claramente. Un ejemplo servirá.

En la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), en su edición que concluyó el pasado domingo, por las mañanas asistían cientos de adolescentes a recorrer los pasillos de la Expo Guadalajara. Llegaban muchos y de muchas escuelas. La mayoría de uniforme, lo cual identificaba a las distintas instituciones educativas. Si uno se fijaba atentamente en los distintos adolescentes, sacar conclusiones era fácil: la mayoría de quienes pertenecían a una escuela privada eran muchachos y muchachas de piel blanca, la mayoría con cabellos rubios y ojos claros. Los que portaban uniformes de escuelas públicas (ubicadas en barrios populares), su tez era morena y su cabello negro. Era tan evidente ello, que me quedé un poco impresionado, pues miraba, de manera nítida, el racismo en el acceso a la educación. Un racismo que, seguro, iba acompañado de desigual en el acceso a bienes materiales. Es decir, un racismo que, además de estar basado en la piel, está basado en la cuestión económica. Muchos Méxicos se miraban ahí, en la FIL: el México de los blancos y ricos, y el México los de los morenos y pobres.

El racismo en México es evidente. Se da todos los días. Claro, no es privativo de México. En todo el mundo se manifiesta, en unos lugares más, y en otros lugares menos. Jon Lee Anderson, un reconocido periodista estadounidense que vino a la FIL, contó una anécdota: cuando entrevistó a líderes de la oposición en Venezuela, la mayoría le mencionaron que "no querían a Hugo Chávez porque no soportaban que un 'mono' los gobernara". ¿Cuántos mexicanos harían suya esta frase? Seguramente muchos. Y eso..., eso sí preocupa.

jgnaredo@hotmail.com


::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

domingo, febrero 22, 2009

El despertar ::Nacos contra criollos::

José Agustín Ortiz Pinchetti

La Jornada

Racismo. De vez en cuando vuelvo sobre este tema. Las castas en México no han desaparecido. La criollada, pequeña minoría, controla la economía, la política y la cultura. Cada vez que frecuento el tema se despierta inquietud entre mis lectores, felicitaciones y críticas.

En un espacio tan reducido, la necesidad de ser sencillo y un tanto provocador me impide matizar. Con base en lo que me han dicho mis lectores haré algunas precisiones: yo creo que la hegemonía criolla ha crecido en lugar de estabilizarse o disminuir. Es cierto, hace muchos años se logró el triunfo ideológico de que no existieran oficialmente barreras raciales entre los mexicanos. Pero un racismo eficaz e hipócrita permea la sociedad mexicana. En el fondo sabemos que la desigualdad brutal que vive el país tiene un fondo racial. Hoy los monopolios privados, políticos y mediáticos que controlan la vida de México están controlados a su vez por criollos.

Los mestizos son más progresistas que los criollos. Se ven obligados a competir. Muchas de las pequeñas y medianas empresas manejadas por mestizos deben soportar una competencia feroz y desleal de los monopolios y oligopolios. No pueden sobrevivir sin ingenio y laboriosidad formidables. Los monopolios controlados por la hegemonía criolla imponen precios y condiciones y están asfixiando la posibilidad de crecimiento y desarrollo. Los mestizos son también el motor de los cambios políticos. Se encuentran en una situación de injusta inferioridad, bloqueados en sus vidas profesionales y en su prosperidad. Ellos son quienes están desarrollando mayor inconformidad y aprendiendo a organizarse. El movimiento de AMLO tiene como base fundamental las capas medias y medias bajas de la población predominantemente mestiza.

Esto no quiere decir que todos los criollos sean malos o que todos los mestizos sean buenos. Una visión maniquea debe desecharse. Los mecanismos de opresión y de explotación son utilizados por unos y otros. No son una invención criolla.

Muchos criollos están colaborando intensamente por el cambio en todos los campos. Sus aportaciones no son insignificantes. También es cierto, como señala mi corresponsal Federico Anaya Gallardo, que es muy criollo el estilo cortesano, que los mitos criollos han hecho más daño que bien. Pero hay que recordar que muchos criollos han promovido cambios radicales y han denunciado el racismo. Falta por hacer un estudio profundo de las diferencias y conexiones entre los estratos porosos de las castas mexicanas, residuos duros de las viejas castas coloniales, cuya supervivencia es negada olímpicamente por quienes la padecemos.



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2009::

viernes, agosto 31, 2007

Otorgan premio a Carlos Montemayor

Por una visión racista negamos la herencia milenaria de los pueblos originarios, dice

ANA MONICA RODRIGUEZ

Carlos Montemayor
Carlos Montemayor Foto: Carlos Ramos Mamahua

Por una visión predominantemente racista negamos la herencia milenaria de los pueblos originarios, dijo el investigador Carlos Montemayor, quien recibirá, el 13 de septiembre, el Premio Fundación México Unido a la Excelencia de lo Nuestro, concedido por su larga trayectoria dedicada a fomentar los valores culturales.

“Si en México insistimos en que tenemos una historia de 500 años, estamos perdiendo el privilegio y el honor de poseer una memoria milenaria; este país podría ser tan milenario como China y la India si no renegáramos de las civilizaciones”, explicó Montemayor, quien recibirá en el Palacio de Bellas Artes el premio en su séptima versión, el cual consta de 250 mil pesos, una escultura realizada por Sebastián y un pergamino conmemorativo.

El traductor y colaborador de La Jornada se refirió al premio que obtuvo junto con el cineasta Alejandro González Iñárritu: “Los galardones en una sociedad como la nuestra son más positivos para atraer la atención sobre actividades culturales o sociales que significan un fortalecimiento del país, más que una atención a individualidades”.

En la medida –prosiguió– de que no sólo los políticos corruptos, empresarios fraudulentos y rapaces o las trasnacionales deshumanizadas propaguen valores únicos de desigualdad social, las expresiones artísticas, científicas, literarias e historiográficas nos proporcionan un lenguaje con mayor certidumbre y claridad.

Montemayor abundó: “En la breve historia de ese galardón, me siento ligado a la trayectoria humanística, histórica y literaria de Miguel León-Portilla”.

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::

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