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miércoles, septiembre 05, 2007

Mordaza Presidencial

Jornada Jalisco

Después de largas negociaciones por fin las fracciones parlamentarias llegaron a un acuerdo. El Presidente presentó el sábado por escrito su Informe y el domingo dirigió un mensaje a la nación. En ambos eventos estuvo rodeado sólo de familiares y amigos. La oposición optó por romper con la injustificada costumbre que en los 19 últimos años había mostrado al realizar toda serie de ridiculeces con tal de captar la atención y de denostar al Presidente.

En esta ocasión la oposición se dividió entre los que optaron por el silencio complaciente –los priístas– y los que siguen debatiendo al interior de su partido –los perredistas– de cómo abordar la relación con el jefe del Poder Ejecutivo, reconocerlo o no reconocerlo. Hasta aquí parece que todos saldrían ganando. El Presidente podría entrar pacíficamente y subir hasta la tribuna –claro, hablar desde un micrófono inalámbrico– y entregar el Informe que por ley debe rendir ante el Poder Legislativo, y por otra parte, la oposición que lo desconoce lograría presidir la Cámara y abandonar el recinto, en un acto que le serviría para romper con la imagen que ha ido construyendo de violenta e intransigente.

Lo que parecería ser un logro para ambos, porque pudieron llegar a un acuerdo en el que ambos conseguirían salir bien librados de ese terreno pantanoso en el que se había convertido el Informe –donde ni el Presidente ni la oposición lograban obtener dividendos para su capital político, ya que ambos hacían el ridículo y sólo ganaban el rechazo y la apatía de la sociedad– se convirtió en una muestra del talante que caracteriza al actual gobierno federal, un gobierno con tintes autoritarios y con un desprecio por la libertad de expresión.

Algunos pensarán que exagero con la anterior afirmación, pero lo que aconteció al censurar la señal de televisión al momento de la intervención de la presidenta del Congreso, Ruth Zavaleta, va más allá de un error técnico, en realidad es una afrenta autoritaria que el Ejecutivo comete en contra del Poder Legislativo. Si lo que pareciera ser una insignificancia sucede con uno de los poderes de la Unión, ¿qué podemos esperar los ciudadanos de a pie, cuando deseamos expresar nuestras ideas, opiniones o demandas y no encontramos los canales disponibles para que ello ocurra?

Los gobiernos de derecha, como el actual, son gobiernos que restringen las libertades ciudadanas en detrimento de la democracia. El actual esquema de concesiones de los medios electrónicos de comunicación es una prueba fehaciente del poco interés que se ha mostrado en incrementar la pluralidad de opciones para que los ciudadanos se puedan comunicar libremente. Asimismo, el desdén de los medios públicos asfixia la vida democrática de nuestro país, ya que los medios de comunicación son el espacio privilegiado de la arena política y a su vez se convierten en recipiente del espacio público donde deberían fluir las distintas expresiones políticas y culturales.

Actos como el que se cometió en contra del Poder Legislativo obligan a que los ciudadanos estemos pendientes de la actuación del gobierno federal y del papel que juega como uno de los garantes de la libertad de expresión. Debemos observar cómo se desempeña ante actos como el recientemente anunciado por el cineasta Luis Mandoki de censura en contra de la exhibición del largometraje: 2 de julio el fraude que nadie vio, mismo que sería distribuido por Warner Bros y según lo expresado por el cineasta y los productores, Televisa presionó a la empresa para que no se distribuyeran las 150 copias de la cinta. ¿Qué interés tiene Televisa en que esta cinta no se distribuya?, ¿qué intereses protege? ¿hasta dónde llega la complicidad entre los dueños de las televisoras con el Presidente actual?, ¿qué opciones nos quedan a los ciudadanos para informarnos por televisión, cuando existe un duopolio que le debe y le hace favores al gobierno?

En este momento que está en puerta la reforma electoral, el asunto de los medios de comunicación en las campañas, en particular la televisión, debe ser un tema que los legisladores aborden con altura de miras. A ellos mismos no les conviene estar sujetos al chantaje y capricho de dos empresas. Ahora es cuando pueden romper ese sutil grillete que es la publicidad en televisión durante las campañas, de una vez por todas deberían prohibir los espots en televisión, utilizar solamente los tiempos oficiales y concentrar la comunicación en formatos televisivos menos costosos, abrumadores y superficiales, como son los espots, cambiarlos por debates, mesas de análisis y la promoción directa de los candidatos a través de sus estructuras de campaña, medios impresos, etcétera.

Esperemos que la mordaza que experimentó el gobierno en el pasado Informe presidencial no haya sido un ejercicio para medir las reacciones y realmente haya sido un error técnico. Todo apunta a que el talante autoritario del secretario de Gobernación está deseoso de salir a flote.

marioramosg@hotmail.com


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