La Comisión Estatal del Agua no ha precisado cuáles serán las poblaciones que quedarán sumergidas en el vaso de la presa El Zapotillo, que surtirá de agua a la ZMG y a León, Guanajuato. No obstante, el poblado de Temacapulín –en la imagen– será afectado con el proyecto hidrológico, por lo que deberán construirse diques que eviten inundaciones en caso de que la comunidad no sea desaparecida con la construcción de la presa Foto: LA JORNADA JALISCOJUAN CARLOS G. PARTIDA
Como quedó claro desde que la semana pasada se dio a conocer el proyecto de ampliación de la presa en El Zapotillo, lo último que parece importar al gobierno estatal y federal es el destino que tendrán las poblaciones que pudieran salir afectadas y desaparecer bajo las aguas –al menos cuatro– en una región dentro de los municipios de Cañadas de Obregón y Mexticacán.
La Comisión Estatal del Agua (CEA), una semana después del anuncio realizado en Casa Jalisco por el director de la Comisión Nacional del Agua, continúa sin revelar si, por ejemplo, Temacapulín terminará su historia convertida en un destino turístico submarino.
Aún con el proyecto original de El Zapotillo, Temacapulín resultaría con perjuicios y se haría necesaria la construcción de diques de al menos diez metros de altura en previsión de inundaciones durante la creciente del río Verde o por temporales atípicos, lo que desde 2005 suscitó amplias protestas de la población que devinieron en amparos el año pasado.
Pero con la ampliación de la cortina de 80 a 105 metros, un almacenaje de agua que prácticamente se duplicará al pasar de 411 a 860 millones de metros cúbicos, la afectación será inevitable aún con diques.
En la CEA, su coordinador de Cuencas, Héctor Castañeda, evitó revelar si Temacapulín correrá la misma suerte que la comunidad de Acasico, en Mexticacán, o Palmarejo, en Cañadas de Obregón, que ésas, sí está totalmente probado que para hacer la presa, deberán antes desalojar los poblados porque quedarán debajo del agua.
Castañeda sólo explicó que se encuentran en fase de evaluación en conjunto con la Conagua para determinar cuáles son las poblaciones que “eventualmente se tendrían que afectar con esta área a inundarse adicional”.
El desconocimiento del funcionario coincide con el del director del CEA, César Coll Carabias; del gobernador Emilio González Márquez, y hasta del director de la Conagua, José Luis Luege Tamargo, quienes fueron consultados durante el anuncio de la ampliación sobre las poblaciones que saldrían afectadas y ninguno lo pudo señalar con certeza.
Desde la conquista, en el año 1531, en que llegaron los españoles a Temacapulín, ya existían pobladores indígenas que fueron expulsados o sometidos por la monarquía, que codiciaba el fértil valle alteño rico en aguas termales, que contaba con la ventaja adicional del río cercano.
Por su antigüedad, durante todo el dominio español Temacapulín fue cabecera de esa comarca en la que se incluye Mexticacán, Valle de Guadalupe y Cañadas de Obregón. Desde 1860, el lugar cuenta con Registro Civil y a principios del siglo pasado vivió ahí el sacerdote y poeta Alfredo R. Plascencia, una de cuyas obras dio a conocer uno de los principales atractivos del lugar, el llamado Cristo de Temaca, que se encuentra en uno de los cerros entre los que se asienta la comunidad.
Aunque actualmente la población de Temaca no excede los mil habitantes, esto se debe en gran medida a la fuerte migración de sus habitantes, fenómeno recurrente a lo ancho de Jalisco debido a las pocas oportunidades de un trabajo bien remunerado.
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