Araceli Damián
El pasado 27 de marzo la Asociación de Académicos Daniel
Cosío Villegas organizó en El Colegio de México el seminario titulado “Quinto
poder: las encuestas y la construcción social del ganador”, en el cual directivos
de importantes casas encuestadoras (Berumen, Covarrubias, Parametría) y
académicos destacados (Julio Boltvinik, José Antonio Crespo, Héctor Díaz
Polanco, Lorenzo Meyer, Luis Mochan, Agustín Porras y Juan Reyes Campillo)
discutieron sobre el papel de las encuestas publicadas en la formación de las
preferencias electorales.
Los representantes de las encuestadoras rechazaron haberse constituido
en un Quinto Poder, ya que no son éstas las que deciden qué resultados publicar,
sino quien las contrata. Esta percepción se deriva, de acuerdo con Ana Cristina
Covarrubias, a que su trabajo ha tomado mayor notoriedad en los últimos años y
es utilizado por quienes las contratan tanto para usos “correctos”, como para fines
“viciosos”.
En cuanto a los correctos mencionó informar a la población, elegir
candidatos, dar estimaciones el día de las elecciones, tomar decisiones
estratégicas y evaluar las acciones. Entre los “viciosos” señaló el tratar de
desmoralizar al oponente y, algo que ninguno de los representantes de las
encuestadoras descartó, tratar de influir en el electorado.
Entre los directivos hubo consenso en que difícilmente el
resultado de las encuestas tendrá una influencia en el resultado final de la
elección. Sin embargo, su posición contrastó fuertemente con la de todos los
académicos ahí reunidos, quienes señalaron, por una parte que una proporción importante
del electorado tiende a votar por “el ganador” (Julio Boltvinik) o bien, al
presentar un panorama sobre el cual se toman decisiones para el voto útil, el
cual sí llega a modificar los resultados de las contiendas (como argumentaron
Díaz Polanco y Crespo).
Un debilidad de las encuestas publicadas fue señalada por Juan
Reyes Campillo, quien dijo que los resultados se presentan con una votación
“efectiva” (descontando a los indecisos, a los que no saben o no contestaron)
de entre 80 y 90%, cuando los niveles de participación electoral en nuestro
país han llegado a 56% del padrón electoral, lo que hace poco confiable lo
publicado.
Con otra perspectiva, pero también poniendo en duda la
validez de las encuestas publicadas, Julio Boltvinik enfatizó dos debilidades
de las muestras: 1) el pequeño número de personas encuestadas para obtener
resultados a nivel “nacional” y, 2) la forma “aleatoria” cómo se elige dónde se
levantará la encuesta.
En cuanto al primer problema, señaló que las encuestas
publicadas por lo general se refieren a un “universo” de mil o un poco más encuestados,
perdiendo estadísticamente confiabilidad. Esto se suma al hecho de que las
encuestadoras están reportando un 50% de rechazo, es decir la mitad de las
personas a ser entrevistadas no quieren siquiera contestar.
Los resultados pueden inducirse mediante la muestra, de la
siguiente manera. Por azar en una muestra puede quedar incluido un número mayor
de zonas rurales que urbanas, algunos estados pueden quedar fuera, otros
dentro, etc. Pero el azar termina aquí. Como se construyen diversas muestras
para una misa encuesta, quien la paga puede elegir la “más favorable”.
Héctor Díaz Polanco coincidió con Boltvinik en el sentido de
cuestionar la neutralidad de las casas encuestadoras, de acuerdo con el
académico esto se debe a que son los partidos políticos o sectores específicos
con poder (televisoras, medios de comunicación, empresarios) los que pagan el
levantamiento de encuestas y deciden además cuáles publicar. Las encuestadoras
son empresas que, quieran o no, dependen de que el cliente se sienta
satisfecho.
En cuanto al efecto en el electorado, José Antonio Crespo considera
que las encuestas son utilizadas por los votantes “estratégicos”, es decir, por
quienes basan su voto en los sondeos, al percatarse que su favorito ocupa el
tercer sitio (o cuarto o quinto, según el caso), y opta por no
"desperdiciar" su voto, emitiéndolo en contra de su peor opción
De acuerdo con el analista, el voto útil en el año 2000, representó
aproximadamente 6% y se dio a favor de Vicente Fox. El voto útil provino del
PRD, y sin éste, Fox no habría ganado la elección. Aseguró que en 2006, el voto
útil provino del PRI y del PANAL, sin ese voto el fraude electoral, desde mi
punto de vista, no hubiera sido posible.
Agustín Porras se refirió al peligro que significa para la
elección tener un país gobernado a nivel estatal, casi en su totalidad, por el
mismo partido político. La estructura electoral y mediática está controlada por
los gobernadores y ellos jugarán un papel importante en la elección. Por ello
se hace necesaria una participación social fuerte, sobre todo de los sectores
inconformes con el estado actual de las cosas.
Dejo aquí mi comentario. Analizaré en próximas entregas
otros puntos expuestos en el seminario. Por ahora los invito a reflexionar sobre
su voto. Me duele pensar que podemos ser gobernados por un títere mediático o
por la derecha que ha llenado de sangre nuestro país y ha mostrado una
incapacidad absoluta para promover el desarrollo económico y la justicia
social. Daré mi voto por Andrés Manuel, el único candidato con
calidad moral para gobernar este país.
*adamian@colmex.mx,
aracelidamian.org
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2012::
No hay comentarios.:
Publicar un comentario