La encrucijada neoliberal
Jornada Jalisco
Calderón llegó al poder con la clara intención, pues, el mismo lo ha señalado, de continuar las políticas neoliberales de los presidentes que le antecedieron. Políticas que, no está por demás volver a decirlo, han provocado en un par de décadas la entrega del patrimonio nacional a los grandes capitales trasnacionales, el deterioro acelerado en los niveles de vida y de trabajo del pueblo de México, la destrucción deliberada de la economía campesina, la migración masiva de mexicanos a los Estados Unidos y, sobre todo, una concentración de la riqueza en unas cuantas corporaciones e “ilustres familias” que no tiene precedentes en nuestra historia.
Desde su campaña electoral el actual jefe del ejecutivo federal prometió, con el fin de obtener la bendición de la oligarquía neoliberal mexicana y del gobierno de los Estados Unidos, incluidos grandes empresarios, medios de comunicación, jerarcas religiosos y jefes de clanes políticos, hacer realidad las tan mentadas reformas “estructurales” que ni Zedillo ni Fox lograron amarrar durante sus respectivos sexenios.
Dichas reformas, que han sido presentadas por el gobierno y las grandes televisoras como la aparente fórmula mágica que sacará a nuestro país de su ancestral pobreza y atraso, en realidad pretenden profundizar de un modo definitivo las políticas neoliberales que desde 1982 han venido recetando a nuestros gobiernos los organismos financieros internacionales. Se trata de reformas que tienen una implicación política, histórica y social de la mayor trascendencia: 1) privatizar la industria eléctrica; 2) privatizar el petróleo; 3) gravar medicinas y alimentos y 3) modificar sustancialmente la legislación laboral en beneficio de los patrones con el fin de legalizar las formas de explotación que cotidianamente practican éstos y que son consideradas ilegales por la Ley Federal del Trabajo todavía en vigor.
Como podemos ver se trata de reformas que sustancialmente buscan la venta de aquellos recursos y activos de la nación que los anteriores gobiernos no pudieron rematar a favor de los consorcios multinacionales, acendrar la explotación capitalista y sangrar, aún más, la economía popular con el fin de inyectar dineros frescos a los grandes negocios privados y al interminable “saneamiento” de aquellos sectores que anteriormente fueron exprimidos por el gran capital.
Ya anteriormente Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo y Fox lograron consolidar algunas reformas y acciones fundamentales para los intereses de la oligarquía neoliberal; mientras que de la Madrid inició el remate de nuestro patrimonio, así como la pulverización de las organizaciones sociales, sindicales y campesinas que podrían haberse opuesto a dichas medidas, Salinas logró concretar tanto la contrarreforma constitucional agraria que abrió el camino al despojo generalizado de las tierras campesinas, como la firma del TLC con Estados Unidos y Canadá.
Los dos presidentes anteriores a Calderón tuvieron algunos “méritos” de importancia en aquello de los ajustes estructurales: 1) lograron frenar, con el apoyo unánime de la clase política mexicana, la demanda indígena de reconocimiento legal al trocarla por una reforma constitucional discriminatoria y regresiva en la materia y 2) pudieron consolidar, a favor de las grandes empresas, un conjunto de reformas secundarias en materias tan estratégicas como la forestal, la de aguas, la de minería y la de organismos genéticamente modificados, por mencionar algunas.
Actualmente Calderón, llegado al poder a través de una elección presuntamente fraudulenta y en medio de una crisis del Estado y sus instituciones de la mayor magnitud, no encuentra el modo de llevar a buen término las reformas estructurales que en sus tiempos de candidato prometió a los oligarcas que lo sostienen tras bambalinas. Simplemente digamos que el Presidente se encuentra en una encrucijada, una que pudiera abrir la puerta de la historia a los desposeídos de siempre y provocar verdaderos cambios estructurales a favor del pueblo mexicano. El tiempo zanjará la cuestión.
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