Lamentan la impunidad con la que se asesina a los activistas por la paz y los derechos humanos
La muerte de las niñas del Fresno evidenció la ineptitud de las autoridades, dicen
Seguidores de la iniciativa No más sangre, impulsada por el caricaturista Eduardo del Río (Rius), ayer en Guadalajara
Foto: FOTO LA JORNADA JALISCOANÍBAL VIVAR GALVÁN
“Hubo necesidad de que murieran esas niñas para que (los gobernantes) se dieran cuenta de su ineptitud. Estamos inconformes, lo hemos dicho muchas veces, de tanta ineptitud. ¿Qué espera Calderón para retirarse? Si no hay quien lo quite, él por dignidad debería renunciar, lo mismo que (Jorge) Aristóteles; no puso vigilancia y él le echó la culpa al narco y (Luis Carlos) Nájera se la echó a Aristóteles. El caso es que la colonia del Fresno estaba sin vigilancia”, dijo Catalina González, septuagenaria que exigía a las afueras del Palacio de Gobierno “no más sangre” junto con más de medio centenar de personas de diversos estratos sociales que se unieron a la campaña iniciada por el monero Rius para manifestar su descontento ante los hechos violentos.
“Ya murieron las niñas y ahora sí mandan patrullas, ¿ya para qué’?, ya que los papás decidieron irse de la ciudad por insegura”, aseguró mientras sostenía una cartulina con la leyenda “Felipe Calderón es un pobre lacayo de los gringos (los obedece ciegamente)”.
“¿Cuánta sangre más necesita el enano de Los Pinos para parar esta matanza entre mexicanos?, ¿cuantos niños más necesitan ser sacrificados? En Estados Unidos mataron a una niña e hirieron a una senadora y todo el país guardó un minuto de silencio, aquí Calderón no sale ni siquiera al balcón, está adentro de su búnker y no asoma ni las narices porque el pueblo no lo quiere, no sale ni siquiera a las calles, no puede convivir con su pueblo. "Ya basta de esto”, dijo Pablo Arellano mientras algunas personas detenían su caminar para escucharlo, entre tanto, otros leían los volantes que explicaban cómo dar a conocer el “encabronamiento, decepción, paranoia o apatía” por la situación que se vive en el país.
Con voz entrecortada y con mirada de coraje, Ana Luisa expresó la pena por la muerte de su hermano, quien pertenecía a una dependencia policiaca: “un hermano policía que no se quiso vender con el narcotráfico, ¿ustedes creen que un policía que es mandado al matadero con un arma mediocre, y a veces hasta sin tiros, tiene el entrenamiento o las armas para poder enfrentar a un enemigo de la magnitud del narcotráfico?”, y refiriéndose a los seis elementos de la Policía Estatal que resguardaban el ingreso de Palacio de Gobierno, cuestionó: “¿creen que estos compañeros que están aquí parados, con su sueldo viven holgadamente? Ésos que están cayendo en el combate tampoco viven bien. Ellos viven asustados porque si no se venden al narco los matan a ellos o a sus familias”.
Varios de los gendarmes apostados en la puerta del palacio sólo bajaron la mirada al escuchar a la manifestante.
Entre el contingente que inició su marcha en la Plaza del Inmigrante, localizada a las afueras de la Preparatoria de Jalisco, se observaban en su mayoría a personas de la tercera edad, y a algunos jóvenes y adultos.
“Cuando veníamos nos preguntaba una señora qué partido político estaba impulsando esta marcha, yo le dije que ninguno. Las balas no distinguen partidos. Las balas que está aventando el Ejército, las que está aventando el narco, ese fuego cruzado en el que van 30 mil muertos según cifras oficiales, esas balas no distinguen si eres de un partido o de otro.
¿Cuándo se había visto esto? Que saliera la gente a la calle a decir ‘ya basta, no más sangre’. Con qué facilidad matan a esa señora que estaba defendiendo a su hija porque la habían asesinado, con qué facilidad matan a quienes exigimos justicia, que exigimos vivir en paz, con qué impunidad lo hacen y sobre todo frente a los ojos de las autoridades”, dijo Víctor Novoa.
fuente: La Jornada Jalisco
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