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jueves, febrero 07, 2008

Opinión - Juan Gomez Partida

Agora

KK, DH Y Ramsar

Jornada Jalisco

Se llama Miguel Angel López Rocha y no tiene parentesco alguno con el secretario de Turismo de Jalisco, el millonario de los Guggenheim y las Torrena de utopía, pues si tuviera cercanía sanguínea seguro no habría sido víctima de la tragedia que hoy padece. Miguel es un niño apenas, pero se encuentra en estado de coma luego de caer a las aguas del río Santiago, el mismo del que nos quieren hacer consumidores consuetudinarios una vez que la faraónica presa de Arcediano –si es que alguna vez lo logran- se levante majestuosa destrozando de paso el hábitat de decenas de especies endémicas en la barranca de Huentitán.

Miguel, en su lecho de terapia intensiva, aglutina todos los males ambientales y políticos de Jalisco en su menuda persona, la prueba tangible de cómo el interés económico es el motor conductor de quienes detentan puestos públicos. El niño cayó a las aguas burbujeantes de excremento y metales venenosos del Santiago por vivir en uno de esos nuevos conjuntos habitacionales en los márgenes del nauseabundo canal que tiene lustros como herida sangrante a la intemperie, casas que las autoridades municipales y estatales autorizan desde hace años en los peores lugares y promueven con un afán tan intenso que causa suspicacias patrimonialistas.

No hay opinión que valga para detener esta depredación política y de los potentados económicos sobre la ciudadanía. La prensa jalisciense hemos documentado una y otra vez los peligros del Santiago, de los asentamientos humanos en áreas peligrosas, la Comisión Estatal de Derechos Humanos ha hecho pronunciamientos acerca de la severa contaminación en Juanacatlán y El Salto, los propios ciudadanos han realizado múltiples manifestaciones y han pedido la intervención de todo tipo de autoridades. Pero el dinero es el dinero y ante su poder no hay vida humana, animal o vegetal que importe.

Ahora en manos de una parte de la misma maquinaria culpable de su desgracia, seguro que hoy mismo el secretario de Salud saldrá con la calderonada de que el niño enfermó tan gravemente por causas ajenas a la contaminación, quizá debido a una dosis de rayos gamma de algún ovni que aterrizó en El Salto. Ya sabemos como estos panistas se las gastan para sacarse excusas inverosímiles en aras de continuar con su hálito celestial.

Ahí está el caso de la secretaria del Medio Ambiente, Martha Ruth del Toro, que ayer al presentar los once humedales que ya tiene Jalisco (casi todos contaminados, sobreexplotados y en algunos casos amenazados por la presión inmobiliaria fomentada desde el gobierno), dijo que le parecía adecuada la propuesta del senador priísta Ramiro Hernández de declarar zona de emergencia ambiental a la Cuenca del Ahogado, incluido Juanacatlán y El Salto. Pero ella sabe, como su jefe, que desviar el canal de aguas residuales para evitar su paso por la zona habitada, es una sencilla y económica solución que no se toma por negligencia vil, pero poco ha hecho para remediar la situación.

A cambio, la señora se dedica a promover asentamientos en zonas de amortiguamiento ambiental, como el caso de Charcos Azules, donde dijo que esa parte del bosque Los Colomos no es de reserva ecológica y hasta dio la autorización para que se construyan las casas rodeadas de arbolado en las que habitarán adinerados como los López Rocha, no los de El Salto por supuesto, sino los de las utopías vendidas como mercancía tangible.

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