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martes, septiembre 04, 2007

Teoría literaria.



Literatura : Revolución del Lenguaje.
Por: Javier Mendoza A.

Dentro de las actividades simbólicas del ser humano, el lenguaje se instala en un lugar privilegiado en el cual convergen sus principales contradicciones. Es ¨ ... el punto donde se articulan el consciente y el inconsciente, donde se articulan el principio del placer y el principio de la realidad, el deseo primario y el yo racional, la opresión social externa y la represión individual interna.¨(1)

Por medio de una dinámica de juegos de sentido que da creación al ¨símbolo¨ sujeto de una hermenéutica y una exegética, el artista intenta hablar de lo que se encuentra reprimido en el presente. Esto es posible debido a que el lenguaje nunca conlleva sólo una función denotativa-designativa, sino que se instala en el campo pleno de la connotación. Así, tiene una función tanto ocultadora como reveladora : siempre dice otra cosa además de lo que dice.

Y esto tanto en el plano individual, donde la expresión artística está ¨jaloneada¨ por las motivaciones y deseos privados del artista, como en el plano social, donde se cristalizan las fantasías colectivas, los mitos, las utopías y la visión del mundo del grupo social concreto que hizo posible el surgimiento del artista.

La Literatura es revolución en un doble sentido, o mejor dicho, a dos niveles. Es revolución del lenguaje en tanto que es subversión del orden lingüístico institucional del cual surge para, en la obra literaria, revitalizarlo, reordenarlo, renovarlo con nuevas ¨formas de producción¨ del sentido, con nuevas estructuras profundas de significación de factura individual, las cuales lentamente son absorbidas por el Sistema Lingüístico y Estilístico hasta institucionalizar esas nuevas estructuras de significación.

Y también es revolución porque ¨... si el objeto del arte es suprimir todas las represiones, y si la civilización es esencialmente represora, el arte es, en este sentido, subversivo de la civilización¨.(2)

Veamos el primer plano de la condición revolucionaria de la literatura -en tanto creación de nuevas estructuras profundas de significación- tratando de encontrar lo específicamente literario en los hechos de escritura.

Producción y Consumo de Significaciones.
Eliseo Verón (3) retoma las nociones de Noam Chomsky y su Gramática Generativa Transformacional y va más allá en el concepto de ¨Generar¨ del lenguaje, no ya solo como una explicitación desde el punto de vista lógico-formal, sino como una producción real de significados.

Esto quiere decir que el carácter generativo de una Gramática no solo es una capacidad productiva de un hablante-oyente ideal (competencia chomskiana) para producir-interpretar un numero indefinido de frases, sino que es, fundamentalmente, una capacidad real de producción de significados comunicativos.

Chomsky, en este sentido, se limita a una lingüística que tiene un objeto puramente teórico y esto le impide pasar del modelo ideal a un proceso empírico e histórico del uso humano del lenguaje. Sin embargo, la aportación de Chomsky es innegable al introducir un modelo dinámico y generativo (productivo) del lenguaje, en una ciencia donde antes de él se contaba únicamente con modelos taxonómicos y estáticos. Así, es necesario hacer la rectificación de referir esa productividad a un proceso real de producción y consumo de significaciones, para poder articularlo en una actuación empírica de los usuarios del sistema lingüístico.

Entendidos de esta forma, los procesos lingüísticos necesariamente condicionan la capacidad del usuario para producir e interpretar un numero indefinido (infinito) de proposiciones lingüísticas, pues el propio sistema lingüístico está determinado histórica y socialmente.

Este condicionamiento cultural no se realiza únicamente en dicha capacidad lingüística, sino también en el modo de percibir y articular el mundo. Esto es : pensamos como hablamos y hablamos como pensamos... ¨El lenguaje, producto social de una realidad dada, influye sobre el modo de pensamiento de los hombres en la medida en que influye sobre su percepción y su articulación del mundo y, por consiguiente, sobre su interpretación mental¨.(4)

Ahora bien, dentro de esta perspectiva de lingüística generativa ¿cómo se realiza esta producción de significados, esta producción de estructuras profundas de significación? Se realiza a partir de las decisiones selectivas y combinatorias movilizadas para construir un discurso, seleccionadas de entre el total de opciones de utilización de ejes semánticos de base, operaciones semánticas y formas semánticas actanciales, entre otros.

Ejes semánticos de base.
Recordemos que los ejes semánticos de base definen las oposiciones binarias que entran en juego en el proceso de semantización, constituyendo el ¨Mapa Organizativo¨ de dichas series de oposiciones.
Para ilustrar este punto, copiaré la presentación gráfica de un conjunto de ejes semánticos expuestos por Gilberto Giménez (5) en su análisis del documento del Episcopado Chileno ¨Fe Cristiana y Actuación Política¨, trabajo realizado a raíz del golpe chileno de Augusto Pinochet al gobierno de la Unidad Popular, y los intentos de la Iglesia por legitimar este golpe de estado en una proclama pública los días posteriores al Putsch.

Operaciones semánticas.
Las operaciones semánticas establecen asociaciones permitidas, asociaciones no permitidas y disociaciones, por medio de operaciones lógico-semánticas dentro de conjuntos de paradigmas, y pueden ser de tres tipos :
1.- De contrariedad
2.- De contradicción
3.- De implicación

Relaciones de contrariedad.
Este tipo de relaciones funda la antonimia u oposición de sentidos. Es una de las operaciones semánticas más importantes para la determinación del sentido estructural del texto. El lingüista Lyons distingue tres tipos de antonimia :

- La antonimia de complementariedad, en la cual la negación de un término implica la afirmación del otro, y viceversa.
Vgr.: Soltero - Casado
Macho - Hembra


- La antonimia propiamente dicha, que se realiza entre términos que implican algún género de gradación, basada en una operación explícita o implícita de comparación, o bien entre términos cuyo conjunto abarca más de dos elementos.
Vgr 1. Grande - Pequeño
Alto - Bajo
Vgr 2. La película es buena implica La película no es mala pero La Película no es mala no implica La película es buena por la existencia de más términos del conjunto : La película es regular, La película es intrascendente, etc.

- La antonimia de reciprocidad, que funda la relación de sentido que se da entre términos que implican una acción de reciprocidad.
Vgr. Comprar – Vender

Relaciones de Contradicción.
Funda lo que se llama incompatibilidad de sentidos en donde un sentido niega explícitamente o implícitamente a otro :
Vgr.: Materia vs Espíritu
Vivo vs Muerto

Relaciones de Implicación.
Establecen la pertenencia unívoca de dos sentidos. Existen dos tipos de implicaciones : recíproca y unilateral.

1.- Recíproca. Genera la sinonimia o identidad de sentidos.
Vgr. Mi consorte es bueno. "Mi Esposo es bueno". "Mi cónyuge es bueno". Aquí, consorte, esposo y cónyuge son sinónimos

2.- Unilateral. Genera la hiponimia, donde un sentido está incluido en otro no biunívocamente.
Vgr. Escarlata implica Rojo, pero Rojo no implica necesariamente Escarlata.


Formas semánticas actanciales.
Por último, las relaciones entre formas semánticas actanciales son las diferentes formas como es posible contar una historia o exponer un orden de ideas, dentro de una Gramática del relato. De este tercer grupo de elementos echan mano los escritores en la utilización del lenguaje para crear Literatura.

Estas Formas Semánticas han sido sistematizadas por A. J. Greimas en su Modelo Actancial del Análisis del Relato, en el cual se identifican los actantes (categorías abstractas de actores constituidos en base a la función que realizan), dentro de una estructura elemental de articulación narrativa :


Todos los relatos posibles son reducidos a la anterior estructura elemental, y el despliegue de los actantes es el despliegue del acto de narrar.

Habiendo visto la naturaleza de los tres elementos básicos que juegan en las estructuras profundas de significación, podemos concluir que cuando una determinada selección y combinación de ejes semánticos, operaciones semánticas y formas actanciales subvierten las utilizaciones institucionales del lenguaje, nos encontramos con Literatura.

En la medida en que se acerque la obra literaria a una mayor subversión del lenguaje, se podrá hablar de una mayor ¨literaturalidad¨ del texto, y viceversa.

Esta perspectiva de localizar el fenómeno literario en el seno íntimo del lenguaje y sus formas de producción no pretende agotar la complejidad del fenómeno, ni excluir otros acercamientos: está claro que la Literatura tiene múltiples niveles de lectura, de la misma forma como el lenguaje articula múltiples contradicciones humanas. Sin embargo, localizar el Hecho Literario en la selección y combinación de elementos y estructuras profundas de significación reporta el beneficio de considerar a la Literatura como un fenómeno de producción de significados, como una "generatividad".

Así como Eliseo Verón considera a la Ideología como un ¨Sistema Ideológico¨, como un ¨Proceso¨ dinámico, me inclino a pensar a la Literatura como un ¨Sistema de Producción de Significaciones¨ específicamente literarias.

Lo ¨revolucionario¨de la Literatura debe ser localizado -siguiendo esta perspectiva- en la forma de producción de significaciones literarias, independientemente del ¨tema¨ de la obra o de la forma final que adopte el texto.

Ahora bien, ¿ qué tipo de comunicación genera esta ¨literaturalidad¨ posible del lenguaje? ¿ Qué canal o canales específicamente artísticos utiliza el poeta en sus intentos por expresarse, que valiéndose de un lenguaje institucionalizado lo revoluciona en Literatura?

Para intentar dar respuesta a estas preguntas, es necesario remitirse a los estudios sobre la percepción cenestésica del ser humano, tema que abordaremos a continuación.

La percepción cenestésica como canal poético.
A partir de las investigaciones de René Spitz (6) conocemos la existencia de la percepción cenestésica y su enorme importancia para la supervivencia del niño y, más tarde, del hombre adulto.

Desde el nacimiento del infante, éste pasa de un estado de recepción pasiva de estímulos al ejercicio de relaciones de ¨objeto¨ activas. Aquí ¨objeto¨ se entiende desde el punto de vista psicoanalítico : el objeto libidinal como ¨... aquello en relación a lo cual o a través de lo cual el instinto es capaz de lograr su finalidad¨ (7)

En los primeros seis meses de vida del niño, y aún tiempo después, el ¨sensorium¨ del infante se encuentra en estado de transición. Con el crecimiento del lactante se realiza un cambio gradual desde una recepción-percepción cenestésica, hasta una percepción diacrítica. Es una transición desde un estado en el que el infante percibe solo emocionalmente, a otro donde percibe de una manera discriminativa (percepción diacrítica).

La recepción y percepción cenestésica de estímulos tiene lugar en el nivel de la sensibilidad profunda, y se realiza en términos totalistas de todo o nada. Las respuestas a la percepción cenestésica son respuestas también totalistas, como lo son por ejemplo las viscerales. Esta percepción cenestésica y sus respuestas correspondientes son completamente diferentes de las que actúan en la percepción y la comunicación de los adultos. Veamos las características de las dos organizaciones sensoriales del hombre, los dos sistemas donde se asienta su percepción :

Sistema Cenestésico.
Su operación no está localizada en ningún órgano sensorial especializado. Es un sistema que no está separado sino que es extensivo al propio cuerpo del sujeto. Por esto las sensaciones son también extensivas y sobre todo viscerales. Sus efectores (donde son percibidos sus efectos) son las musculaturas blandas, y su organización nerviosa comprende, entre otros, los sistemas simpático y parasimpático. Si el infante ha de sobrevivir, su organización cenestésica debe funcionar desde el nacimiento.

El sistema cenestésico responde a las señales no-verbales, no dirigidas, y son expresiones de un modo análogo a las señales en la comunicación animal centrada egocéntricamente en éste ( donde, por otro lado, existe un ¨egocentrismo¨ sin ¨ego¨).

Para el niño, las señales cenestésicas originadas en el clima afectivo de su relación con la madre, son los medios normales, naturales, de comunicación, a cuyas señales responde con una reacción totalista. De igual manera, la madre percibe las respuestas totales del infante, ya que durante el embarazo y el período que sigue después del parto se activa filogenéticamente su capacidad para una comunicación cenestésica con su hijo. Así, una madre que cría percibe señales de las que otros no se percatan.

Sistema Diacrítico.
Su operación implica los órganos sensoriales, sus sensaciones son intensivas, sus efectores son la musculatura estriada y su organización nerviosa está subordinada al Sistema Nervioso Central. El sistema diacrítico es troquelado culturalmente a partir del cenestésico. Es la imposición de la forma como percibe selectivamente el grupo social, tarea de educación que realiza la madre. Así, el niño aprende a percibir discriminativamente al seleccionar una entidad significativa de entre el universo perceptivo externo-contínuo, estableciendo gestalt-signos (estructuras de percepción).

En esta secuencia de desarrollo tenemos que el niño, dentro de su primer año de vida, construye el sistema diacrítico a partir del sistema cenestésico. Sin embargo, la capacidad para el uso de la percepción cenestésica es reprimida en su mayor parte en torno al período de latencia, abriéndose una grieta entre la percepción diacrítica (estructurada culturalmente) y la percepción cenestésica (instintiva).

Pero a pesar de que la organización perceptiva cenestésica haya enmudecido bajo la represión de la conciencia del hombre, continúa funcionando en secreto, sigilosamente, y desempeña un papel trascendental y determinante en nuestros sentimientos, en nuestros pensamientos y en nuestras acciones, aún cuando tratemos de mantenerla oculta.

Al haber evolucionado la organización sensorial diacrítica a partir de la organización cenestésica, los canales de conexión entre las dos organizaciones no quedan obstruidos del todo, ni siquiera neurológicamente.

La organización cenestésica continúa funcionando durante toda la existencia, tan potente como la fuente misma de la vida, aún cuando nuestra civilización occidental haya adaptado un ¨silenciador¨ a sus manifestaciones al sobrevalorar la percepción diacrítica ¨racional¨.

En casos de peligro o bajo tensión, las fuerzas arcaicas arrollan este silenciador e irrumpen con violencia aterradora con sensaciones que ya no están bajo el control racional consciente. Es entonces cuando nos enfrentamos con ¨descargas explosivas¨ más o menos imprevistas de emociones primitivas, con enfermedades psicosomáticas malignas o con ciertas formas de irrupción psicótica. En otras palabras : es el espectáculo terrorífico de la emoción al desnudo en el adulto.

Ahora bien, ¿ en dónde podemos encontrar las señales de una comunicación cenestésica en el mundo adulto, por lo general fuertemente reprimidas ? René Spitz nos dice que estos signos y señales, de las cuales el adulto difícilmente se percata y que no puede verbalizar, pertenecen a las siguientes categorías :

• Al equilibrio

• A la tensión ( muscular y de otro género ).

• A la temperatura

• Al contacto cutáneo y corporal

• A la vibración

• Al ritmo

• Al tempo

• A la duración

• Al diapasón

• Al tono

• A la resonancia

• Al ¨rechinar¨ ... y a un buen numero de otras.

¿ Y por qué el adulto parece no percatarse de estas señales ? Porque estas categorías de percepción profunda no están presentes en el sistema de comunicación consciente de los adultos, los cuales, en su comunicación, han reemplazado el uso de las señales pertenecientes a estas categorías por símbolos percibidos diacríticamente.

Aquellos adultos que han conservado la capacidad de hacer uso de una o de varias de estas categorías atrofiadas de percepción y comunicación, pertenecen al tipo de personas que tienen ¨dotes¨ especiales : compositores o músicos, pintores, poetas, escritores, bailarines, acróbatas, trapecistas, y muchos más que la sociedad considera como personalidades hipersensibles y lábiles.

Y ciertamente estas personas especialmente dotadas difieren del ciudadano occidental medio, el cual ha acentuado en su cultura la percepción diacrítica al ser ésta más conveniente para desenvolvernos en un medio donde impera la competencia, la búsqueda y acumulación del dinero y el éxito obtenido a costa de los demás. En otras palabras, la sobrevaloración de la percepción diacrítica corresponde a nuestro acoplamiento al principio del rendimiento del que nos habla Marcuse.(8)

Los poetas y los literatos han conservado la capacidad de hacer uso de señales cenestésicas tales como : el ritmo, el tempo, la duración, el tono, la resonancia, la vibración ... señales que pertenecen tanto a la música como a la literatura pues ¿ acaso la poesía no es un ¨canto hablado¨, una música literaria, intuitiva o artesanalmente elaborada ?

Con el respaldo de esta argumentación podemos afirmar que el poeta, el literato, re-crea con símbolos lingüísticos diacríticos una comunicación cenestésica, recorriendo en sentido inverso la evolución y su concomitante troquelamiento cultural. En sus obras, el escritor produce e imita señales de categorías sensoriales que por lo general están ausentes en la comunicación ¨normal¨ no-literaria, y con esto estimula en el lector o en el oyente un goce artístico.

En esta ¨recreación cenestésica¨ identifico una subversión del lenguaje al liberarnos de la imposición cultural del uso de la percepción y la comunicación diacrítica. Al estimular los canales cenestésicos, el poeta intenta suprimir la represión de la civilización y de sus símbolos, por lo menos en el propio campo poético. Análogamente, en pintura el camino recorrido por pintores como Joao Miró o Picasso fue precisamente el de la abolición de la forma ¨adulta¨ para regresar al venero de la percepción ¨infantil¨ con la creación de un lenguaje ¨desculturizado¨ y contrapuesto al lenguaje oficial de la Academia.

En nuestra cultura, las sensaciones propias más profundas no llegan a nuestro conocimiento, y en el caso de que lleguen no se vuelven significativas. La introspección está descartada por ¨malsana¨ (léase: ¨improductiva¨) y se le mira con recelo, de tal forma que apenas y somos conscientes de lo que ocurre en nuestro interior. Acaso este mundo interior (tan basto y complejo como el mundo exterior) emerge a la conciencia en situaciones atípicas, como cuando nos sentimos enfermos o bajo enormes fuerzas de estress, y es entonces cuando sí reparamos en lo que sucede en nuestro interior.

Ignoramos y reprimimos estos mensajes cenestésicos, pero les tememos y revelamos ese temor de muchas formas. Encontramos que las premoniciones son desagradables y tratamos de negarlas, o cuando menos de racionalizarlas. Al ¨adivino¨, al ¨hipnotizador¨, al ¨medium¨ los reunimos en un solo costal y los vemos como perturbadores de nuestro universo racional. Condenamos la intuición y nos burlamos de ella en discursos ¨científicos¨ , con lo cual manifestamos nuestro desconcierto ante lo que no puede explicarse racionalmente.

Lejos de estar alerta y percibir cambios en nosotros o en los otros, no nos fijamos en ellos y mucho menos los sabemos interpretar. En cambio, cualquier animal sabe como una cosa corriente cuando alguien tiene miedo de él y en consecuencia actúa sin vacilación sobre este conocimiento. Pero la mayoría de nosotros somos incapaces de reaccionar ante un hecho tan elemental como este.

La percepción cenestésica puede explicar muchos ¨dones¨ en apariencia sobrenaturales, como el presunto don místico para el vaticinio que tienen los pueblos primitivos. En algunas sociedades iletradas, se utilizan libremente medios auxiliares para facilitar la regresión a los niveles cenestésicos, los cuales o bien tienden a inhibir el ¨yo¨ (orientado diacríticamente), o bien refuerzan el funcionamiento de la organización cenestésica. En el primer caso tenemos : el ayuno, la soledad, la oscuridad, la abstinencia sexual, es decir la privación de los estímulos. En el segundo caso tenemos las drogas, los ritmos, los sonidos, el alcohol, etc.

Conclusiones.
- La Literatura es una ¨revolución¨ del lenguaje en la medida en que su modo de producción de significaciones literarias opera en forma diferente o contra el modo de producción institucional del lenguaje, subvirtiéndolo en este proceso e impulsándolo al revitalizarlo, reordenarlo y renovarlo constantemente

- Este ¨modo de producción¨ de significaciones literarias implica tanto a la Institución Lingüística (históricamente determinada), como a usuarios singulares en el uso concreto de esta potencialidad, al seleccionar y combinar discriminativamente determinados ejes semánticos de base, determinadas operaciones lógico-semánticas y determinadas formas actanciales de la gramática del relato en la creación de sus textos. Así, la Literatura es una ¨Generatividad¨ de un ¨Sistema Literario¨.

- La Literatura es también ¨revolución¨ al utilizar el canal cenestésico de percepción profunda, liberándonos de la imposición cultural presente en la comunicación consciente-diacrítica, la cual es sobrevalorada y puesta al servicio del rendimiento social.

- La subversión del lenguaje en sus estructuras profundas de significación se localiza mayormente en la narrativa, y la subversión de la utilización del canal cenestésico se localiza en la poesía, aunque esto nunca se da en forma tajante ni exclusiva.

Bibliografía:

(1).- Igor Caruso, citado por Raúl Páramo Ortega, ¨Obras en castellano, de los años 1963 a 1982¨, pág. 168, Editorial Grupo de Estudios Sigmund Freud, 1995.
(2).- Norman Brown, citado por Raúl Páramo Ortega,¨Obras en castellano, de los años 1963 a 1982¨, pág. 183.
(3).- Verón, Eliseo, ¨Condiciones de Producción, Modelos Generativos y Manifestación Ideológica¨,incluido en ¨El Proceso Ideológico¨, Ed. Tiempo contemporáneo, Argentina, 1976.
(4).- Schaff, Adam, ¨El Marxismo y la Problemática de la Sociología del Conocimiento¨, incluido en ¨El Proceso Ideológico¨, O.C.
(5).- Giménez, Gilberto, ¨Ensayo de Análisis Ideológico y Socio-lingüís tico de un Documento de la Conferencia Episcopal Chilena¨, Revista Contacto, numero doble 1 y 2, 1975.
(6).- Spitz, René, ¨El Primer Año de Vida del Niño¨, Fondo de Cultura Económica, México, 1983.
(7).- Freud, Sigmund, ¨Instincts and their Vicissitudes¨,Standard Edition, 14, citado por René Spitz, ¨El Primer Año de Vida del Niño¨, Fondo de Cultura Económica, México, 1983.
(8).-Marcuse, Herbert, ¨Eros y Civilización¨, Editorial Joaquín Mortiz, México, 1970.

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